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CINEMA DE PERRA GORDA

REMEMBER THE NIGHT (1940, Mitchell Leisen) Recuerdo de una noche

REMEMBER THE NIGHT (1940, Mitchell Leisen) Recuerdo de una noche

Sobre REMEMBER THE NIGHT (1940, Mitchell Leisen) –RECUERDO DE UNA NOCHE en España- siempre ha pesado la fuerte presencia proporcionada por el guión de Preston Sturges, quien al parecer nunca se ocultó en atacar al realizador del mismo –algo habitual por otra parte entre los guionistas posteriormente metidos en tareas de dirección, como Frank Tashlin o Joseph L. Mankiewicz- en el periodo del Hollywood clásico. En todo caso, sena debidas sus virtudes a guionista o director, queda como una de las películas más brillantes filmadas por Leisen en su periodo dorado de la Paramount.

De modo ágil y estilizado, REMEMBER THE NIGHT se inicia ante el espectador con el robo de un brazalete de manos de una experta ladrona –Lee Leander (Barbara Stanwyck)-, combinando Leisen el uso de grúas y montaje hasta que inesperadamente el recorrido de la descuidera la lleva hasta la justicia. El tono de comedia prosigue con la actuación de su abogado defensor en la vista pertinente, que en su más desaforado histrionismo y apelando a una rocambolesca hipnotización de la acusada para argumentar su improbable defensa. Pese a la nula consistencia de su planteamiento la labor del defensor cala abiertamente en el jurado, aspecto que es detectado por el fiscal designado –John Sargent (Fred MacMurray)- por lo que pide un aplazamiento apelando a la presencia de un conocido hipnotizador. El juez acepta la petición y suspende la vista, dejando con fianza de cinco mil dólares a la acusada. Nos encontramos en vísperas de navidad –en la vista se ha hecho mención de ello- y con la mala conciencia de dejar a la acusada pasar la misma en la cárcel, Sargent logra que le presten el dinero de la fianza y lograr que esta la viva fuera de la celda.

Lo que inicialmente podría entenderse como una obra de caridad de influencia navideña, en realidad irá recubriéndose de sentimiento hasta convertirse en un amor compartido por el hasta entonces imbatible fiscal y la progresivamente sensible ladrona. Y para que ese sentimiento vaya consolidándose la película irá discurriendo en su primera mitad por los senderos de la comedia –en ocasiones de tono claramente “screewall”-, y desarrolladas todas ellas durante el viaje de ambos a Indiana. Para ello no faltarán esas secuencias que culminarán con el apresurado frenazo del coche en una granja, el descubrimiento de estos por parte del granjero dueño de las tierras, el traslado de la pareja ante el juez de paz de la pequeña localidad, o los vaivenes que proporciona la huída de los dos protagonistas tras haber provocado ella un inesperado incendio. Ciertamente estas secuencias deben bastante el origen del guión de Sturges y sus intérpretes secundarios podrías emerger de cualquier galería de sus posteriores films. Eso si, nunca olvidemos que son posteriores para entender cuando debieron su presencia de las realizaciones de Sturges a la fuerza de sus guiones –lo cual podría plantear las mayores bondades de este como guionista que como realizador, un tema que dejo abierto a la discusión-.

En cualquier caso y sin abandonar definitivamente los ropajes de la comedia, REMEMBER THE NIGHT adquiere unos tintes mucho más sombríos con la visita que tanto Lee como John giran a la casa de la madre de esta. Una secuencia que se desarrolla con notable dramatismo y que de alguna manera explica por que una mujer sensible como nuestra protagonista finalmente se indujo a la delincuencia –la madre es una mujer fría y adusta de entorno puritano que nunca demostró cariño hacia su hija, como nuevamente se manifiesta en la escena-. La pareja abandona la vieja casa con Lee llorando mientras al fondo del encuadre se va oscureciendo la ventana al apagar la madre la iluminación de la casa.

