THE WICKER MAN (2006, Neil LaBute) The Wicker Man
Pocas películas han sido peor recibidas por la crítica y público norteamericano de estos últimos años como este THE WICKER MAN (2006), con el que Neil LaBute acometió una nueva versión de la película del mismo título firmada a inicios de los setenta por Robin Hardy. Ambos títulos parten del guión elaborado en su momento por Anthony Shaffer, aunque el propio LaBute es quien ha decidido actualizar, remozar y modificar aquellos elementos que ha considerado de interés. Quizá en ello se pueda explicar el exagerado rechazo que ha conocido la apuesta del escritor y cineasta, puesto que tuvo la osadía de retomar un referente cinematográfico que ha quedado como una auténtico cult movie. Como quiera que no he contemplado el título filmado en la década de los setenta, sí que puedo hacerme una idea del mismo en función de las reseñas ofrecidas por comentaristas que me merecen bastante confianza, y que hablan de la pobreza de su elemento exclusivamente cinematográfico quedando, por tanto, imbuido el relato de una serie de efectismos eighties, que quizá el amplio número de aficionados que tienen en alta estima aquella película, no sepan o ni siquiera se planteen, cuestionar.
Así pues, LaBute –supongo que de antemano sabiendo que el proyecto se planteaba polémico-, no flaqueó a la hora de plantear una serie de cambios a la historia recuperada. Modificaciones como forzar una colonia enclavada en una isla y alejada del progreso, cuyos aspectos y tendencias se encuentran anticuados en varios siglos. Hasta allí llegará un agente –Edward Malus (Nicholas Cage, más sobrio de lo habitual, con un aire más que nunca “berlusconiano”)-, al recibir un mensaje de una antigua novia suya que de repente desapareció, tras bastante tiempo de noviazgo. Edward viajará hasta dicha isla, y ya desde el primer momento se observará el hecho de que los habitantes de la misma no desean ser molestados. Una vez nuestro protagonista penetra en este microcosmos, lo que él no advierte es que jamás podrá salir de allí, y el más pequeño instante que observe y viva, por muy casual que aparezca, en realidad está preparado por las mujeres de la zona. Aún así, la chica que en el pasado amó a Edward le manifiesta sus dudas sobre donde o en que estado se encuentra su hija, diciéndole que él es el padre de la pequeña. En ese momento, nuestro protagonista podrá un empeño casi inhumano para intentar recuperar a la niña, lo que le llevará a vivir augurios y situaciones poco gratas. Unas situaciones estas además siempre protagonizada por mujeres, que no dejan de ser una aplicación humana de las formas de organización de las abejas –cuyas colmenas son los principales cultivos de la isla-, describiendo una sociedad dominada por el matriarcado y absolutamente desconectada del mundo moderno. En este sentido, es evidente que THE WICKER… conecta de forma clara con ese conjunto de películas, generalmente escoradas en el terreno del cine fantástico, que describen en su argumento parábolas bastante meridianas del estado de la sociedad norteamericana posterior al 11S. En esta misma vertiente podemos destacar varias de las últimas películas de M. Night Shyamalan –curiosamente también despachadas con desdén por la crítica de su país, aunque no tanto por el público-, o incluso WAR OF THE WORLDS (La guerra de los mundos, 2005) de Steven Spielberg. Son, en su conjunto, relatos dominados por ese estado de angustia y paranoia, en los que se contrapone un evidente choque de mentalidades, y que no contribuyen más que a subrayar el estado de desconcierto de la más cercana “América profunda”, tras un traumático acontecimiento que noqueó una existencia hasta entonces dominada por una frágil convivencia y que en realidad siempre ha escondido enormes fisuras.
Dentro de ese contexto, es curioso señalar que buena parte de las película de LaBute se han rodado “a la manera de”, retomando en su formulación genérica los rasgos de los cineastas y ejemplos antes citados. Quizá esta circunstancia es la que hasta el momento haya impedido reconocer a su cine una serie de propiedades a mi juicio evidentes. Ni que decir tiene que en todas ellas se muestra la nada solapada misantropía que marca la obra de este intelectual –y que tiene sus exponentes más directos, en los títulos que ha realizado provenientes de su propia creación literaria; IN THE COMPANY OF MEN (En compañía de hombres, 1997), YOUR FRIENDS & NEIGHBORS (Amigos y vecinos, 1998), THE SHAPE OF THINGS (Por amor al arte, 2003)-. Sin embargo, más atractivo resulta detenerse en ese estilo, por así decirlo “metálico”, que a mi juicio describe sus rasgos de realización. En la película que nos ocupa podemos detectar una notable destreza en la utilización del formato panorámico, su siempre magnífica dirección de actores –en la que se puede consignar la fugaz presencia de Aaron Eckhart- y el hecho notorio de que el realizador huya desde el primer momento por la potenciación de la intriga. En sus imágenes se apuesta más por la metáfora, por ese rasgo de parábola revestida de humor negro. Ese rasgo, esa ironía, es la que finalmente subyace en un relato en donde el hombre se convierte en una víctima de un matriarcado nada solapado –algo así sucedía a título individual en la incómoda y ya citada THE SHAPE OF THINGS-, en una propuesta que, cierto es reconocerlo, no alcanza el nivel del resto de títulos de su filmografía –todos ellos a mi juicio revestido de un notable interés-. En esta ocasión podemos detectar desequilibrios y salidas de tono –esas secuencias que, a modo de flash, recuerdan al protagonista la tormentosa referencia del incidente con el coche tripulado que ha vivido traumáticamente en el inicio-, y en esa deliberada huída de la intriga, quizá haya dejado escapar una vertiente de resultado seguro.
En cualquier caso, creo que aún contando con esas limitaciones, THE WICKER… (2007) se sigue con interés, cuenta con secuencias y momentos magníficos, especialmente integrados en la segunda mitad del relato –el tropiezo del protagonista con una colmena deviene en una auténtica pesadilla en la que deambulará junto a una acumulación de estas, dispuestas en su estructura como otra colmena gigante; la secuencia en la que conversa por vez primera con la Hermana Sister Summersisle (Eileen Burstyn); el fragmento final que se describe como un auténtico calvario para el protagonista-. Consignemos por último que los minutos finales del mismos insertan un divertido epílogo –en el que intervienen fugazmente James Franco y Jason Ritter-, que prolonga sarcásticamente el poder de la estructura matriarcal existente en la isla californiana, y que en el DVD se incluye un final alternativo que –además de eliminar la secuencia antes citada-, hace explícitas las atroces torturas vividas por Malus. Honestamente, y pese a la percutante eficacia de la alternativa finalmente desechada, creo que el cineasta y escritor supo obrar con acierto, logrando resaltar de la sugerencia una de sus mejores aliadas. Por ello, y sin ser un film plenamente logrado, creo que THE WICKER MAN versión LaBute no mereció el varapalo que recibió en el momento de su estreno en USA.
Calificación: 2’5
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