BUFFALO SOLDIERS (2001, Gregor Jordan) Buffalo soldiers
Hay ocasiones en las que las circunstancias extra cinematográficas o “situaciones fuera de plano” crean unas expectativas que en ciertos casos no se corresponden con la realidad. Esta ha sido para mi la conclusión a la que he llegado tras visionar BUFFALO SOLDIERS (2001, Gregor Jordan). El perjuicio que en su carrera comercial propiciaron los atentados contra el “World Trade Center” de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 –con la consiguiente invasión de patrioterismo que invadió la sociedad USA- llevaron a su censura inicial, hasta que finalmente en 2003 se pudo estrenar en USA, si bien en una difusión limitada.
En cualquier caso, esta contrariedad en su propio país le otorgó de cara al exterior un relativo prestigio, ya que la película se erige en una nada solapada sátira de los estamentos militares del ejército USA, en esta ocasión destinados en Alemania en las vísperas de la caída del Muro de Berlín a finales de la década de los ochenta. En ese contingente destaca la capacidad extorsionadora de Ray Elwood (Joaquin Phoenix), joven de trayectoria conflictiva que no tuvo más opción en su momento que iniciar su paso por el ejército en lugar de sufrir seis meses de cárcel acusado de robo. En su actual cometido Elwood se encarga de estraperlos, especialmente centrados en el mundo de la droga. Pero esta gama de delitos de desobediencia civil tiene un cierto día un tan trágico como sorpresivo botín. Dos camiones militares sufren un estúpido atropello en una gasolinera, muriendo sus ocupantes quemados pero quedando indemnes las armas que portaban de forma clandestina, y de las que se incautan los seguidores de Elwood.
Al mismo tiempo llega al destacamento el Sargento Lee (Scott Glenn), que muy pronto muestra sus hostilidades con Elwood y en todo momento hará valer su condición de excombatiente de la Guerra del Vietnam –se trata sin duda un individuo de instintos sádicos-. Si a ello añadimos las aspiraciones del pasivo coronel Berman (Ed Harris) para lograr el generalato, el romance que Elwood mantiene con la hija de Lee, el crimen que se comete en la lucha por las armas que se encuentran escondidas, o el pathos final con la explosión al intentar hervir la droga entregada a cambio de las armas, todo ello abrirá un abanico de imágenes, reacciones, relaciones y humillaciones propias de la institución militar, que ciertamente se ha visto antes y sobre todo, con mayor contundencia, en otros títulos del género.
Nada de ello sería en sí mismo censurable. Pero sí lo es que la puesta en escena de este guión esté guiada por una absoluta falta de fuelle narrativo. Las secuencias de BUFFALO SOLDIERS se suceden generalmente con aire cansino y sin un gran interés dramático. Creo que la labor de Gregor Jordan –de quien recuerdo un simpático film australiano llamado TWO HANDS (1999)-, no sabe estar a la altura ni del cinismo ni del tono como comedia ni, menos aún, del cierto aliento trágico que la propuesta podía ofrecer.
En un conjunto de secuencias más o menos eficaces pero carentes de fuerza, cabría destacar pese a todo momentos que apuntan las posibilidades que BUFFALO SOLDIERS podría haber aportado al cine de nuestros días; desde el inicio del romance de Elwood con Robyn –admirándola y ganándose su confianza al ver sin temor la horrible quemadura que esta sufre en su cuerpo provocada accidentalmente por su padre-, los momentos confesionales entre Elwood y Berman, la sorprendente secuencia del estallido inicial de camiones en una estación de servicio o la propia muerte estúpida y accidental de un soldado que desea participar en un partido ¡todo ello en pleno y aburrido periodo de paz!
En todo caso, habría que destacar con mucho la fuerza expresiva que logran los últimos minutos del film, en los que su aire de tragedia tiene una oportuna y sarcástica conclusión al comprobar que Elwood ha logrado salvar su vida, aunque ha perdido una pierna, su rostro alberga marcas y cicatrices, y se encuentra destinado en Hawai.
Convendría hablar también de la brillante labor ofrecida por el siempre excelente Joaquin Phoenix –su personaje y estilo interpretativo me recordó al joven Tony Curtis de comedias militares tan brillantes como OPERACIÓN PACÍFICO (Operation Petticoat, 1959. Blake Edwards)-, y al que cabría añadir pese a su breve presencia en pantalla el veterano Ed Harris. Es por ello precisamente por lo que la frustración queda más patente. No cabe decir con ello que BUFFALO SOLDIERS sea una mala película, pero sí es absolutamente insuficiente en su ironía, su sarcasmo y la hondura de sus propuestas y, sobre todo, en la morosidad de una puesta en escena realmente poco inspirada.
Calificación: 1’5
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