THE GHOST AND THE DARKNESS (1996, Stephen Hopkins) Los demonios de la noche
Poco apreciada en líneas generales en el momento de su estreno, el paso de los años no me impide ratificar THE GHOST AND THE DARKNESS (Los demonios de la noche, 1996), como una de las más brillantes y singulares producciones generadas en el género de aventuras durante la década de los noventa. Y hay que reconocer, que esta apreciación aparece contra cualquier pronóstico válido, puesto que siendo el responsable de la realización un nombre tan poco ilustre como Stephen Hopkins –aunque algunos de sus excesos y limitaciones se notan-, muy pocos podíamos vaticinar un resultado sino excelente, sí al menos remarcable y caracterizado por la seriedad. Puede que buena parte del aval de la cinta provenga de su guión, obra del prestigioso William Goldman, que combina en su seno un tono aventurero carente actualmente de credibilidad en las producciones de este género –en líneas generales caracterizadas por tomar el mismo con tono fácilmente desmitificador-, una acertada introducción de elementos de suspense y una nada desdeñable, aunque finalmente no totalmente lograda inclusión de detalles fantastique –la presencia de esos dos leones que por momentos se erigen como los espectros que describen los indígenas-. De cualquier manera y aún partiendo de esta premisa, que intuyo debió alcanzar a su realizador, en un estado de inusual inspiración, es innegable resaltar que THE GHOST AND THE DARKNESS prende desde el primer momento la atención del espectador. La acción, partirá del encargo al que es objeto John Patterson (un estupendo Val Kilmer, que confiere a su personaje la necesaria combinación de carisma aventurero, vulnerabilidad e incluso sutileza), de realizar en cinco meses un puente en África. Patterson es un experto constructor y muy pronto se encuentra en un continente que desea conocer, aunque deje a su esposa embarazada.
En muy breves pinceladas, la película describe la actividad en la realización de dicha obra de ingeniería, y la pronta integración de Patterson con los nativos al lograr matar a un león de un solo disparo. Matices descriptivos a los que solo cabe oponer alguna panorámica aérea innecesaria para mostrar que nos encontramos ante una “gran producción”. Sin embargo, esta situación pronto cobrará tintes dramáticos ante la aparición de dos leones que provocan estragos entre los operarios, que finalmente deciden huir en desbandada ante los sangrientos ataques de los felinos. Es en ese momento cuando aparece en escena Remington (Michael Douglas, desigual en su labor), un veterano cazador ya de vuelta de todo –“He fracasado en la vida” llega a decir en un momento-, quien junto a Patterson se enfrenta en la lucha por eliminar a los peligrosos animales. Todo ello, cuando prácticamente han sido abandonados por los trabajadores de ese puente añorado para la llegada del progreso a través del ferrocarril, y solo tienen la ayuda incondicional del entrañable personaje de Mahina (estupendo Henry Cele), que se erigirá desde el primer momento como el narrador de la historia.
Ni que decir tiene que finalmente los leones serán eliminados –no sin costarle la vida a Remington en un off narrativo. Pero lo cierto es que los más de cien minutos de THE GHOST AND THE DARKNESS dejan el regusto del buen cine de aventuras. Los personajes resultan creíbles. Se observa una notable convicción, a la hora de tratar las convenciones del género. Se combina con acierto la crueldad de los ataques de los animales sin resultar excesivamente morboso en su plasmación visual. Observamos referencias a obras y films tan célebres como “Moby Dick” y, narrativamente, no se pueden omitir aciertos como la aplicación de elipsis narrativas, su impecable ritmo, sus adecuados fundidos encadenados, la brillante utilización de la belleza del paisaje y la impecable partitura de Jerry Goldsmith –a la que cabe oponer, sin embargo, algunos excesos de tono innecesarios-.
Todos estos rasgos positivos, con ser importantes y prevalecer sobre determinadas objeciones, no impiden que estas se hagan notar con más evidencia de lo necesario. Entre ellas, citemos una innecesaria presencia de ralentis, la ya señalada insistencia en subrayar que nos encontramos ante una costosa producción y, sobre todo, el desaprovechamiento que se realiza de ese tono fantastique que permitía la figura de esos dos leones que parecen surgir del infierno. En un registro que me recordó a la estupenda WOLFEN (Lobos humanos, 1980. Michael Wadleigh), cabe lamentar que la espléndida secuencia en la que los dos cazadores visitan una cueva llena de esqueletos, posteriormente no tenga la debida continuidad, desperdiciando como mero efectismo la visión en blanco y negro del punto de vista de los animales –al contrario de lo que ocurría en el film de Wadleigh, en donde este rasgo tenía una clara coherencia-. Pese a todas estas limitaciones, no dudo en ratificarme en mi considerable aprecio por esta película, que me parece muy superior –por citar un ejemplo- al conjunto de films realizados por Steven Spielberg con su personaje de Indiana Jones –en donde realmente en vez de aventura, veíamos un espectáculo de barraca de feria y nada se tomaba en serio-. En este caso, pese a ciertos defectos, el género se resistía en aquellos años noventa, a morir.
Calificación: 3
4 comentarios
Suso -
Germán Barón Borrás -
Luis -
Gustavo -