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CINEMA DE PERRA GORDA

YOU GOTTA STAY HAPPY (1948, Harry C. Potter) ¡Viva la vida!

YOU GOTTA STAY HAPPY (1948, Harry C. Potter) ¡Viva la vida!

YOU GOTTA STAY HAPPY (1948. ¡Viva la vida!) supone un ejemplo perfecto del nivel medio que definía la comedia americana de finales de los cuarenta. Con el ocaso de las aportaciones de Preston Sturges, la intermitencia producida por la aportación de Howard Hawks, Frank Capra, Mitchell Leisen y George Cukor, y la cada vez más inexistente presencia de los ya envejecidos grandes cómicos, todavía quedaban algunos años hasta que la presencia de realizadores como Frank Tashlin y, posteriormente, Edwards, Quine, Donen, Lewis, Wilder y otros, renovaran y pusieran de moda un género que proporcionó al cine norteamericano algunas de sus mejores páginas. En medio de dicho contexto, la presencia de realizadores como Henry C. Potter o Alexander Hall se erigían en portadores de esa comedia mediana y eficaz, en ocasiones con destellos de imaginación, en otra demasiado deudores de la vertiente blanda y familiar de la misma. Se trata de una referencia que, punto por punto, define esta entrañable producción de la Universal International, que en su aspecto positivo encuentra una impecable construcción como comedia de situaciones, mientras que atesora como principal debilidad el convencionalismo con el que se describe la progresiva relación que irá ligando a la pareja protagonista, dentro de unos márgenes por completo integrados dentro de una visión familiar y conservadora de la existencia.

 

La película se inicia mostrándonos las –al parecer- constantes inseguridades demostradas por la multitudinaria heredera Dee Dee Dillwod (Joan Fontaine). Se encuentra a punto de contraer matrimonio con el sexto de sus pretendientes, aunque hay algo en él que no soporta –la presencia de sus constantes interjecciones de garganta-. Al final contraerá matrimonio con él, pero ya en su noche de bodas demostrará la aversión que le provoca, llegando a huir de su lecho nupcial antes de iniciar el viaje de novios. En su huída topará con un adusto piloto –Marvin Payne (James Stewart)- que ha decidido hospedarse en la habitación contigua del recién formado y frustrado matrimonio, refugiándose en la misma y atormentando al somnoliento piloto que sufrirá no pocas penalidades antes de poder descansar unas pocas horas. A la mañana siguiente –y siempre bajo una identidad ficticia-, logrará convencer al piloto para viajar con él en su cochambroso avión de mercancías, en el que también se encontrarán presentes una pareja de recién casados, un veterano contable que ha decidido huir tras realizar un importante desfalco, un mono ¡que fuma puros!, e incluso un ataúd conteniendo un cadáver. Junto a Marvin y su copiloto, socio y amigo –Bullets Baker (Eddie Albert)-, Dee Dee viajará en dicho avión hasta la propia Chicago, dándose cuenta que en Marvin ha encontrado la persona que ha estado buscando siempre. Se trata de un sentimiento más o menos compartido por el vocacional piloto, pero que este de alguna manera no contempla en su disposición vital, y que su timidez y taciturna personalidad impide expresar ante la muchacha. Todos los pasajeros del avión vivirán la intensidad de una gran tormenta, teniendo que realizar un aterrizaje forzoso que les acercará a una granja poblada por una familia con diez hijos, donde nuestros protagonistas –e incluso el contable estafador- se apercibirán de la autenticidad de la vida familiar, exteriorizando Marvin y la multimillonaria sus sentimientos –sin ella desvelar todavía su auténtica identidad-.

 

