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CINEMA DE PERRA GORDA

NORTHERN PURSUIT (1943, Raoul Walsh)

NORTHERN PURSUIT (1943, Raoul Walsh)

En los primeros años cuarenta, e inserta dentro del contexto de producción antinazi promovida por la Warner Bros, Raoul Walsh dirigió cuatro de dichos títulos, tres de los cuales se encontrarían protagonizados por Errol Flynn –el otro sería el muy poco conocido BACKGROUND TO DANGER (1943)-. Entre tres exponentes –ninguno de ellos estrenado en su momento en nuestro país-, que se insertan dentro de la confluencia de la crónica bélica y el cine de aventuras, NORTHERN PURSUIT (1943) se situaría, bajo mi punto de vista, a un nivel cualitativo medio, por encima de DESPERATE JOURNEY (1942) y un peldaño por debajo de la densidad planteada en su inmediatamente posterior UNCERTAIN GLORY (1944), erigiéndose en una interesante aportación walshiana, aunque acuse un cierto desequilibrio en su conjunto.

NORTHERN PURSUIT se inicia de manera vibrante y rotunda. Tras una breve descripción de la importancia estratégica que siglos atrás tuvo la bahía canadiense, del inmenso glacial que es mostrado en un gigantesco plano inicial, emergerá con fuerza un submarino, irrumpiendo en el sobrecogedor paraje. Muy pronto comprobaremos que se trata de un comando nazi, destinado a infiltrarse en un territorio donde, de inmediato descubriremos mantienen ciertas conexiones. Estos primeros minutos destacan por un montaje impecable, describiendo con un trazado casi percutante esos contactos que se erigen de inmediato en una amenaza apenas perceptible en la cotidianeidad rural canadiense. Dos años después a lo que planteaba el tandem formado por los británicos Michael Powell y Emeric Pressburger con 49th PARALLEL (1941), Raoul Walsh nos muestra el dificultoso recorrido en medio de la nieve por parte del comando capitaneado por el coronel Hugo von Keller (Helmut Dantine, reiterando una vez el retrato de militar nazi con el que se hizo popular de manera efímera en el cine USA de aquellos años), su ataque a unos esquimales-oriundos-aborígenes que se niegan a traspasar un itinerario que consideran sumamente peligroso, y la rotunda conclusión del episodio con el enorme alud que confirmará los temores de los expertos habitantes de la zona. Como consecuencia del mismo el comando perecerá, resultando tan solo superviviente el coronel, quien iniciará una tremenda odisea en solitario hasta que logre in extremis ser rescatado por una pareja de policías montadas –Steve Wagner (Flynn) y Jim Austin (John Ridgely)-. Hasta ese momento, el film de Walsh resulta poco menos que ejemplar, combinando ese ritmo casi implacable propio de su cine, con la perfecta utilización de esos bellísimos pero espectrales exteriores de la montaña canadiense. No vamos a decir que el posterior devenir de la película decepciones unas espléndidas expectativas, aunque sí es de justicia señalar que durante el resto de su metraje no volveremos a encontrar la densidad que proporcionan esos minutos de apertura –quizá con la excepción de los que clausuran su relato-.

