GIULIETTA DEGLI SPIRITI (1965, Federico Fellini) Giulietta de los espíritus
Rodada a continuación de la excelente OCHO Y MEDIO, GUILIETTA DE LOS ESPÍRITUS -cuyo argumento sirvió años después como base a NOCHES EN LA CIUDAD, de Bob Fosse- supone una bella disgresión sobre la mediocridad de la vida burguesa, el engaño, el peso del pasado, siempre tamizada por la poderosísima personalidad de su artífice; Federico Fellini. Sin lugar a dudas pocos realizadores europeos contemporáneos han sido tan admirados como el cineasta de Rímini e Ingmar Bergman por sus propios colegas de profesión. En el caso que nos ocupa es evidente esa progresión desde su apuesta por la evolución del modelo neorrealista hacia una capacidad de fabulación realmente paralela a su experto manejo del lenguaje cinematográfico.
El film que nos ocupa es una muestra más de ello, personificado en el personaje de Giulietta -la siempre maravillosa Giulietta Masina, esposa del realizador-, una mujer procedente de una familia voluptuosa, perteneciente a una clase acomodada, y que descubre de repente que está siendo engañada por su marido cuando este se relaciona con una modelo.
A partir de ahí Giulietta se desarrolla en un mundo que para ella tiene una percepción casi extrasensorial -así se lo ha vaticinado el adivino de la primera secuencia-, mientras que recuerda sus fantasmas familiares y unas vivencias de infancia caracterizadas por su represiva religiosidad. En realidad no se trata más que de una excusa para dar rienda suelta al enorme talento visual de Fellini, dentro de una película sorprendentemente "sixtie" en el conjunto de su obra, que goza de una extraordinaria plasticidad en su fotografía en technicolor de Gianni di Venanzo, y de la que cabría destacar algunas de sus magníficas "set pieces". De entre ellas no podría dejar de destacar la que practicamente abre el film presentandonos los invitados de su marido -una tan deslumbrante como ya habitual sucesión de primeros planos, entrecruce de personajes, servido por grúas, panorámicas-... todo un mundo irreal y cuasi fantástico para un hombre que sabía las enormes posibilidades de su talento.
Junto a ellos, se ofrecen numerosos momentos de especial sensibilidad -el instante en que en la cama el esposo de Giulietta está con la venda en los ojos y a ella le iluminan los suyos; ha descubierto el engaño que le rodea-; la vaciedad que se ofrece en el decorado del hogar con encuadres descompensados cuando se ha marchado definitívamente su esposo; el plano en el que sobre la pantalla del investigador que proyecta las películas de la infidelidad de su marido se ofrece el perfil cada vez más pequeño de Giulietta...
Estoy seguro que en un film de esta enorme riqueza -a la que aporta no poco de nuevo su talento el gran Nino Rota-, cada uno podrá elegir sus momentos preferidos. Pero dentro de su valía, no puedo omitir una cierta irregularidad en su metraje, o una recuerencia a planos cortos en algunos momentos que no se encuentran tan integrados como en el precedente film de su autor. Aún pareciendome un titulo de gran brillantez, no logró conmoverme como si lo lograron otros films de su filmografía, lo cual no va en menoscabo de sus múltiples cualidades, seguramente apreciables en más de un visionado.
Calificación: 3’5
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