TIMELINE (2003, Richard Donner) Timeline
La figura del hoy octogenario y prácticamente retirado director estadounidense Richard Donner, justo es reconocer que ha figurado en su valoración como un eficaz artesano de cara a la industria, al tiempo que ese reconocimiento comercial no ha ido acompañado del correspondiente aval a la hora de valorar su amplia filmografía. No es de extrañar dicha contradicción, en la medida que la mayor parte de su filmografía, entrenada previamente en el medio televisivo en las décadas de los sesenta y setenta, se caracteriza por su escaso interés. Puesto al servicio de estrellas tan variopintas como Mel Gibson, y también a una degradación del lenguaje visual, especialmente centrado en su producción de la década de los ochenta, lo cierto es que resulta bastante más fácil encontrar en su obra títulos olvidables, que los pocos que merecerán pasar a una relativa condición de brillantez. No lo es, bajo mi punto de vista, el hoy día mitificado SUPERMÁN (1978), más sí lo es su película precedente, una de las propuestas más valiosas del cine de terror USA en dicha década. Me refiero, por supuesto, a THE OMEN (La profecía, 1976), cuyo prestigio sigue creciendo año tras año.- Sin embargo, y dentro de un conjunto bastante discreto, se esconden algunos –pocos- exponentes apreciables dentro de su discreción –LADYHAWKE (Lady Halcón, 1985)-, de entre los que cabe situar TIMELINE (2003), una de sus últimas realizaciones, adaptando una novela de Michael Crichton.
Y ese aire de las adaptaciones del desaparecido escritor –y ocasional cineasta-, aparecerá ya en los primeros fotogramas, en donde un guerrero medieval herido de muerte es encontrado en una carretera rural de tiempos presentes, recordándonos aquel contraste de tiempos mostrado en la interesante WESTWORLD (Almas de metal, 1973), con la que el propio Crichton debutó como realizador. Partiendo de dicha premisa, TIMELINE establece la pertinencia de un viaje en el tiempo, para trasladarse un grupo de arqueólogos a la guerra de los cien años medieval, en el preciso día que se celebró el ataque británico a los franceses. Hasta ese marco se desplazarán un pequeño grupo de profesionales, a la búsqueda del más veterano de dichos arqueólogos, padre de la joven que decidirá acometer dicha peligrosa aventura, y referente de todo el grupo.
A partir de este sencillo punto de partida, Donner ofrece en esta sencilla película una especie de actualización de la serie B, planteando un lenguaje visual ingenuo en las raíces dramáticas de su enunciado, pero indudablemente entrañable a la hora de apostar por un modo de proponer la puesta en escena revestido de cierto clasicismo, y dejando de lado el temible efectismo característicos del fantastique o la acción de los últimos años. En su lugar, el ya veterano realizador se inclina por una realización ligera y comprensible, reposada en ciertos tópicos pero al mismo tiempo revestida de sana ingenuidad, que es la que a fin de cuentas proporciona a su conjunto su menguada pero innegable personalidad. Dentro de dicho marco, y pese al encuentro con ciertos lugares comunes, no es menos cierto que el amante del cine clásico encuentra en TIMELINE un cierto atisbo de añoranza. Nostalgia por un modo de concebir el cine hoy casi desaparecido, por unos modos narrativos que forjaron nuestra infancia y juventud, y también por esa sana ingenuidad que preside este relato en el que quizá resulte demasiado ingenuo todo lo correspondiente al viaje en el tiempo, pero que es innegable nos permite encontrar episodios atractivos, como aquel que conlleva el asalto de los franceses al castillo que se yergue majestuoso, comandado por Lord Oliver (Michael Sheen). En plena noche, contemplaremos la terrible belleza del discurrir de las ráfagas de las flechas de ambos bandos acompañadas con antorchas, el disparo de balas de fuego con catapulta, o la puesta en marcha por parte de los ingleses -con la obligada ayuda del veterano arqueólogo al que tienen preso-, de una nueva arma que combina su eficacia utilizando el agua como alimento del fuego. Será este episodio sin duda el más atractivo de la película, destacando en él el aspecto épico que le brindará el joven André Marek (un carismático Gerard Butler, antes de convertirse en la estrella que es hoy), que en un momento dado se implicará en la lucha a través del amor que se ha establecido entre él y la francesa Lady Claire (Anna Frield) y perderá su perspectiva de regresar a su tiempo real, al descubrir mediante la amputación de una oreja en plena lucha, ese detalle que al principio del film vio reflejado en una vieja tumba de piedra examinado por los arqueólogos en sus primeros minutos. Será un aspecto que proporcionará al relato una extraña dimensión, dentro de una parte final en la que dejando de lado todo lo referente al proceso de reparación de la máquina que ha propiciado el viaje –lo que motivará que en relato coexistan tiempos paralelos-, así como las turbias circunstancias que sobrelleva el principal responsable de su manejo –conocedor de los aspectos vulnerable del experimento-. Matices como este, tendrán aspectos de casi insospechada pertinencia, como la presencia de un antiguo viajero en el tiempo relegado un traslado a seis siglos atrás, que ha decidido integrarse en el marco bélico medieval para lograr subsistir en el mismo. Sin embargo, en última instancia, si algo perdurará en esta simpática más no especialmente memorable TIMELINE, es el hecho de suponer una ingenua pero entrañable muestra del género, en la que incluso la presencia en el cast de Paul Walker resulta hasta digerible, transmitiéndonos el regusto de una determinada inocencia perdida dentro de la gran pantalla.
Calificación: 2
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