Blogia
CINEMA DE PERRA GORDA

WITHOUT WARNING! (1952, Arnold Laven)

WITHOUT WARNING! (1952, Arnold Laven)

Una panorámica nocturna de Los Angeles dispuesta en los mismos títulos de crédito nos traslada a la habitación de un hotel, donde se ha cometido un terrible asesinato por parte de alguien a quien no vemos el rostro. La voz en off que irá narrando con sequedad el devenir de la acción, nos previene de la atrocidad del asesinato de una mujer rubia –casada-, producido con una sucesión de tijeretazos en la espalda. El percutante inicio, acentuado con el primer plano de rostro de la víctima mostrado al revés, nos predispone a un relato directo, conciso, que capta de inmediato la atención del espectador, y que discurre a dos bandas. De un lado siguiendo la estela del psicópata asesino –Carl Martin (una muy eficaz labor del habitual secundario Adam Williams)-, y de otro las pesquisas efectuadas por la policía de cara a capturarlo, sin que puedan impedir que este siga su estela de crímenes. Debut en la realización de ese modesto pero en ocasiones estimulante artesano que fue Arnold Laven –muy pronto dedicado a una extensa andadura televisiva-, WITHOUT WARNING! (1952) supone otra de esas sencillas pero atractivas aportaciones que la United Artists ofreció en aquellos primeros años cincuenta. En esta su primera película ofreció su apuesta a una temática bastante en boga en aquellos años convulsos para el cine USA; el integrado dentro del noir que describe los comportamientos de mentes criminales surgidas dentro del contexto de una sociedad urbana, en la que paradójicamente la soledad se erige como uno de los elementos clave para la actuación de seres de conducta criminal. En esta vertiente, el debut de Laven, además de revelar en este unas capacidades descriptivas y un sentido visual bastante notable, se liga a exponentes como THE SNIPER (1952, Edward Dmytryk), M (1951) de Losey y tantos otros que formaron en su conjunción un auténtico y atractivo subgénero.

De ellos se separa, en la medida que su relato no busca ni lecturas políticas, ni tampoco coartadas psicoanalíticas. WITHOUT WARNING! se limita, y esa es su mayor virtud, a narrarnos de manera paralela, ayudados por ese relato en off que sabe situarse en su justa medida, la andadura paralela de policía y criminal. En ambos casos lo efectuará sin acudir a regusto moralizante alguno, aunque cierto es que interesa bastante más el seguimiento de la actuación criminal de Martin, que la relativa morosidad descriptiva de los métodos de investigación de la policía, a la que no se describe como ejemplarizante en modo alguno. Por el contrario, en esta producción de escaso presupuesto y poco más de setenta minutos de duración, el espectador asiste a un relato atonal, en el que quizá chirríen demasiado algunos de los instantes de su banda sonora –subrayando innecesariamente aspectos que la imagen destaca de manera suficiente-, pero que sabe alternar los dos aspectos que su trazado marca, ayudados por la excelente y sombría fotografía en blanco y negro de Josef F. Biroc. Hay un elemento que permite que su discurrir adquiera una tensión de especial calado; los silencios que definen los fragmentos en los que el criminal se adueña de la pantalla. El seguimiento de sus actitudes, la manifestación de sus pensamientos interiores, el uso de unos agresivos primeros planos -¡el que describe la expresión de su rostro cuando quema la chaqueta que podría delatarle en el primero de los crímenes cometidos ante la pantalla!-, hablan bien a las claras de un ser joven y de agradable presencia, pero al mismo tiempo taciturno, que no duda en ayudar a Carmencita, una niña que vive cerca de su modesta vivienda situada en las afueras de Los Angeles-, pero que siguiendo un patrón establecido, asesinará a mujeres rubias jóvenes a principios de cada mes.

WITHOUT WARNING! mostrará uno de sus episodios más brillantes en el encuentro del protagonista con una joven de presunta vida alegre, que lo subirá en su coche –sustituyendo en el deseo a una de las agentes de policía que ha sido puesta como prueba a lo largo de la ciudad para intentar detener al criminal-, y que acabará siendo una de sus nuevas víctimas –una vez más, el uso de la elipsis servirá como elemento estilístico para describir tan terribles crímenes-. Con el cadáver de esta mujer, Martin será interpelado por la policía, intentando sobresalir de una situación de casi imposible huída… que logrará llevar a cabo, aunque en la refriega hiera a los dos agentes que han ido en pos de su captura. Sin embargo, este será el episodio detonante para evitar la impunidad de sus acciones, que en un momento determinado, tendrán una casi segura víctima en la hija del dueño del comercio en donde compra sus herramientas y los elementos de jardinería propios de su profesión. Se trata de una muchacha –Jane Saunders- que desde el primer instante se sentirá atraída por Martin –un joven que goza de cierta apostura- y que hasta el momento solo ha recibido un trato distante por su parte. Con la excusa de llevarle a su casa una planta que había solicitado, Jane acudirá y se introducirá en la misma, contemplando con horror como en un cajón se encuentra la foto suya que ha echado de menos en la tienda, y junto a ella un recorte en el que se describe uno de los crímenes. Una vez más, el uso de los primeros planos servirá de catalizador para acrecentar el terror asumido por la muchacha, así como la aparición de Martin –poco después, sin incidir con ello en la búsqueda del efecto fácil-, intentando que la joven se quede en la casa. Será en esos instantes, donde este confiese que en el pasado estuvo casado y, al parecer, ello sea la base de su comportamiento retraído y criminal.

Justo es reconocer que ni Arnold Laven ni su argumentista y guionista –William Raynor-, se detienen en exceso en buscar causas. Simplemente exponen un caso que parece extraído de la inmensidad urbana que emerge nocturna en el inicio del metraje, y aparece diurna cuando la policía logra acabar con sus disparos con el criminal, cuando este se encuentra a punto de culminar otro de sus crímenes en la persona de Jane. Dedicado en sus títulos posteriores a propuestas de género modestas como moderadamente estimulantes, no cabe duda que WITHOUT WARNING! supone otra de esas pequeñas pero valiosas muestras de cine criminal, que tienen la virtud de fluir por sí misma, sin buscar mayor coartada que la narración del seguimiento de un criminal de base psicótica, ni buscar en ello mayores conclusiones que la de constatar que, en la inmensidad de una ciudad como Los Ángeles, es fácil encontrar seres aislados y ajenos de su devenir diario. Si hacemos excepción de esa cierta morosidad que adquiere la descripción del avance de las acciones policiales, y lo chirriante de algunos pasajes de su fondo musical, nos encontramos con un título de modestas ambiciones pero más que estimulantes resultados.

Calificación: 3

0 comentarios