GERONIMO (1962, Arnold Laven) Geronimo
Realizador caracterizado por una larga vinculación al medio televisivo, es sin embargo a través de la no muy amplia trayectoria como realizador cinematográfico, donde la labor de Arnold Laven ejemplifica a la perfección un artesanado de Hollywood que tuvo su prodigalidad a partir de la década de los cincuenta y prácticamente desparecería sucedido por generaciones posteriores a finales de los años sesenta. Películas policíacas, de ciencia-ficción, melodramas de guerra y también westerns caracterizan la andadura de un hombre de cine quizá no caracterizado por su personalidad pero sí por un probado oficio.
Y es precisamente en 1962 cuando Laven se decide a auspiciar un western –para su estudio habitual, la United Artists- en el que también ejerce como productor y llegando a participar incluso en las tareas de guión. Quizá en ello se adivine una cierta intención personal. En cualquier caso, lo cierto es que las imágenes de GERONIMO presentan –pese a todas las objeciones que se le puedan formular-, un inequívoco aire de estar contando una historia “importante” y una implicación especial en la misma, tal es así que ello facilita que sus principales escollos pasen en ocasiones desapercibidos para el espectador. GERONIMO a grandes rasgos nos narra la mezcla de historia y leyenda de la lucha del jefe apache, en su rebelión tras el inhumano trato recibido por su tribu tras su rendición. Al contrario que la posterior versión de Walter Hill –algo inferior a esta precedente-, en la que el punto de vista tenía como centro un narrador entre los oficiales del ejército comprensivo ante la dignificación de los apaches, en esta ocasión la película adquiere una visión directa por parte del personaje protagonista.
Lo primero que cabe destacar en esta película es la excelente utilización de los paisajes exteriores. Si bien no podemos atisbar la implicación psicológica existente en los westerns de John Ford, Anthony Mann o incluso Henry Hathaway, cierto es que esa presencia es brillante y manifiesta. Otro elemento temático que tiene un relativo peso en el relato es la importancia de la educación de los apaches como arma para lograr no solo integrarse en la evolución de la sociedad norteamericana sino incluso tener una mayor fuerza para lograr sus reivindicaciones sin tener que esgrimir el arma de la lucha. Ese rasgo y la importancia que para la continuidad de los ideales tiene la propia descendencia, son los dos elementos que dotan de especial interés psicológico al retrato de Geronimo, al que da notable prestancia física y el necesario hieratismo ese buen secundario que fue Chuck Connors, que aplica en su retrato el suficiente carisma, destreza de lucha y primitivismo para que su composición logre prender el interés del espectador.
GERONIMO es uno de los primeros westerns pro-indios resgistrados en la década de los sesenta, y años después de que su presencia tuviera su inicio en el cine de Hollywood unos años atrás tras el aporte de FLECHA ROTA (Broken Arrow, 1950. Delmer Daves) y tantos otros. Creo que pese a sus buenas intenciones en este terreno, una de las mayores limitaciones que ofrece su narración es quizá un cierto esquematismo en la configuración en los personajes negativos de la misma –especialmente el ejemplo del Capitán Maynard (Pat Conway), con sus expresiones de villano de opereta-, al que siempre ofrecerá su interesante contrapunto la mirada más escéptica del Teniente Delahay (interpretado por Adam West de forma más convincente que el blando Matt Damon en la versión de Walter Hill), que de alguna manera se ofrecerá como puente entre los recelos militares y los nuevos tiempos que se avecinan de relativo entendimiento con las reservas apaches.
La película al mismo tiempo posee excelentes momentos de buen cine –su ejemplo máximo sería el excelente travelling lateral que en la parte final del film nos muestra la presencia de los militares confederados mientras en primer término los guerreros apaches se encuentran pertrechados tras un pequeño muro de piedras en primer término-. En cualquier caso, y aún cuando en su parte final la temperatura de la película alcanza una notable fuerza, cierto es que esta no posee esa necesaria altura trágica que requería, quedando finalmente como una interesante, apreciable y entretenida narración, pero que de alguna manera queda envuelta por la relativa abundancia de magníficas aportaciones al género que se ofrecieron en los primeros estertores de la década de los sesenta antes del definitivo ocaso del género.
Calificación: 2’5
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