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CINEMA DE PERRA GORDA

THE LAST FRONTIER (1955, Anthony Mann) [Desierto salvaje]

THE LAST FRONTIER (1955, Anthony Mann) [Desierto salvaje]

Sin temor a equivocarnos podemos definir THE LAST FRONTIER (1955, Anthony Mann) –jamás estrenada comercialmente en nuestro país, aunque denominada en pases televisivos DESIERTO SALVAJE-, como una película cuyo contenido esencial es la búsqueda de la comprensión en el ser humano, y lo difícil que es dar y recibir ese rasgo, no solo en el contexto que expresa el film de Mann, sino como metáfora de dicha incapacidad en cualquier ámbito de existencia. Cierto es también que a través de este rasgo primordial, la película nos ofrecerá el sempiterno conflicto entre civilización y primitivismo, entre la libertad del individuo y el enconsertamiento que –a todos los niveles- ha venido proporcionando el seguimiento ciego de rígidas normas introducidas en una convivencia social. En esta ocasión, se hará especial hincapié en el estamento militar, pero igualmente –y de forma bastante sutil- la película mostrará las limitaciones que para cualquier hombre libre podría imponer la presencia del cristianismo. Indudablemente es un tema que su guionista –Philip Yordan-, trataría con cierta frecuencia en sus aportaciones para el cine –en esta ocasión tomando como base una novela de Richard Emery Roberts-, aunque en esta ocasión puede decirse que, más allá de de la conexión de esta película con el resto de westerns rodados, cabría destacar lo insólito de algunas de sus características.

 

THE LAST… se inicia con la presentación del personaje protagonista -Jed Cooper (Victor Mature)-, acompañado de su fiel amigo Gus (James Withmore) y Mongo (Pat Hogan). Ambos son expertos exploradores y han sido sorprendidos por un contingente de indios, que se apropian de sus caballos y sus capturas de pieles a cambio de dejarles con vida. Los tres llegarán hasta un fuerte realizado por los confederados y encabezado por el amable capitán Riordan (Guy Madison). Este les propone ser contratados en el recinto, proposición que estos aceptan aunque muy pronto tengan que sobrellevar el extrañamiento que les produce el ejército, al tiempo que sufrirán su inadaptación como seres libres que son, dentro de un contexto dominado por la disciplina. Sin embargo, hay algo que marcará en nuestro protagonista una especial fascinación; el descubrimiento de una rubia de buena presencia –Corinna (una joven Anne Bancroft)- que inicialmente se muestra despectiva con él, aunque en su interior manifiesta el mismo sentimiento que este siente por ella. Pese a esta mutua atracción, un elemento impide que esta situación pueda superar el estado latente; ella se encuentra casada con el coronel Marston (un sorprendente Robert Preston). Marston en un militar dominado por el resentimiento de un pasado definido por su irreflexivo sentido de la lucha, anclado en una concepción de lo militar escorada en lo más rancio y adusto del militarismo. Cooper logrará rescatar a los componentes de la misión que comandaba Marston, chocando muy pronto este a su llegada con Riordan y también con el propio Cooper. En un fuerte dominado por los enfrentamientos latentes, Corinna no dejará de encontrarse con Jed, e incluso sutilmente le propondrá que elimine a su marido. Es algo que este, con cierta simpleza y sin pretenderlo, logrará, cuando en una misión de rastreo el coronel caiga en una trampa y Cooper se niegue a rescatarle. Una vez regresa al fuerte la esposa de Marston se lo recriminará, lo que permitirá que finalmente decida rescatarlo. A partir de ahí, los enfrentamiento más o menos latentes, serán norma corriente en el fuerte, mientras que el trío de exploradores se diseminará, especialmente en el caso de Cooper, quien huirá de allí al ser acusado de un asesinato –se ha peleado con un oficial que buscaba eliminarlo a él-. Mientras tanto, y pese a la oposición latente de sus soldados, Marston auspiciará una operación para liquidar a los indios que les llevará a una enorme sangría de vidas humanas, y que incluso llegará a segar la del propio artífice de la refriega. A partir de esta sangrienta batalla, la serenidad retornará a un fuerte dirigido de nuevo por Riordan. Pero al mismo tiempo la relación entre Cooper y Corinna podrá ser una realidad y, sobre todo, lo acontecido permitirá a nuestro protagonista haberse transformado de un hombre libre y casi sin civilizar, hasta integrarse en un entorno que ha encontrado finalmente atractivo, y en donde quizá pueda proseguir el devenir de su vida.

 

Antes lo señalaba y me gustaría incidir en ello, ya que uno de los rasgos de THE LAST FRONTIER reside precisamente en el alcance insólito de su propuesta. Y es algo que se manifiesta precisamente en su secuencia de apertura con la insólita situación que se plantea ante los indios, en la que el trío de exploradores actúan como si estos no se encontraran a su lado. Este elemento de presencia de constantes sorpresas se sucederá a lo largo de diversos pasajes y situaciones de la película. Por ejemplo, la manera con la que se sucede la caída de Marston a la trampa, en una secuencia totalmente desdramatizada e incluso revestida de un cierto tono de comedia. Ello no debe llevarnos a decir que Mann se olvidara de sus características y el mundo personal que expresaba en el género, que en todo momento estará presente mediante un admirable uso de los paisajes a la altura de sus mejores títulos, y contando para ello con una magnífica utilización del Scope. Sin embargo, lo mejor de THE LAST… reside, a mi juicio, en esa apuesta por elementos sorprendentes y desdramatizados y, de forma muy especial, en los numerosos instantes de carácter intimista que pueblan la función. Instantes por lo general centrados en la relación entre Cooper y Corinna, que nos brinda el que quizá sea el momento más hermoso de la película, cuando mientras el primero de ellos está cocinando unos peces que ha pescado, le pide a esta que quiere ser su amigo. Un momento maravilloso que –al igual que el conjunto de su labor en la película-, permite considerar a su interpretación, como una de las más apreciables de la filmografía de Victor Mature. Pero esa inclinación hacia momentos intimistas se extenderá incluso entre Cooper y su eterno amigo Gus, quien desde el primer momento ha intuido las complicaciones que para su compañero del alma proporciona la relación que mantiene con Corinne. Y es precisamente dentro de ese mismo ámbito, donde podemos detectar las mayores debilidades del conjunto. Me estoy refiriendo a la escasa progresión con la que muestra en pantalla la relación de Ben con la esposa del coronel. A esa ausencia de una necesaria sutileza, cabría añadir el miscasting ofrecido con la presencia de la fría Anne Bancroft para este rol tan importante.

 

En cualquier caso, THE LAST FRONTIER es un film francamente valioso, coherente con la aportación previa al género por parte de Anthony Mann, y que debe ser reivindicado en la medida que es una de las aportaciones suyas menos citadas, escondiendo entre sus imágenes propuestas y sugerencias más que interesantes. Si a ello añadimos la pericia técnica de Mann en los rodajes –esa grúa que se eleva sobre el fuerte desde el exterior una vez los tres exploradores se integran en el mismo, sugiriendo una especie de prisión para ellos; el larguísimo travelling lateral cuando Riordan va presentando a Marston a los soldados que están en estado de revista-, obtendremos motivos más que sobrados para intentar no olvidar su resultado a la hora de hablar o evocar el conjunto de los westerns de su realizador.

 

Calificación: 3

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