A partir del rescate del militar nazi por parte de Steve y Jim, conoceremos los orígenes alemanes que se encuentran entre los antecedentes familiares del primero de los policías, estableciéndose por ello una extraña sintonía entre este y von Keller, que de alguna manera provocará que Wagner sea dado de baja del cuerpo, denigrado en su propio contexto familiar –estaba a punto de casarse con la joven Laura McBain (Julie Bishop)- e incluso en último término sometido a juicio en el que antes de concluir la vista, la fianza será pagada por un supuesto abogado defensor. De forma paralela se producirá la fuga de von Keller y uno de sus más directos colaboradores, que ha tenido como interlocutor en la sociedad civil a Ernst (Gene Lockhart). Este último será quien articule el encuentro de Steve con el entorno del nazi escapado –con quien en su rescate sintonizó en apariencia-, proponiéndole en su encuentro que le ayude a conseguir el objetivo que le ha hecho traspasar las fronteras alemanas -la construcción de un avión cuyas piezas se encuentran ocultas en una vieja mina abandonada-, para con ello protagonizar un terrible bombardeo. Provista de un notable montaje –Jack Killifer-, combinando en su discurrir elementos del cine de acción, otros ligados al suspense, una descripción de caracteres bastante adecuada, y un guión –obra del blackisted Alvah Bessiee y Frank Gruber, más la supuesta colaboración no acreditada del escritor William Faulkner- a partir de una historia de Leslie T. White, el que se combina con pertinencia –más no con auténtica inspiración-, NORTHERN PURSUIT describe el entrelazado de una historia que, justo es reconocerlo, es llevada con buen pulso por un Raoul Walsh que dota al conjunto de una adecuada dosificación. Ese sentido del ritmo, la dosificación de sus elementos, la garra narrativa que ofrecen secuencias como la que protagonizan Steve y Ernst en el tren –con el asesinato descrito de forma elíptica de un agente canadiense que seguía secretamente a nuestro protagonista-, que iniciará la espiral de tensión que marcará la parte final del relato, caracterizada por ir desvelando la personalidad implacable de von Keller –que no dudará en sacrificar a cualquiera de los colabores que le rodeen, cuando estos le ofrezcan la más mínima objeción en el discurrir de sus objetivos-. Hasta entonces, la película ofrecerá incluso ciertos matices humorísticos –centrados ante todo en el carácter fantasioso de Angus McBain (Alec Craig) y su hija más joven, o en el rasgo casi caricaturesco que describe uno de los agentes que se encuentran en las oficinas de la policía montada-, dejando en un segundo término el comportamiento ambivalente de Steven ante su propio contexto laboral e incluso personal. Por el contrario, esta se inclinará a una puesta en escena destinada a propiciar la confianza por parte de los supuestos contactos nazis que estaba a punto de descubrir, y de forma indirecta acercarse de nuevo al coronel nazi –aunque este no tenía deseo alguno de volver a encontrarse con él, intuyendo su doble juego-, merced a la una decisión personal de Ernst. A partir de dicho reencuentro, el gran realizador logra insuflar al relato ese carácter físico que imprime el traslado hasta esa vieja mina, antes del cual vivirán situaciones de gran peligro, en las que se pondrá por un lado de manifiesto la capacidad de Steve de sacar partido para su causa, intentando convencer a quienes rodean al jefe del comando nazi, sobre todo en secuencias como aquellas en la que todos ellos se refugian en una cueva de la tormenta –de admirable tensión interna-, o el frustrado intento de fuga a través de los esquíes de uno de los guías que hasta entonces había mostrado su inquebrantable adhesión al nazismo, desengañándose cuando von Keller humille a su esposa, que culminará el asesinato –en off- de Ernst quien, enfermo, en nada puede ya servir de ayuda al líder nazi.

Pero junto con esa admirable parte final, quizá solo lastrada por esa breve secuencia que sirve como conclusión, en la que el protagonista es rehabilitado y se case con Laura –revestida de una, en esa ocasión, chirriante comicidad-, me gustaría destacar en esta película, el buen estado de forma mostrado por un Walsh que se encontraba en uno de los periodos más fructíferos de su carrera, y del que me gustaría destacar, para concluir, el acierto con el que incorpora recursos del lenguaje cinematográfico, siendo uno de los más destacables la pertinencia de esos planos de acercamiento al rostro de los actores en determinados momentos –sobre todo destinados a mostrar instantes en los que su personaje asume situaciones de especial significación-. Una vez más, y con todas las objeciones que se puedan formular a su conjunto –que no son tales, sino quizá una cierta dispersión en su parte central-, el ya curtido realizador demostró una vez esa innata sabiduría a la hora de trabajar sobre los atractivos mimbres del cine de género.

Calificación: 3

1 comentario

SANTI -

cuando yo era pequeño durante los años 78,79,80 e incluso antes vi die with their boots on con 6 años , era frecuente ver el cine de walsh los sabados tarde , o en algun ciclo de antes
ahora han pasado 30 años y se ha confirmado o ha aparecido una pasion por el cine clasico que se fue alimentando en mi adolescencia y mas adelante
en el caso de raoul walsh como dije en la critica de perseguido tiene un puñadito de maravillosas pelis , que sin dudarlo al menos para mi le convierten en un gigante del cine
he visto persecucion en el norte hace unos 6 meses , recorde haberla visto hace la tira de años y como la posterior gloria incierta no pasa por ser de lo mejor de walsh , aunque en conjunto sea decepcionante y anodina en algunos aspectos, tambien resulta en algunos momentos entretenida , aunque no se puede decir que errol flynn nos ofreciese la mejor interpretacion de su carrera y helmut dantine pues decir que no me gusta , y ni senti interes tampoco cuando se alio con unode mis cineastas favoritos el gran peckinpah
pese a su prometedor comienzo , es un film fallido que no obstante se ve con agrado , esto no le paso siempre a walsh que en los 50s a veces daba muestras de agotamiento y sus pelis a veces eran tediosas , no quiere decir que no tuviese 7 o 8 titulos estimables , the tall men , camino horca el mundo en sus manos etc, pero esta peli esta llena de baches de desigualdades tempo narrativo , interpretacion , guion , etc
antes decia que uncertain glory era muy parecida , quizas le saliese un pelin mejor, pero en una obra tan grande es inevitable algun tropiezo en toda la filmografia de este gigante