No será muy difícil lo que acontecerá en los minutos finales de la función, pero si más no, lo cierto es que YOU GOTTA... se erige como una comedia competente, que mantiene cierto eco con el IT HAPPENED ONE NIGHT (Sucedió una noche, 1935) de Frank Capra, en la que cabe destacar la fluidez y progresión de su guión –obra de Karl Tunberg, partiendo de una historia de Robert Carson-, convenientemente llevado a la pantalla por parte de Potter. Ya desde sus imágenes iniciales asistiremos a la presentación y apercibimiento de la inseguridad de la protagonista, que tendrá su manifestación más divertida en la plasmación de los instantes en que esta decide finalmente aceptar el matrimonio –la planificación y los planos de detalle insertados por el realizador, con la repercusión sobre el rostro de esta, y la presencia de ese tic en el novio, son realmente hilarantes-. A partir de la ceremonia, la película procederá con la constante incorporación de apuntes de comedia –las situaciones provocadas en el hall del hotel, la larguísima secuencia en la que Dee Dee impedirá que Marvin duerma, la posterior matutina en la que el efecto de los sedantes impedirá que la heredera pueda despertar, provocando constante situaciones cómicas-, hasta que llegue el momento del vuelo en el destartalado aparato con el que Marvin desea establecer su humilde línea aérea. Será en este momento cuando de alguna manera nos demos cuenta, dentro de la eficacia del conjunto, que al film de Potter le falta ese “gramo de locura” que separa las comedia más o menos eficaces, de las realmente grandes. Sin dejar de resultar un fragmento aceptable, no cabe duda que este se prestaba para un tratamiento más delirante –no hay más que recordar ese sentido del absurdo que podía registrar ARSENIC AND OLD LACE (Arsénico por compasión, 1944. Frank Capra), partiendo de premisas absurdas parejas-, aunque en dicho fragmento se registre la mejor idea de toda la película –ese plano de la reacción de los pies de los protagonistas, cuando Marvin le propone a Dee Dee a que prosiga con él en el vuelo hasta el final del recorrido-.

 

Más adelante, con la llegada a la vieja granja poblada por la numerosa familia, los toques divertidos –la presencia de ese teléfono que comparten todas las viviendas limítrofes, la divertida ayuda de los propietarios de un tractor, con la condición de ver al mono fumando-, se intercalan con una visión de las ventajas de la vida familiar, que se erige como uno de los frentes más endebles de la función -¡que diferencia con el planteamiento que ofrecía REMEMBER THE NIGHT (Recuerdo de una noche, 1940. Mitchell Leisen) de una situación bastante similar!-. Pese a esa clara apuesta por la “normalidad” de la vida de familia, no se puede negar que Henry C. Potter supo cocinar los ingredientes más o menos solventes de esta atractiva comedia, a la que solo cabe oponer esa ausencia de mayor desenfreno a partir de las propuestas que se destilan de su enunciado y, sobre todo, esa hasta cierto punto molesta presencia de valores burgueses, que las mejores obras del género lograron desmontar con matices subversivos o, en su defecto, realmente románticos.

 

Calificación: 2’5

3 comentarios

Creative Recreation -

You introduction is detail, thank you so much material, but why do not you present some reference pics?

Xavier Sans Ezquerra -

Quiero reivindicar EL PECADO DE HAROLD DIDDLEBOCK, "film malade" de Preston Sturges, película lastrada por la intervención del productor Howard Hugues en el remontaje final, que no puede con un guión de hierro, unas interpretaciones de alto nivel y una fantastica fotografía en blanco y negro de Robert Pittack.
Creo que la razón del fracaso de este film es principalmente esta: para tratarse de una comedia es demasiado triste. El protagonista, Harold, es despedido con buenas maneras por su jefe,(un Raymond Walburn fuera de serie), le dán calabazas con buenas maneras,(preciosa Frances Ramsden), todos los parasitos se arriman a él, (impagable el pillo casi octogenario interpretado por Jimmy Conlin), y se aprovechan de los ahorros de su vida con buenas maneras, (ver la preparación de cocktail Diddlebock con un estupendo Edgar Kennedy como Barman); y él esta hastiado de todo y de todos y además borracho como una cuba. Tiene un sueño infantil, poseer un circo, pero a veces los sueños pueden convertirse en pesadillas. Su hermana le tiraniza y él harto se lanza a la calle como un Quijote, va a pedir un credito a los bancos de Wall Street con un león de su circo, -me parece sublime cuando uno de los banqueros (Jack Norton), tiene una crisis de histéria ante el caos ocasionado por el león-; “No bebo pero este es un buen momento para empezar a hacerlo”,-dice-; como me parece estupendo el homenaje al Hombre Mosca. Para mí un más que digno homenaje a Harold Lloyd, quien está fantástico en su papel. No olvido al condescendiente chofer inglés de Harold, el gran Robert Greig, ni al sastre interpretado magistralmente por Franklin Pangborn), Mi cómico favorito Buster Keaton no tuvo tanta suerte con el cine sonoro.

XAVIER sANS EZQUERRA -

Reivindico "LOQUILANDIA" de H.C. Potter, esa genial locura escrita por Nat Perrin ("Sopa de Ganso" y "La Família Addams" t.v.); con unos insuperables: Martha Raye, una pueblerina con mucho furor úterino; Mischa Auer, un conde ruso que se hace pasar por falso conde ruso en sociedad porque está mucho mejor visto hacer eso; y Hugh Herbert, un detective aficionado al disfraz, como Mortadelo.