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CINEMA DE PERRA GORDA

KINGDOM OF HEAVEN (2005, Ridley Scott) El reino de los cielos

KINGDOM OF HEAVEN (2005, Ridley Scott) El reino de los cielos

Nunca he sido devoto del cine de Ridley Scott -cuya filmografía está llena bajo mi punto de vista de títulos de escasos resultados-, y en los que ha sido constante un nada oculto esteticismo formal de índole publicitario, sorprendentemente aplaudido en la medida que resulta realmente primario y ciertamente revelador de una escasa personalidad cinematográfica. Fruto de esa extraña valorización se dan cita películas tan mediocres como GLADIATOR (2000) –toda una apología al efectismo y el plano corto-, o BLACK HAWK DOWN (2001) –otro título de similares características, que encubre además un discurso patriotero de mucho cuidado-. Se que en estas opiniones me pongo en una visión opuesta a la de buena parte de un público que acudió masivamente a las pantallas en el momento de su estreno. Pero es que la superficialidad, amaneramiento, falta de ritmo y medida y efectismo estético y argumental del cine de Ridley Scott, me da la medida de uno de los mayores falsos prestigios que registra el cine de los últimos años –o quizá un reflejo del verdadero sentir medio del espectador y aficionado en estos años de crisis en el lenguaje cinematográfico mundial-.

Es por toda esta serie de prejuicios en contra, por lo que quizá se haya producido mi relativa sorpresa al visionar KINGDOM OF HEAVEN (El reino de los cielos, 2005), de la que no puedo tampoco decir que se trate de una película redonda, pero sí que es cierto que, pese a su relativo poco éxito de público y crítica, me parece una propuesta infinitamente más valiosa que la mencionada GLADIATOR. Esta película posterior, en su conjunto ofrece una mirada llena de nihilismo y desesperanza a un periodo bastante aciago de nuestra historia, pero al mismo tiempo desprende un nada solapado cuestionamiento a los falsos valores que históricamente ha ofrecido la religión y el fanatismo, recreando a su alrededor un mundo lleno de deseo de poder y ambición, envuelto bajo los ropajes de la defensa de la fe. Indudablemente, en esta tesitura se encuentran los dos bandos en litigio –cristianos y musulmanes-, aunque no acierto a comprender como en el momento del estreno de la película se hicieron públicas quejas ante el supuesto mal trato que KINGDOM... daba al Islam. Sinceramente, dentro del tono cuestionador que la mirada de Scott ofrece en sus imágenes a los representantes de ambas religiones, sin duda alguna los representantes musulmanes adquieren una mayor honestidad dentro de sus propios condicionamientos y dogmatismos.

Estamos en Francia en el siglo XII, el joven Balian (Orlando Bloom) es un herrero que se encuentra totalmente destrozado ante el suicidio de su esposa. Hasta allí llegará Godfrey (Liam Nelson), un veterano caballero que busca al joven –se trata de su hijo ilegítimo- y logra convencerle en su amor propio para llevarlo con él hasta Jerusalén. Este, tras un violento arrebato en el que muere un sacerdote, finalmente decide unirse a la expedición hasta la ciudad santa, con la intención de recobrar allí esa fe que le ha abandonado ante la trágica desaparición de su mujer. Muy poco después, la comitiva que encabeza Godfrey sufre un violento asalto en el que este morirá, dejando a Balian al frente de sus propiedades. Una vez en Jerusalén, el joven heredero hará valer su personalidad práctica, caracterizada por el buen trato, la honestidad y un desmarque con el fanatismo que se advierte entre los guerreros que pululan por Jerusalén. Es una actitud que muy pronto despierta el interés del Rey Baldwin –un joven que sufre de lepra y se esconde tras una vistosa máscara- y su fiel ayudante Tiberias (Jeremy Irons).

La presión de determinados grupos guerreros está a punto de quebrar la frágil tregua que existe en la ciudad entre cristianos y musulmanes, comandados por Saladino (Ghassan Massoud), en un finalmente frustrado ataque en las afueras de un castillo. Sin embargo, Baldwin muere y recoge el trono su hermana, quien cede a la tentación de cederle sus poderes a un despiadado guerrero, que de forma insensata quebrará dicha paz y se embarcará en una guerra que devendrá cruel para las huestes cristianas. Balian será uno de los caballeros que decidirá quedarse a salvaguardar Jerusalén, aunque para ello tenga que asumir la organización de la defensa al asedio que los santos lugares sufren por parte del inmenso ejército de Saladino, y del que “in extremis” logrará un acuerdo para salvar a aquellos cristianos que han logrado responder al ataque.

Desde los primeros instantes de KINGDOM..., se pone bien clara la consustancial tendencia al esteticismo de Scott, con esas imágenes iniciales definidas en las cursis y persistentes polillas que inundan el paisaje medieval francés. Una tendencia “embellecedora” de índole publicitaria a la que hay que sumar la innecesaria y machacona inserción de “ralentis” en las secuencias de batallas. Lo cierto es que no aporta ningún elemento de rigor, a una película que por otro lado alcanza un indudable interés dentro del conjunto de films “épicos” realizados en los últimos años –a mi juicio supera incluso la aceptable TROY (Troya, 2004. Wolfgang Pettersen)-. Lo hace fundamentalmente por contar una historia que mantiene el interés, por ese aire claramente sombrío que se extiende a lo largo de todo el metraje, un ritmo bastante logrado –se sobrellevan bastante bien sus dos horas y cuarto de duración-, y alcanzar algunos momentos épicos bastante notables –esa deslumbrante aparición de los dos ejércitos ante las afueras del castillo que están a punto de asaltar los musulmanes-. Lamentablemente, en sus minutos finales se recurre a la digitalización para mostrar el asedio de Jerusalem –otro efectismo bastante común en los títulos de estas características-, la música de fondo es bastante molesta –en la línea del peor Hans Zimer-, y Ridley Scott no muestra interés en desembarazarse de esos elementos que impiden un mayor alcance en una propuesta que podía dar más de sí, y alcanzar finalmente ese aire nihilista que por momentos se roza. Se trata, no obstante, de un título bastante apreciable –se destaca una utilización de las panorámicas bastante interesante-, y en el que resulta hasta sorprendente que el blando Orlando Bloom al menos realice un trabajo esforzado, intentando dar la talla a intérpretes tan brillantes como Jeremy Irons, o el poco conocido Ghassan Massoud, quien realiza un trabajo magnífico encarnando a Saladino, el líder musulman.

Calificación: 2’5

 

1 comentario

olaa -

sabeis si hay una pelicula que cuente la expedicion del capitan scott??
SI LO SABEIS,POR FAVOR DECIDMELO

muchas gracias