APT PUPIL (1998, Bryan Singer) Verano de corrupción
Nos encontramos en 1984. Todd Bowden (Brad Renfro) es un perfecto ejemplo de las jóvenes generaciones de all american boys. Estudiante, hijo ideal, deportista y atractivo. Bajo su agradable semblante se esconde un ser con un lado oculto que descubre en la aparente plácida ancianeidad de su vecino (Ian McKellen) a un peligroso y antiguo criminal de guerra nazi -Kurt Dussander-. Fascinado por el entorno que le rodea se acerca a él y le propone una extraña relación basada en compartir sus antiguas experiencias en los campos de exterminio y aparentando el joven que logra dominar el inicial rechazo de este a contarle sus intimidades. Todd llega a comprar a Dussander un uniforme nazi encontrado en una tienda de disfraces y le obliga a vestirse con el mismo intentando acercarse al perverso atractivo de la iconografía del III Reich. Sin embargo y tal y como el anciano le advierte en un momento dado: “estás jugando con fuego”, invirtiéndose la relación dominante / dominado y tomando el mando de la misma.
Tras una extraña situación ambos se distancian hasta que el anciano criminal tiene que acometer casi en defensa de su secreto un asesinato en la persona de un mendigo vecino . Pide ayuda telefónica a Todd –al que había advertido previamente del deposito en una caja de seguridad de una redacción de sus experiencias con el joven- y este finalmente logra salvarle del infarto sufrido. Tras ser ingresado en un hospital Dussander es descubierto de forma casual en su pasada identidad, estrechándose paralelamente el cerco en su captura y el intento por parte de la policía por que Bowden les pueda comentar cualquier indicio sobre este nefasto pasado en su relación con Dussander. Sin embargo, nada sucederá. La semilla de la fascinación del mal se apagará definitivamente en el lejano exterminador pero se prenderá en el prototipo del “modelo americano”.
Adaptada de un relato de Stephen King, que en otras ocasiones ya había escrito historias de relaciones de dominio entre dos personajes. APT PUPIL –en España titulada VERANO DE CORRUPCIÓN- supuso la nueva realización de Bryan Singer tras el éxito de su atractiva pero sobrevalorada SOSPECHOSOS HABITUALES (The Usual Suspects, 1995). Creo que en esta película ya se pueden confirmar las virtudes y limitaciones de Singer, hoy día bastante perdido bajo mi punto de vista en la reiteración de sus aburridas y taquilleras versiones de los X Men. Por un lado era una prueba en su necesidad de encontrar historias interesantes que de alguna manera sirvan para hacer valer mayores cualidades que las realmente existentes en su narrativa. Unos rasgos que se confirman en un adecuado uso de la pantalla ancha, una excelente utilización de los actores –Ian McKellen y Brad Renfro (del que ya jamás se supo) están espléndidos en los dos roles principales-, excesivo manierismo con la cámara, tendencia a la presencia de momentos chirriantes o incluso ridículos –aquellas secuencias con el predominio de planos cortos y virados- y, en líneas generales, una cierta sensación de “aparentar más de lo que es” que obviamente se agudizará en las mencionadas adaptaciones de cómics que a mi juicio adolecen de una excesiva pretenciosidad.
En cualquier caso este APT PUPIL se erige en un superficial pero siempre atractivo relato sobre la fascinación que la maldad más o menos evocada puede ejercer entre las jóvenes generaciones –especialmente aquellas que se encuentran amparadas por el superficial progreso de la sociedad estadounidense-. Una película en la que si bien uno echa de menos esa espesura y agudeza cinematográfica que demostró en su momento el hoy olvidado Joseph Losey, no es menos cierto que ofrece buenos momentos y una historia llena de sugerencias. Entre las secuencias más destacables cabría destacar el instante en el que Todd mata con la pelota de baloncesto una paloma con el ala rota que se ha introducido en el gimnasio. Casi al final del metraje Singer insertará un plano casi similar al plasmar la humillación que este logra sobre el que fuera su tutor, y que de alguna manera le ha insinuado su homosexualidad. En ese terreno del suspense psicológico y la relación de humillaciones que se establece como si de una partida de ping-pong se tratara, VERANO DE CORRUPCIÓN cabría definirse como el típico producto que aparenta cargas de profundidad, en realidad ofrece bastantes menos de las que destellan bajo su pulido acabado, pero en su conjunto resiste el visionado sin altibajos notables.
Calificación: 2’5
6 comentarios
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julio ugarte -
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