Consciente de esta decepción, Sargent lleva a Leander a su casa familiar, donde muy pronto la joven queda inundada por las muestras de amabilidad que le brindan la madre y tía del fiscal. Evidentemente allí ella comenzará a sentir aquello que en su infancia había añorado –el cariño de una familia-, en un entorno navideño en el que no falta ni la evocadora presencia de la nieve ni los cánticos afectuosos. Poco a poco y con una cadencia casi musical la simpatía entre los protagonistas se irá convirtiendo en verdadero amor, expresado en la fiesta de fin de año donde casi sin pretenderlo ambos bailan y se besan ante la mirada certera de la tía de él. La recepción de improvisados regalos navideños fortalecerán esa sensación de totalidad por parte de Lee, y su aprensión de un mundo lleno de cariño que ella nunca había vivido en carne propia. Consciente de la fuerza de sus sentimientos el fiscal comenta a su madre –la siempre excelente Beulah Bondi- los antecedentes de la invitada que les ha traído, lo que ella detectará y permitirá que la joven se confiese a John en unas secuencias cargadas de emotividad, y en la que la presencia de los actores en el encuadre y la ubicación y reflejos de espejos nos dicen mucho del sentimiento de ambos. Evidentemente, son fragmentos todos estos en los que nos encontramos en el indiscutible dominio de Leisen dentro del terreno de la comedia romántica, y que a mi juicio logran elevar REMEMBER THE NIGHT a las más altas cotas de sensibilidad cinematográfica. Los jóvenes abandonarán la vieja casa familiar de John y regresan a Nueva York cruzando por Canadá, visitando las cataratas del Niágara y planteándose las posibilidades de que ella se quede en dicho país y eluda la acción de la justicia. Ella por su parte se encuentra un tanto trastornada por el hecho de no querer perjudicar con su amor la trayectoria del prestigioso fiscal.

La vista se celebra finalmente y el abogado defensor nuevamente incide en sus ridículas tesis sobre el hipnotismo. Por su parte John efectúa un interrogatorio lleno de dureza hacia Lee, que esta inicialmente entiende como un ataque a su persona y le provoca sus lágrimas. Sin embargo, en un momento determinado –extraordinario primer plano sobre el rostro de Barbara Stanwyck- esta comprende que lo hace para lograr con ello la simpatía del jurado y decide declararse culpable. La vista se suspende a falta de la sentencia del juez y ambos amantes se encuentran cuando Lee va a ingresar en el calabozo. Allí pese a las reticencias de Lee deciden consolidar su amor -John lleva sobre sus espaldas las sombras de las rejas- y él esperar a que ella cumpla su condena para que ambos puedan casarse. La secuencia es breve, sencilla e impactante y logra con su acusado romanticismo proporcionar una conclusión rotunda a esta magnífica película. No se si REMEMBER THE NIGHT es más obra de Leisen o de Preston Sturges o de la confluencia de ambos –quizá la opción menos arriesgada-. En cualquier caso hay una mirada romántica y una delicadeza que muy pocos realizadores de su línea podían formular –el ejemplo más rotundo sería el gran Leo McCarey- y el propio Leisen lo había aplicado previamente en su filmografía y lo haría igualmente con posterioridad. Si a ello unimos la elegancia del “look” de la Paramount en su mejor momento, las pinceladas y personajes secundarios proporcionados por el guión de Sturges y la magnífica prestación de todos sus intérpretes dieron como resultado un film de progresivo pudor en la plasmación de los sentimientos amorosos de los protagonistas. Quizá me quede fundamentalmente con ese rasgo antes que con las secuencias de comedia –en sí mismas bastante logradas-. En cualquier caso esa mezcolanza de géneros fue algo habitual en la labor como realizador de Mitchell Leisen –que dio frutos tan excelentes como EN LAS RAYAS EN LA MANO (Golden Earrings, 1947)- y que en este caso posibilita un producto francamente emotivo.

Calificación: 3’5

2 comentarios

anselmo -

Mirando la película estaba preguntándome todo el tiempo, ¿cómo demonios se las va arreglar para que el fiscal se lleve a la acusada a pasar la navidad a casa de su madre sin que le chirríen las rótulas a la verosimilitud? Pues lo hace y con una naturalidad argumental y una fluidez dramatúrgica que me dejaron turulato. Harto de tantas películas como se hacen hoy, imprecisas, premiosas, que gastan una parte importante de su metraje en justificarse, cuando no se desentienden de lo que cuentan, asombra lo directa, sencilla y honda que es esta. Hasta parece fácil. Y supongo que lo era si te llamabas Leisen o Sturges, o Stanwyck o Mac Murray. Una peli redonda y al pie. Disfrutadla.

Feaito -

Magnífica comedia. Gracias a tu review, pasa a estar en las películas por "revisitar".