THE EXTRA GIRL (1923, F. Richard Jones)
Hoy totalmente olvidada, puede decirse que Mabel Normand (1892-1930) fue la primera gran actriz cómica entronizada en Hollywood, y fogueada en decenas de pequeñas producciones de Mack Sennett, cuando el slapstick comenzaba a tener carta de naturaleza. Normand sufrió en sus carnes algunos escándalos de la industria del cine, falleciendo prematuramente de tuberculosis, a la edad de 37 años.
Cuando rueda THE EXTRA GIRL (1923), la carrera de la actriz se encontraba en pleno apogeo, aunque entre los escándalos que rodearon su carrera, y la presencia de la enfermedad que le costaría la vida, le impidió una carrera más extensa. Este fue el penúltimo largometraje que protagonizó, restando hasta su retirada en 1927, otro largometraje y cuatro cortos más. Por una extraña y oscura coincidencia, el director de la película, F. Richard Jones (1893-1930), sobrellevó una andadura vital de similar extensión que la Normand, perfeccionando su profesionalidad, rodando un gran número de pequeñas cintas cómicas para Sennett. Stan Laurel siempre reconoció la influencia que Jones ejerció sobre él, quien rodó su última película en 1929 -BULLDOG DRUMMOND (El capitán Drummond)-, estrenándose en el cine sonoro, y al margen de esa especialización con el género cómico, en la que desarrolló toda su carrera.
Al margen de estas oscuras coincidencias, se suele señalar THE EXTRA GIRL, como una de las primeras producciones, de ese subgénero tan paladeado por todos los aficionados, de ‘cine dentro del cine’. Pero, por encima de esta circunstancia genérica, hay un rasgo más singular y cercano, que liga esta producción, que combina comedia y melodrama, como un curioso y nada desdeñable antecedente, de la posterior SHOW PEOPLE (Espejismos, 1928). Hablo de aquella excelente mirada efectuada por el gran King Vidor, que demostraba al mismo tiempo su destreza en el manejo de la comedia, proponiendo una visión de conjunto de la llamada ´fábrica de sueños’, al servicio de las innegables y escasamente reconocidas dotes cómicas de Marion Davis, acompañado de William Haynes, otro galán y actor de comedia de enorme valía ante la pantalla, al que su asumida condición de homosexual, hizo que su andadura cinematográfica, finalizara poco después.
En esta ocasión, THE EXTRA GIRL, se centra en la joven y obsesionada pasión de la atolondrada Sue Graham (Mabel Normand), por su deseo constante por formar parte del universo de las estrellas de Hollywood, ensayando numerosas performances caseras, teniendo al lado al joven, enamorado y siempre paciente David Giddings (un Ralph Graves lleno de frescura). Será esta una afición por parte de la protagonista, que sus padres no verán con demasiado agrado. Todo ello se describirá en un entorno rural, casi premonitorio el universo literario de John Steinbeck post depresión, en el que el padre de la muchacha (admirable George Nichols), solo desea que su hija se case con el pudiente Aron Applejohn (Vernon Dent), aunque ella ame sinceramente a David. Empeñada en su pasión por convertirse en una estrella, enviará una foto a un concurso convocado por un estudio, en el que una ya madura viuda, que se encuentra totalmente encandilada por David, cambiará la fotografía por otra de una muchacha más atractiva.
Cuando los padres de Sue se encuentran a punto de celebrar la boda, David la avisará de la respuesta del estudio, que la ha declarado ganadora del certamen. Esta podrá huir hasta Hollywood, pero pronto se descubrirá allí su auténtica identidad, siendo relegada a los almacenes de utillaje del estudio. Tiempo después, David viajará hasta allí para reencontrarse con su novia, descubriendo que no es la estrella que ella señalaba, pero asumiendo con tranquilidad la situación, e incluso incorporándose en tareas menores de aquel ámbito industrial. También los padres de la protagonista, decidirán vender su casa y trasladarse a aquel entorno, al objeto de poder vivir juntos. Todo confluirá, por un lado, en la fallida experiencia de inversión del dinero de sus padres, animados por la hija, a un poco creíble representante de una empresa petrolífera -Phillip Hackett (Ramsey Wallace)-. De manera paralela, Sue luchará por una prueba en una película, revelando su nulidad como actriz dramática, aunque provocando carcajadas como involuntaria cómica. Del mismo modo, en el estudio, será la involuntaria causante de la fuga de un león, que provocará el caos en un rodaje. Al final, la muchacha comprobará como los recelos de David sobre Hackett se harán realidad, luchando de manera conjunta, parea recuperar ese dinero, que ha dejado arruinados a sus padres.
Hay un elemento que destaca en THE EXTRA GIRL, y es la clara voluntad de sus artífices, de hacer confluir en su discurrir, la comedia y el melodrama, que, en su mayor parte, adquiere la vertiente Americana. No olvidemos que apenas un par de años antes, el estreno de TOL’ABLE DAVID (1921, Henry King), alcanzó un enorme éxito, poniendo de moda este tipo de crónicas rurales, albergando una especial presencia en la primera parte de la película, combinadas con el aporte de comedia slapstick, que tendrá su exponente más logrado, con el episodio de esa boda forzada, de la que se zafará la protagonista, huyendo con la ayuda de David, en medio de una larga secuencia de persecución, por parte de su padre y el propio novio frustrado. Ese elemento de nonsense, tendrá dos expresiones bastante notables en la segunda mitad -la desarrollada en el engranaje de Hollywood-. Por un lado, la frustrada prueba mantenida a la muchacha, en la que una serie de involuntarios incidentes, provocarán la constante carcajada del equipo de rodaje. Junto a ella, el gran episodio cómico de la película, lo ofrece la fuga de ese león -confundido por Sue por el perro disfrazado como tal-, que provocará el pánico en las instalaciones del estudio, provocando que sea despedida del mismo.
En cualquier caso, si he de ser sincero, me gusta bastante más THE EXTRA GIRL en su vertiente dramática, que en lo que tiene de comedia no demasiado bien construida. Llega a resultar emocionante el abrazo de sus dos padres, celebrando solos la Navidad. Como desprenderá no poca tristeza, esos pasajes casi finales, de estos mismos progenitores, a punto de regresar a su pueblo completamente arruinados. O la sencillez y sinceridad, que revestirán las demostraciones de cariño marcadas entre Sue y David -ayudado por la sorprendente química desplegada por los dos intérpretes-. El film de Jones alberga, además, un insólito episodio dramático, protagonizado por ese inversor petrolífero que, aprovechándose de la credulidad de la muchacha, logrará atesorar los ahorros de sus padres. Y hay que señalar, que tanto el rol del siniestro Hackett, como el de la viuda que intentará gozar de los favores de David, se plantean en la película casi a bocajarro, lo que me induce a pensar que, a la copia restaurada, le faltan algunos pasajes que, en esos dos personajes concretos, introducirían su presencia en el relato.
Calificación: 2’5
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