EUROPA, EUROPA (1990, Agnieszka Holland) Europa, Europa
Nunca habrá que valorar lo suficiente que cada pocos años vayan surgiendo y filmándose películas que permitan mantener vigente el recuerdo de la barbarie nazi en contra de la raza judía. Realizada en 1990, EUROPA, EUROPA se inscribe de lleno en este capítulo, que con el paso del tiempo brindó dos títulos tan admirables como las oscarizadas LA LISTA DE SCHINDLER (Schindler’s List, 1993. Steven Spielberg) y EL PIANISTA (The Pianist, 2002. Roman Polanski) –con la que guarda ciertas curiosas semejanzas-.
No puede decirse que esta realización de la polaca Agnieszka Holland pueda ser ubicada en idéntico pedestal que los dos ejemplos señalados, pero es evidente que nos encontramos con una muy interesante crónica que recoge las memorias del judío polaco Salomón Perel –que aparece anciano en las imágenes finales del film encarnando su propio personaje- en el que coincidiendo con su adolescencia tuvo que afrontar la terrible vivencia de la II Guerra Mundial conviviendo con el nazismo en carne propia al ocultar los rasgos que delatan su condición –fundamentalmente su circuncisión- y sobreviviendo con extraña fortuna con el régimen de Hitler al utilizar de forma inconsciente su encanto y en determinadas ocasiones por los propios azares del destino –en un momento determinado decide rendirse a los rusos pero las circunstancias le hacen ser considerado un héroe por el ejército nazi.
Lo interesante de esta película proviene fundamentalmente de lo desapasionado de su crónica, que en todo momento deviene interesante y apenas acusa baches en su narrativa, manteniendo el punto de vista de las aventuras del joven Solly (magníficamente encarnado por el joven Marco Hofschneider). A partir de esa premisa, actitudes, situaciones y decisiones de su aventura muy pronto diluyen lo que pueden tener de confabulación con el nazismo para erigirse en la extrañísima historia de un adolescente que se ve abocado por las circunstancias a sobrevivir curiosamente en medio de un contexto que le debería ser hostil –nunca olvidemos que es un judío puro- y que la propia contradicción estética de las raíces nazis –la apariencia exterior- son las que posibilitan su progresiva andadura salvándose de difíciles y en ocasiones casi insalvables situaciones.
Esa mirada desapasionada, brillantemente ambientada y con un semblante diferente al habitual aunque jamás despojado del horror del fondo de la historia, es el que posibilita la singularidad y la valía de la película. El recorrido del joven Solly se ve casi abocado por las circunstancias, teniendo la sorprendente facultad de sortear las situaciones mas difíciles más que en el camino vayan cayendo las personas con las que estrecha lazos de amistad. En este terreno no me gustaría dejar de resaltar el breve episodio de la extraña relación que se establece con Robert (excelente André Wilms), un veterano soldado alemán homosexual que queda prendado de Solly y descubre su circuncisión pero no lo delata, iniciando una profunda amistad que queda trágicamente rota cuando este cae abatido en un bombardeo no sin antes recibir el primer beso por parte del muchacho que lamenta la desaparición de su único amigo alemán.
Esa extraña dualidad en mostrar un régimen atroz y posibilitar que afloren sentimientos entre las personas con cuya anuencia hacen posible no solo que este haya aparecido sino que incluso emerja y se mantenga vivo, es a mi juicio uno de los aciertos de este EUROPA, EUROPA, que logra mantener esa extraña frontera entre lo aterrador y la presencia de sentimientos, como si de alguna manera la mirada de su protagonista tamizada por la realizadora polaca pudiera descorrer las cortinas de lo cotidiano en un régimen que para muchos en pleno momento de su vivencia no dejó de parecerles una correcta y adecuada forma de gobernar, y en la que la aparente imagen agradable encierra el fanatismo mas feroz –Leni, la joven novia alemana que finalmente queda embarazada de un ario puro para ofrendar un hijo al Führer-. La excelente dirección de actores de film y la sencilla narrativa utilizada acrecientan esa sensación de autenticidad en la crónica que nos brinda el no demasiado prolongado metraje de la película.
Como antes señalaba, EUROPA, EUROPA jamás decrece en su interés partiendo de la base de una historia llena de atractivos que reitero me llega a parecer como un ensayo de la recreada años después por Roman Polanski en la ya mencionada EL PIANISTA –que subrayaba aún más en el sentido del absurdo de la existencia consustancial a la filmografía del también polaco-. En cualquier caso ese tono de cotidianeidad, la adecuación de la voz en off del protagonista y su constante mirada, permite que el film se contemple siempre con notable interés, por más que me resulten francamente chirriantes las dos secuencias de sus pesadillas, en especial la primera de ellas en la que se escenifica un ridículo baile entre Hitler y Stalin. Esas secuencias estimo que prescindibles, la utilización de una banda sonora inadecuada en las secuencias con crescendo narrativo y cierta frialdad en ocasiones, son otras limitaciones que afloran en un producto pese a ello honesto, inteligentemente planteado y servido con humildad, implicación e interés cinematográfico.
Calificación: 3
2 comentarios
garcia -
Samudaya -