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CINEMA DE PERRA GORDA

ROMANZO CRIMINALE (2005, Michele Placido)

ROMANZO CRIMINALE (2005, Michele Placido)

Interesante combinación de policíaco y crónica de un tiempo convulso de la sociedad italiana contemporánea, ROMANZO CRIMINALE (2005) supone una atractiva aportación por parte del veterano intérprete –metido a las atareas de director- Michele Placido, quien hasta el momento ha formalizado una filmografía que se acerca a la decena de títulos. No cabe duda que la misma intenta de alguna manera trasladar al contexto de su país, el tipo de crónicas que hicieron célebres cineastas como Martin Scorsese o Brian De Palma en el cine norteamericano. La violencia, el entrelazado de personajes, un cierto predominio del montaje y esa voluntad de crónica aunada con el sentido del espectáculo, son mostradas en el film que nos ocupa, que posee la valiosa cualidad de articular y potenciar todos estos resortes a través de un logrado sentido del ritmo, virtud esta que permite que sus casi dos horas y media de duración apenas se noten ante el espectador.

La película se iniciará con una pequeña remembranza de ese grupo de amigos que protagonizarán el film, todos ellos cercanos a la delincuencia, viviendo una persecución policial que llevará a varios de ellos a la cárcel –uno de ellos quedará cojo de por vida-  y a uno de ellos a su muerte. La acción se traslada con rapidez a mediados de la década de los setenta, cuando de nuevo se reúnen estos amigos, ya convertidos en jóvenes e imbuidos de tanto nihilismo como deseos de comerse el mundo. Para ello, secuestrarán y no dudarán en asesinar a un viejo aristócrata, con cuyo botín plantearán la iniciativa de viajar hasta Roma, y con ello consolidarse como una banda organizada que pueda controlar el manejo de las drogas y todo tipo de actividades delictivas. Así es como girarán sus destinos Il Freddo (Kim Rossi Stuart), Libano (Pierfrancesco Favino), Il Dandi (Claudio Santamaria), Il Nero (Riccardo Sammarcio), como principales ejes de una banda criminal organizada, que muy pronto se integrará en la vida al margen de le ley de la capital italiana, coincidiendo con un periodo de especial efervescencia de la vida italiana, y en donde los episodios convulsos ligarán a sus componentes con actos delictivos e incluso atentados terroristas. Es por ello que serán especialmente seguidos a lo largo de los años por el comisario Scialoja (Stefano Accorsi), quien en ocasiones sufrirá incluso la oposición de las instancias del estado, impidiéndole acometer su investigación con los debidos apoyos y garantías. En este recorrido, la solidez y unidad de la banda se irá poniendo a prueba de juicio con la muerte de algunos de sus componentes, los diferentes destinos, la radicalización de algunos de sus miembros –Il Nero-, la traición de otros –Il Dandi-, o la tardía toma de conciencia del auténtico líder del grupo –Il Freddo-, desarrollando su andadura vital, sus propias vivencias, sus crímenes también, en un contexto en el que estos podían resultar terribles, pero al mismo tiempo quedaban en ocasiones engullidos por la propia maquinaria de un estado como el italiano, que no dudaría en su momento en aliarse con ese sustrato criminal, cuando sus intereses así lo demandaban. También habrá en la historia narrada, lugar para el amor y el desamor, representado por un lado en la relación que se mantendrá entre Freddo y la joven Roberta (Jasmine Trinca) y por otro en la tormentosa relación de Patrizia (Anna Mouglalis), ligada a Dandi, pero al mismo tiempo seducida por Scialoja.

A partir de dichas premisas, y tomando como base la novela de Giancarlo De Cataldo, ROMANZO CRIMINALE narra la historia de la denominada banda de la Magliana –un barrio de Roma-, atesorando en su metraje diversas virtudes, una de las cuales reside en la adecuada ambientación que se detecta, sobre todo del primer tramo de la misma. La recreación fotográfica y de diseño de producción de aquellos años setenta italianos reviste una absoluta credibilidad, aspecto este que de forma curiosa irá teniendo menor importancia según su argumento va acercándose a la actualidad. A ello contribuye por un lado la incorporación de elementos puntuales que enriquecen dicho esfuerzo, como la presencia de éxitos musicales del momento –un rasgo utilizado de manera adecuada y sin excesos nostálgicos- y, sobre todo, la incorporación de imágenes documentales que describirán con electrizante fidelidad, hechos tan traumáticos para la Italia de aquellos tiempos como el asesinato de Aldo Moro, o el atroz atentado en la estación de Bolonia. Todo su recorrido atenderá a un brillante aunque algo desequilibrado montaje, incorporando un fuerte componente de violencia, y efectuando un trazado de sus personajes provisto de verosimilitud, a lo que ayuda no poco la intensidad del conjunto de su cast. A partir de dichos mimbres, el film de Placido engancha al espectador, envolviéndolo en una espiral de hechos, tratados con tanta arbitrariedad como general acierto, trasladándolo a un vertiginoso viaje a las entrañas de una sociedad como la italiana del último tercio del siglo XX, y efectuando para ello la fuerza que le proporcionan unos personajes y unas circunstancias que los unen y los separan, incorporando como elemento vector la propia competividad, el alcance impulsivo y la codicia que emanará de los protagonistas del relato. Esa ambigüedad, la lograda humanización de todos ellos, que no duda en ofrecer un perfil “oculto” del inquebrantable comisario, el lado metafísico evidenciado por el joven Nero, enamorado de la propia circunstancia de la muerte –aparece como una especie de epígono del Robert Keith de THE LINEUP (1958) de Don Siegel, muriendo de forma paradójica  contemplando el rostro de un maniquí-, o el tardío ennoblecimiento –después de un periodo abanderando una desatada violencia- de Freddo, que no dudará en sacrificarse por el amor imposible que le brinda Roberta.

ROMANZO… no carece de desequilibrios. A la alternancia de secuencias y episodios dominados por el montaje, se suceden otras en los que una puesta en escena más relajada aparece en ocasiones no demasiado justificada. También en algunas ocasiones la influencia sobre los modelos citados de Scorsese o De Palma es excesiva. Sin embargo, y aún oponiendo estas circunstancias, nos encontramos ante un relato vibrante y de ritmo vertiginoso, en el que realidad y ficción se da de la mano de forma saludable, conformando una atractiva propuesta cinematográfica, premiado en diferentes certámenes, y que en nuestro país debió merecer un estreno y una repercusión más normalizada.

Calificación: 3

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