FROM THIS DAY FORWARD (1946, John Berry) De hoy en adelante
El impacto mundial que provocó el estreno de la excelente ROMA, CITTÀ APERTA (Roma, ciudad abierta, 1945. Roberto Rossellini), muy pronto tuvo su repercusión no solo en el seno del cine italiano, en donde el denominado “neorrealismo” –que ya había tenido referentes más o menos ilustres como OBSSESSIONE (1943, Luchino Visconti)- se convirtió en un auténtico camino a seguir en su producción cinematográfica. Lo que importa a los efectos que nos ocupa, es señalar que la influencia del “neorrealismo” se extendió con mayor o menor fortuna a diversas cinematografías, entre las cuales la norteamericana –que en aquellos años estaba viviendo un periodo de especial febrilidad creativa de índole progresista- no fue una excepción. Títulos como THE SEARCH (Los ángeles perdidos, 1948. Fred Zinnemann) u otros que podríamos evocar, suscribieron dicha corriente, siempre dentro de unos estándares cercanos a un ámbito sentimental más o menos acusado, mitigando la crudeza y el lacerante dramatismo de las mejores muestras de dicha corriente en su país originario.
Dentro de dicha corriente, que podría recoger en el cine USA una veta de extraordinaria vitalidad emanada en muestras inolvidables de los últimos momentos del cine silente inclinadas dentro de la crónica social urbana –el manifestado por títulos como THE CROWD (… Y el mundo marcha, 1928. King Vidor) o LONESOME (Soledad, 1928. Paul Fejos), entre otros-, la conclusión de la II Guerra Mundial favoreció el reencuentro con este tipo de cine, dejando muestras más o manos valiosas como THE CLOCK (1945. Vincente Minnelli) o PRIDE OF THE MARINES (1945. Delmer Daves). Dentro de esta vertiente, cabe incluir el que fuera el segundo largometraje del director norteamericano John Berry; FROM THIS DAY FORWARD (De hoy en adelante, 1946). Se trata, ya desde sus primeros instantes lo podemos comprobar, de una crónica cotidiana, agridulce, aunque en última instancia menos dura y contundente de lo que su enunciado podría mostrar en un primer término, cercana en su tono a un determinado tipo de comedia que ya años antes había puesto en solfa Preston Sturges con CHRISTMAS IN JULY (Navidades en julio, 1940), y que se exportaría a Francia de la mano de realizadores como Jacques Becker –resulta fascinante, llegados a este punto, comprobar las conexiones de temáticas y corrientes que se manifestó en el cine de aquel tiempo, demostrando una viveza y complicidad sorprendente-.
Sus fotogramas iniciales, nos apercibirán de la apuesta por la crónica social que manifiesta la andadura del matrimonio Cummings, una vez el esposo –Bill (el debutante y en esta ocasión un tanto blando Mark Stevens)- intenta reincorporarse a la vida cotidiana tras su estancia como voluntario en la II Guerra Mundial. Tras una panorámica aérea sobre la ciudad de Nueva York, se nos presenta al matrimonio que completa la siempre optimista Susan (estupenda Joan Fontaine), mientras ambos discurren por la marejada de habitantes en la “Gran Manzana”, en donde podemos contemplar un predominio de jóvenes soldados. La metáfora es bien clara; la urbe ha recuperado su normalidad tras el retorno de los supervivientes de la contienda, quienes han de reincorporarse a la sociedad civil ocupandonuevos trabajos. No vamos a encontrar en esta película el dramatismo del citado PRIDE OF THE MARINES ni el de THE BEST YEARS OF OUR LIVES (Los mejores años de nuestra vida, 1946. William Wyler). Por el contrario, John Berry apuesta desde el primer instante por una mirada en la que el componente de dureza en ocasiones está presente –esa grúa que integra a la pareja dentro de la marejada humana llena de soldados; la aglomeración de estos en las oficinas de solicitud de empleo, viendo como su esfuerzo representando a su patria apenas es compensado a su retorno a la misma-, pero que prefiere optar por el camino de un sentimentalismo más o menos controlado, así como una mirada retrospectiva de las ilusiones que forjaron el ayer de esa joven pareja, coincidiendo con los últimos años del New Deal de Roosweelt, la progresiva crisis que sufre la misma en cuestiones laborales, sus estrecheces y su voluntariosa lucha por salir adelante sorteando todos estos poderosos inconvenientes.
Adaptación del conocido comediógrafo Garson Kanin según guión de Hugo Butler –además de encontrarse no acreditados nombres tan prestigiosos como Clifford Odets, a partir de una novela de Thomas Bell, De hoy en adelante procura en todo momento oscilar entre la crónica realista y el matiz sentimental, entre la voluntad por insertarse por ambientes y situaciones poco comunes aún en el cine de la época, caracterizados por su verismo, aunque por lo general tratando en su seno de buscar aspectos de relativo, aunque nunca lacerante dramatismo. Estructurada en una –un tanto fatigosa- sucesión de flash-backs, basados en recuerdos mantenidos por Bill mientras desarrolla su frenético y casi kafkiano recorrido por esa atestada oficina de empleo-, FROM THIS DAY FORWARD deviene una crónica tragicómica, en la que se echa de menos esa valentía que quizá Berry sí logró trasladar a su título más valioso –HE WAN ALL THE WAY (Yo amé a un asesino, 1951)-, pero que pese a sus limitaciones ofrece más de seis décadas después de su realización, un valor innegable como testimonio de una sociedad herida ya antes de su implicación activa en la contienda mundial, y en la que el contraste entre ese progreso buscado y deseado y las limitaciones de las clases sociales más humildes, es plasmado con agudeza y veracidad, brindando ando una cierta capacidad descriptiva en torno a esas viviendas situadas en el Bronx newyorkino de finales de los años treinta e inicios de los cuarenta, con esos patios poblados por familias humildes y pequeños revoltosos. En ese ámbito es donde cabe valorar las cualidades y la voluntad de sinceridad de un relato que habla en voz callada, en el que cabe resaltar el trazado de sus caracteres secundarios –entre los que destaca la presencia de Harry Morgan y el aún niño Bobby Driscoll, años después protagonista de una muerte trágica- al que no beneficia en demasía esa estructura a base de sucesivos flash-backs, y en la que se echa de menos una mayor dosis de dureza en su trazado. Pero, si más no, sus imágenes son una buena prueba de la voluntad esgrimida en aquellos tiempos por una RKO caracterizada por su vena progresista, antes de que la llegada de la “Caza de Brujas” auspiciada por el senador Joseph McCarthy y la asunción de la responsabilidad del estudio por parte de Howard Hughes, modificara sus estilemas más característicos, en una producción caracterizada por aportar alguna de las muestras más valiosas del cine USA de su tiempo.
Calificación: 2’5
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