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CINEMA DE PERRA GORDA

ISLAND OF TERROR (1966, Terence Fisher) S.O.S.: el mundo en peligro

ISLAND OF TERROR  (1966, Terence Fisher) S.O.S.: el mundo en peligro

Rodada en un breve paréntesis –no sería el único- entre su dilatada y legendaria colaboración con Hammer Films, Terence Fisher realizó este su ISLAND OF TERROR  (S.O.S.: el mundo en peligro, 1966) para una productora inferior –la Planet Films Productions, para la que al año siguiente rodó NIGHT OF THE BIG HEAT (1967)- y, conviene decirlo sin temor alguno, esa carencia de medios se percibe en su resultado, por lo que en buena medida haya que calificarlo como un título “menor” en la trayectoria del gran realizador británico –algo que por cierto es un derecho que han vivido los más prestigiosos creadores cinematográficos, y que hoy día, taquilla obliga, parece no perdonarse a un director que tenga un éxito comercial previo-. Estas limitaciones se hacen ostensibles especialmente en su pobreza fotográfica, la escasa credibilidad con que se describen las víctimas que pueblan la función y la falta de un mayor empaque en los “silicatos” que constituyen la amenaza fundamental de su trama. Esta se erige en una especie de nueva versión de THE WAR OF THE WORLDS (La guerra de los mundos) –dirigida por Byron Haskin en 1953-, trasladando sus objetivos a otro marco geográfico y unas intenciones mucho más escoradas hacia el serial, lo que paradójicamente beneficia su resultado final frente al ingenuo tono moralizante del simpático pero sobrevalorado referente norteamericano. En este caso, las investigaciones realizadas por un doctor para la cura del cáncer en una isla de Irlanda no tienen el resultado apetecido, propiciando la creación involuntaria de unas extrañas criaturas, que se alimentan a partir de las estructuras óseas de los seres vivos, provocando muertes en seres humanos y animales. Muy pronto la investigación de esta alarmante situación, hará acudir a la isla a los doctores Stanley (Peter Cushing) y West (Edward Judd), quienes con el dr. Landers (Eddie Byrne) –que muy pronto será una más de las víctimas de un ataque conjunto de varias de estas criaturas-, ejecutarán las investigaciones y dirigirán la lucha para poder acabar con estos horribles seres al parecer invencibles.

Como se puede comprobar, no es que el argumento de ISLAND OF TERROR proponga algo novedoso, pero es innegable que pese a todas las limitaciones que se les pueda oponer –y que en muchas ocasiones se han omitido en la mayor parte de las producciones USA de ciencia-ficción en la década de los 50-, la puesta en escena de Terence Fisher se percibe en numerosos momentos. En un principio, la primera de las muertes en un páramo rodeado de grandes piedras, parece evocar por momentos la magistral NIGHT OF THE DEMON (La noche del demonio, 1957) de Jacques Tourneur –con la que conserva además la presencia en el reparto del estupendo Niall MacGinnis, en esta ocasión ejerciendo como alcalde de la población de la isla-. En este contexto, Fisher acierta al extraer un estupendo partido a los exteriores brumosos y siempre tristes de la zona –a pesar de la ya señalada pobreza de su fotografía-. Por otra parte, son estupendas las magníficas composiciones que el evocado cineasta, logra en las secuencias que se desarrollan en el interior de la mansión de la que han partido los experimentos. Su maestría para la utilización del espacio escénico, los decorados y demás elementos de la dirección artística se hacen evidentes para cualquier aficionado conocedor de su estilo.

Ni que decir tiene que no todo el film atesora las mismas cualidades, nutriéndose de numerosas convenciones. Que el personaje de la novia del dr. West sea innecesario y resulte meramente decorativo. No obstante, hay algo que me gustaría destacar de manera especial en este ISLAND OF TERROR, y es su enorme fluidez y lógica narrativa. Fisher es consciente que está realizando casi un film serial –y la secuencia de cierre induce a pensar de ello, además de aportar una cierta interrogante en el espectador-, y no oculta sus intenciones, ofreciendo al público un relato sencillo, bien narrado, con las carencias antes señaladas pero cuyo crescendo narrativo está impecablemente ejecutado y, fundamentalmente, despojando el conjunto de toda connotación moralizante –que lastraba la ya mencionada THE WAR OF THE WORLDS e incluso otros exponentes más reputados del género-. Todo ello, unido a la impecable composición de Cushing, la dosificación de la presencia de los temidos “silicatos” –aunque personalmente hubiera limitado aún más su  visualización activa- y ese regusto irlandés en líneas generales bastante conseguido, permite apreciar finalmente este pequeño film. Una obra que se aprecia con interés, y pese a su carácter marcadamente “de trámite” dentro de la trayectoria de un cineasta mayor, pienso que más de un realizador de los excesivamente reputados en el cine fantástico durante las últimas décadas –omitiré nombre para evitar polémicas-, jamás han llegado al nivel de esta sencilla propuesta de ciencia-ficción británica.

Calificación: 2´5

1 comentario

Jose Miguel García -

Tengo a Terence Fisher como uno de los cuatro o cinco mejores directores de todos los tiempos, por lo que aprecio de él no solo sus clásicos de terror, sino los múltilples films ignotos que atesora en su filmografía. Ahora bien, "SOS el mundo en peligro" no está entre estos, aun siendo mínimamente salvable. Es verdad que tiene un aire a esos títulos de ciencia-ficción barata del cine inglés de los 50 (por ejemplo, en la Hammer), pero carece de su encanto y sentido narrativo. Y como bien dices, no hablemos de los horribles silicatos... Prefiero con mucho, y sé que aquí estamos de acuerdo, "The Earth Dies Screaming", tan barata y pulp como esta pero mucho mejor contada y fotografiada.