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CINEMA DE PERRA GORDA

THREE VIOLENT PEOPLE (1956, Rudolph Maté) La ley de los fuertes

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De cualquier aficionado es conocida la especialización del húngaro Rudolph Maté como operador de fotografía, faceta en la que demostró sus cualidades desde el propio cine mudo, participando en importantes títulos del danés Carl Theodor Dreyer –unos de los directores más preocupados por la iluminación en su obra cinematográfica. Sin embargo, siempre ha quedado en segundo plano su faceta como director cinematográfico, en la que paradójicamente firmó casi una treintena de títulos ubicados en los tradicionales géneros de Hollywood –incluida la ciencia-ficción-, aunque es evidente señalar que fueron el western y el policíaco en los que participó con mayor asiduidad. No puede decirse, empero, que ello significara que con ello se lograran títulos de especial personalidad e inventiva, ya que en todo momento hay que ubicar la labor como director de Maté en conjunto de tantos artesanos del cine norteamericano, siempre capaces de resolver películas más o menos correctas y en ocasiones con ráfagas de inspiración, nunca extraordinarias, ni nunca especialmente horripilantes –aunque alguna de ellas goce de una especial fama por su planteamiento, como el alambicado thriller CON LAS HORAS CONTADAS (D.O.A., 1950), bastante artificioso para mi gusto. En cualquier caso y aunque no podamos hablar de un director con personalidad, sí se puede matizar que nos encontramos con que algunas de sus películas eran al menos “diferentes” dentro del marco genérico en que se ubicaban pese a no lograr –al menos entre los títulos suyos que he podido ver-, resultados que permitieran aprovechar totalmente las posibilidades que se le brindaban.

Creo que este es, por citar uno de tantos, el ejemplo que nos brinda THREE VIOLENT PEOPLE (1956) –traducida en España como LA LEY DE LOS FUERTES-, en la que como principal rasgo hay que señalar algo muy evidente; pese a enmarcarse dentro del western, lo cierto es que su tratamiento se adscribe de forma muy evidente en el entorno del melodrama. Creo que en este caso nos encontramos fundamentalmente ante una demostración un tanto desvaída de esa rama psicológica que proporcionó en la segunda mitad de la década de los cincuenta, alguna de las más importantes muestras del género.

Le película se centra inicialmente en el personaje de Colt Saunders (Charlton Heston), un joven y arrogante ranchero sudista que regresa a su rancho con la inesperada compañía de la joven que se ha convertido en su mujer tras un conocimiento rápido, fugaz y tumultuoso. Ella es Lorna Hunter, antigua cantante de cabaret que muy pronto se integra en el duro ambiente texano. En el rancho se encuentra el hermano de Colt. Se trata de Cinch (el posterior cardenal premigueriano Tom Tryon), joven apuesto, igualmente arrogante y además pendenciero, que en todo momento sobrelleva con resentimiento la condición de manco a causa de un accidente de infancia. Cinch quiere deshacerse del rancho y para ello siempre intenta que su hermano venda la hacienda, a lo que este se niega. Pero son malos tiempos para todos ellos, ya que una banda de bandidos amparados por el recurso legal de la autoridad provisional, pretenden hacerse con el mando del rancho y los caballos albergados. Y para incidir en su logro descubren la real identidad de la esposa de Saunders –que ha ocultado a su marido su antigua condición de cabaretera-. Al tener noticia de ello Colt quiere repudiara a su esposa, quien poco después huye con Cinch. Sanders logra darles captura y abandona a Cinch a su suerte.

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Han pasado varios meses, Lorna ha dado a luz a un niño y se dispone a abandonar la hacienda. Por otro lado Cinch ha llegado a los alrededores y ha contactado con la banda de forajidos para lograr la hacienda de Colt. Lo que no sabe el joven es que sus ocasionales aliados pretenden matarle a él igualmente y a todos los posibles testigos del golpe. El joven hermano amenaza a sus antiguos compañeros de hacienda y reta a su hermano a un duelo. Sin embargo este se niega a combatir con él y muy pronto la tensión de ese inevitable duelo se sustituirá por el acoso de aquellos que quieren hacerse con la propiedad del rancho.

Como antes señalaba, THREE VIOLENT PEOPLE acusa en todo momento su inclinación hacia el melodrama, especialmente en el contraste de personalidades que se establece en el matrimonio de Colt y Lorna. Junto a dicha circunstancia y unido a esa inclinación genérica es bastante obvia una narrativa en la que existe una acusada utilización del fundido en negro que permite que numerosas situaciones se intuyan a través del off narrativo. A partir de dicha elección visual en numerosos momentos se da la impresión de la ligereza con que se muestra en la pantalla la acción de este retorno a la eterna historia de Caín y Abel –que en numerosas ocasiones ha sido trasplantada al western-. Existen en esta vertiente dos momentos de especial crueldad, como son el plano que nos muestra como Colt deja abandonado a su suerte en plena sierra agreste a su hermano, y en la parte final esa incitación al duelo como venganza por parte de este, para lo cual utiliza como improvisado reloj una botella con el líquido cayendo poco a poco a poco de inexorable tic-tac.

En cualquier caso, lo mejor de THREE VIOLENT PEOPLE viene de la mano de planos insuflados de emotiva sencillez, como aquel en el que Lorna penetra por vez primera en la morada del rancho y comprueba con satisfacción ese lugar que ya es suyo. O el que se produce entre Colt y su fiel ayudante mexicano Ortega (Gilbert Ronald), cuando el primero no atiende la petición de poema de su subordinado y este decide marcharse del rancho –excelente instante cinematográfico-

En suma, una vez más Mate apuesta por un producto correcto, inserto en el western psicologista tan practicado aquellos años, aunque escorado hacia el melodrama. Sus resultados son correctos, aunque ciertamente inferiores a las posibilidades de la historia, para la que haría falta el nervio de un Sam Fuller. En cualquier caso, una película llena de ritmo y digna de ser visionada para todos aquellos incondicionales del cine del oeste.

Calificación: 2

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