THE ADJUSTMENT BUREAU (2011, George Nolfi) Destino oculto
Más allá de destacar THE ADJUSTMENT BUREAU (Destino oculto, 2011. George Nolfit) dentro del ya generoso cómputo de adaptaciones cinematográficas surgidas a través de la obra del novelista Philip K. Dick –y de hecho, generar una especie de florecimiento de una nueva modalidad de la ciencia-ficción, a la que han sumado otras adaptaciones y modelos en los últimos años, aunando en su desarrollo metafísicos, conspiratorios, relacionados con la política y el devenir futuro de la sociedad mundial aunque centrando su eje en las altas instancias norteamericanas-, me gustaría hacerlo al resaltar su ejemplo pertinente de propuesta de cine comercial resuelta con una realización limpia y carente de efectismos. Pese a que la engañosa publicidad nos hablaba de una mixtura de los temibles Bourne o la atractiva INCEPTION (Origen, 2010. Christopher Nolan) –supongo que la primera referencia por la presencia de Matt Damon a la cabecera del reparto-, lo cierto es que desde sus primeros instantes, la película podría incluso evocarnos la figura de su protagonista como un directo heredero del Robert Redford de la notable THE CANDIDATE (El candidato, 192. Michael Ritchie). Una impecable sucesión de leves secuencias, nos trasladan al entorno del congresista David Norris (Damon), al que todas las encuestas auguran su elección como senador por New York. Su juventud, el atractivo All American Boy que emana de su presencia, la superación que se desprende de un pasado familiar más o menos complejo, son elementos que le sitúan a las puertas de un objetivo –en 2008-, que de la noche a la mañana se verá truncado con la publicación de una inoportuna foto en la que se muestra su lado más impulsivo. Será el instante en el que tendrá que asumir su inevitable derrota, y mientras prepara un discurso de aceptación de la misma en el lugar de cita con los medios y seguidores, se encontrará con una joven muchacha con la que experimentará una extraña sensación de autenticidad hasta ahora desconocida para él –siempre guiado por sus asesores de imagen-. Se trata de Elise (Emily Blunt), quien se ha colado en una boda y se encontraba en el interior de las lujosas toilettes del edificio, desde donde escuchará la sarta de clichés que Norris había ensayado en voz alta antes de salir a la luz pública. Será este el punto de partida para asumir por vez primera que no se encuentra solo, al tiempo que expresar en público un lenguaje más fresco y sincero que entusiasmará a la multitud pese a la derrota.
Han pasado tres años, y una serie de extraños personajes –todos con sombrero-, siguen los pasos de nuestro protagonista sin que este lo advierta, impidiendo que este se encuentre de nuevo con Elise, en una extraña jugada de azar o el destino. Y es que, en última instancia, lo que propone THE ADJUSTMENT BUREAU es una ajustada combinación de cine mainstream, combinando en su interior una adecuada dosis de metafísica, de mirada crítica hacia el mundo que nos rodea, una cierta aura romántica –a mi modo de ver su aspecto más endeble-, en el que el sentimiento del amor puede combatir cualquier plan establecido por ese ente superior o “director”, cuyas directrices ondean a lo largo de todo el metraje. Será un plan este en el que la disposición de espacio y tiempo también es solapada de manera ingeniosa, por medio de esos saltos espaciales que se ejecutan a través de diferentes puertas, siempre que las consignas de esos extraños seres de presunta procedencia angelical y aspecto heredado del cine noir cumplan con sus requisitos.
Como en cualquier otra propuesta en la que contenga un elemento de intriga o aspecto inquietante, el atractivo e interés del film de Nolfi –que nunca desaparece-, sí que mengua en la medida que vamos conociendo parte de sus elementos o razones por las que esos misteriosos hombres ejecutan sus acciones –sobre todo a partir de que Norris descubra como a su asesor lo están manipulando temporalmente, estando obligado a explicarle los motivos de sus acciones-. A partir de ese momento, y pese a que el destino haga caso omiso al plan que impedía un nuevo reencuentro entre David y Emily, este se producirá, teniendo que entrar en escena el jefe de todo este comando –Thompson (un tan estupendo como pétreo Terence Stamp)-, quien llegará a explicar al joven protagonista la dualidad en la disyuntiva existencial que se presentaría para su futuro. No citaré cual sería la misma, pero lo cierto es que a partir de ese momento álgido, THE ADJUSTMENT BUREAU por momentos aparece como una versión actualizada de la por fortuna olvidadísima THE GRADUATE (El graduado, 1967. Mike Nichols) –David impidiendo que Elisa se case con su pretendiente, y renunciando con ello a un futuro prometedor en la política-, en otros imbuyéndose de la demostración de efectos especiales e insertándose dentro de los parámetros del cine de acción, pero ya sin conseguir en ningún momento esa aura inquietante que sí había mostrado en no pocos instantes de sus dos primeros tercios del metraje. En definitiva, y aún reconociendo que aprecio en este debut en la realización de David Nolfi algo más que buenas maneras, e incluso dejando entrever en ellas una nada mirada desencantada ante un presunto diseño realizado por el por siempre llamado “gran relojero” del universo, no puedo por menos que destacar como aquella extraordinaria secuencia de la vilipendiada –y por mi considerada magnífica THE BOX (La caja, 2009. David Kelly)-, en la que James Marsden relataba a Cameron Díaz en un baile su viaje al “otro extremo”, provocó en mi mucha más inquietud y conmovedora sensación de plenitud, que el conjunto de esta con todo apreciable cinta.
Calificación: 2’5
2 comentarios
http://laestaciondelfotogramaperdido.blogspot.com.es/ -
Jorge Trejo -