WHAT PRICE HOLLYWOOD? (1932, George Cukor) Hollywood al desnudo
Primera de las películas que George Cukor rodó en la R.K.O. a inicios de la década de los treinta, no cabe duda que nos encontramos con uno de los exponentes más valiosos de la filmografía del norteamericano en aquella década. Puede ser que su recuerdo quede enturbiado por los títulos que Cukor rodó al amparo de las más conocida Metro Goldyn Mayer, poblado con más estrellas en su reparto. Sin embargo, pienso que no es de justicia relegar una serie de títulos bastante atractivos, que ya demostraban de manera más que incipiente la personalidad cinematográfica –también las limitaciones- de su artífice. En ese contexto, WHAT PRICE HOLLYWOOD? (Hollywood al desnudo, 1932) emerge con notable fuerza casi siete décadas después de su realización, manteniendo la vigencia de una mirada particularmente crítica y distante, contra un mundo de ensueño por el que suspiraban miles y miles de personas en aquellos años difíciles de la Gran Depresión norteamericana. Es decir, que la andadura de esa humilde Mary Evans (Constance Cummings), que desde su humilde trabajo como camarera, desea sublimar su gris existencia soñando su participación en un mundo de ensueño. Se trata de un anhelo que la cámara de Cukor mostrará con un irónico sentido de la comedia, por medio de esos suspiros y actitudes ridículas mostradas por la protagonista, al desear ser la partenaire de Clark Gable.
Puede decirse a este respecto, que el resto del film de Cukor mantendrá esas características cinematográficas. Un desarrollo expresado con una narración despojada de artificios, inquieta a la hora de utilizar recursos específicamente visuales que desviaran, definida claramente en una notable sobriedad a la hora de plasmar los elementos más presumiblemente melodramáticos de la historia –a lo que contribuye no poco la casi total ausencia de banda sonora-, y finalmente incidiendo en una visión que combina dichos elementos provenientes del drama, con la incorporación de constantes apuntes de comedia –especialmente en los instantes de cierre de sus secuencias-, que incidan en esa claramente deseada desdramatización. En cualquier caso, más allá de la constante aplicación de estos rasgos, si algo destaca en la estructuración dramática de WHAT PRICE…, es de manera muy particular la apuesta por la secuencia como elemento esencial, disgregando su argumento a modo de pequeños episodios independientes. Será, que duda cabe, uno de los elementos que definen más claramente el cine posterior de Cukor, e incluso en algún caso concreto, podemos decir que algunos de los momentos mostrados en esta película, indudablemente ejercieron como referente para posteriores títulos firmados por el propio realizador –pienso en la secuencia con la que se marca el trágico destino del director de cine Max Carey, consumido por su adicción al alcohol, que nos remite a la posterior del personaje que encarnaba John Barrymore en DINNER AT EIGHT (Cena a las ocho, 1933)-. Es algo que igualmente podríamos señalar del arugmento del film, que Cukor sin duda tendría en mente, cuando en 1954 firmara una de sus grandes obras –A STAR IS BORN (Nace una estrella)-.
En cualquier caso, es en ese aparente desapego por la trama argumental, donde a mi modo de ver se encuentra el mayor elemento de interés de una película que sabe dejar de lado cualquier secuencia pretendidamente grandiosa –la elipsis nos escamotea por ejemplo la concesión a la protagonista del Oscar a la mejor actriz-, sirviéndose de la presencia de titulares de prensa, e incluso incorporando esas gacetillas de chismes que sirven como crónica inoportuna e irónica de los principales giros que se producen en la narración. En este sentido, uno de los momentos más divertidos de la función, al tiempo que revestidos de la estupidez que rigieron y siguen rigiendo los pretendidos cronistas de la prensa del corazón, se plantea en la secuencia que el matrimonio de Mary y su esposo Lonny Borden (Neil Hamilton) tienen que interpretar el recibimiento y la respuesta a una cargante periodista del corazón que los acosa con estúpidas preguntas. Pero hay que reconocer que el film de Cukor sabe mostrarse sobrio en sus pretensiones, al tiempo que considerablemente cínico en el alcance de crítica que expone, siempre teniendo en cuenta el momento en que la película se rodó, que conlleva un tratamiento más o menos suave de la figura del manipulador y divertido productor encarnado por Gregory Ratoff.
Más allá de esa alternancia de drama y comedia, de la contención y relación que ofrece el relato, lo cierto es que WHAT PRICE HOLLYWOOD? sigue manteniendo su vigencia como crónica y al mismo tiempo desmitificación de los modos de funcionamiento de la fábrica de sueños. Una crónica que evidentemente mantiene no pocos de sus tópicos, pero al mismo tiempo los ofrece de manera realista y con innegable distanciación. En este sentido, en más de un momento la propia configuración a través de secuencias a modo de episodios, teniendo como eje el mundo del Hollywood, me recordó bastante la posterior THE ERRAND BOY (Un espía en Hollywood, 1961) con la que Jerry Lewis mostraba esa otra mirada hacia el contexto de la “fábrica de sueños”, en este caso lindando con su peculiar visión de la comicidad cinematográfica, mientras que Cukor, alternando comedia y apuntes irónicos y cómicos, lo efectuó tres décadas antes. En ambos casos nos encontramos con referentes de indudable interés, aunque el título que comentamos mantenga sorprendentemente una extraña vigencia, que incluso no llega a enturbiar su convencional pero al mismo tiempo lógico desenlace. Ha habido tantos agudos apuntes críticos a lo largo del camino, y su mirada ha sido en todo momento tan escéptica y distante, que le podemos perdonar esa ligera concesión a la convención.
Calificación: 3
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