Blogia
CINEMA DE PERRA GORDA

BACKGROUND TO DANGER (1943, Raoul Walsh)

BACKGROUND TO DANGER (1943, Raoul Walsh)

Si tuviéramos que valorar una película en función de los créditos que esta atesore en su ficha técnica, BACKGROUND TO DANGER (1943, Raoul Walsh) –otra de tantas producciones de la época con marcado carácter antinazi, que no fueron estrenadas en su momento en nuestro país- debería ser considerada una obra maestra. A la mano rectora del veterano realizador –en un óptimo y prolijo momento de su trayectoria en la Warner-, se unen la presencia de W. R. Burnett como guionista, el material de base de una novela de Eric Ambler, las capacidades como productor de Jerry Wald o la presencia en las tareas de montaje compartidas del posterior realizador Don Siegel. Y es precisamente esta última faceta la que permitirá el mayor grado de interés de esta concisa, entretenida y al mismo tiempo escasamente matizada propuesta de cine de intriga, en la que en ochenta minutos de duración se nos narra una azarosa y por momentos caprichosa historia desarrollada en terreno turco –uno de los escasos países neutrales de la II Guerra Mundial-, y dominada por los intentos nazis de hacer entrar dicho territorio en la contienda, siempre partiendo de la base de la implicación de Turquía con los ejes del III Reich.

 

Es a partir de dicha circunstancia donde se pondrán en práctica las estratagemas –basadas en la manipulación de la opinión pública-, urdidas por el veterano y astuto coronel Robinson (Sydney Greenstreet). Hombre de gran cultura e intuición, urdirá un falso plan de dominio de Turquía por parte de las fuerzas rusas, para facilitar con ello una reacción de la población a favor de los alemanes. Ello nos trasladará a una peripecia de agentes en donde la fidelidad hacia uno u otro bando variarán casi de una secuencia a otra, asesinatos múltiples, identidades escondidas y estratagemas con peligro de muerte que finalmente carecerán de rumbo, ya que en el fondo el espectador en un momento determinado percibirá que obedecen a caprichos de guión.

 

Y es que para saborear la sesión de cine de evasión que proporciona el film de Walsh, hay que olvidarse por completo de percibir un desarrollo dramático ordenado y coherente. No digo que no lo sea, pero es obvio que nos encontramos con una trama que se basa en un porcentaje muy alto en unos giros en apariencia inesperado pero en definitiva caprichosos, y en ese sendero se deja de lado una mayor profundidad de sus personajes o una ambientación más centrada en mostrar el malestar de un terreno neutral en guerra –propio de la narrativa de Ambler-, que en títulos como JOURNEY INTO FEAR (Estambul, 1943. Norman Foster) o THE MASK OF DIMITRIOS (1944, Jean Negulesco) se mostraban con mayor pertinencia. Cierto es que el ritmo de BACKGROUND… convierte la película una función atractiva –y es algo que nos ratificará la propia secuencia de apertura, que con ritmo casi percutante introduce al espectador en esas arenas movedizas en las que se mueve un territorio en apariencia pacífico como el de Turquía, donde nada es como se aparenta, y en el que un atentado puede ser provocado en las mismas filas, para con ello provocar reacciones internacionales opuestas-. En ese sentido, sí que es cierto que en la película deviene de especial interés el personaje interpretado con su habitual fuerza por el mencionado Greenstreet –a quien, como era habitual en sus intervenciones cinematográficas, incluso se filma con delectación en amenazadores contrapicados-. La presencia de ese manipulador de opinión situado en terreno neutral y con los dictaos de un régimen autoritario, se erige bajo mi punto de vista en un atractivo elemento de base que, desgraciadamente, no se aprovecha en la medida de sus posibilidades, dado que el entorno que se inserta no alcanza en ningún momento el necesario equilibrio. Dentro de esas circunstancias, creo que uno de los lastres más notables de la película, que de todos modos se nota fue elaborada con cierto apresuramiento, reside en la presencia como protagonista del generalmente hierático George Raft, quien en ningún momento lograr trasladar a la película ese atractivo como héroe que su personaje del espía americano Joe Barton pide casi a gritos –es indudable que con Humphrey Bogart en ese mismo papel, su resultado hubiera sido bastante más notable-. Pero es que además ese cierto apresuramiento se nota en el escaso interés que poseen los apuntes humorísticos introducidos en el relato –desde ese encuentro inicial de Barton en la estación del tren con dos vendedores ambulantes, hasta el plano final en que queda ligado con la espía soviética, en una ingenua representación de la alianza de Rusia y USA en la contienda-, o en el abandono de personajes de cierta presencia en el relato –como el acompañante de Barton, interpretado por el exótico Turnham Bey, quien desaparece de la función presumiblemente liquidado, sin que se dedique un plano para mostrar su muerte-, impiden que el con todo entretenido resultado, alcance el grado de atractivo que sus planteamientos hacían prever. Algo habitual por otra parte en el contexto de la producción del Hollywood de uno de sus periodos dorados, pero que de alguna manera provoca cierta decepción, al estar firmada por uno de los realizadores más valiosos del cine norteamericano. No le quita méritos a su cine, pero al mismo tiempo nos recuerda que incluso aquellos grandes nombres, tenían en ocasiones que responsabilizarse con propuestas en las que únicamente el oficio y la eficacia se ofrecerán como sus rasgos más notorios.

 

Calificación: 2’5

0 comentarios