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CINEMA DE PERRA GORDA

IL COLOSSO DI RODI (1961, Sergio Leone) El Coloso de Rodas

IL COLOSSO DI RODI (1961, Sergio Leone) El Coloso de Rodas

¿Qué separa IL COLOSSO DI RODI (1961) –EL COLOSO DE RODAS en España- del conjunto de los numerosos “peplums” que hicieron que tal denominación fuera sinónimo del película ampulosa, falsamente historicista y aburrida? Ciertamente bastante poco, aunque el hecho de ser la primera obra de Sergio Leone la haya tenido en mayor consideración que quizá algunas otras muestras del subgénero rodadas con mayor consecuencia y elegancia. Es curioso que pese a ser uno de los realizadores que más daño han hecho al cine moderno –años después le secundarían “genios” de la categoría de Quentin Tarantino o John Woo, que por cierto se han manifestado seguidores de Leone; todo queda en casa- su obra se sitúe entre las favoritas de numerosos aficionados y no pocos críticos.

Al margen de estas consideraciones generales sobre su trayectoria posterior, lo cierto es que en IL COLOSSO DI RODI se dan cita los tópicos y lugares comunes consustanciales a este tipo de películas. Desde la utilización de secuencias llenas de extras, la ambientación en periodos lejanos del pasado que permitían fácilmente el anacronismo, la ampulosidad de personajes desprovistos de cualquier matiz psicológico, buenos muy buenos y malos muy malos –el villano que encarna Conrado San Martín es realmente paradigmático a ese respecto con su despliegue de miradas aviesas al encarnar al traicionero Thar adornado con un flequillo digno de mejor causa-. En cualquier caso sorprende que en este debut de Leone el italiano no supiera salir de estos escollos, máxime cuando había ejercido previamente como ayudante de dirección en otros títulos rodados en tierras italianas por directores americanos –es el caso de BEN-HUR de Wyler o QUO VADIS de Le Roy-. Al parecer, y pese a la participación de varios nombres, el guión de la película se iba configurando día a día y bastante de ello se transmite a unas imágenes llenas de peripecias enrevesadas que una vez no han asimilado una aventura se meten en otra casi sin resolución posible. Da la impresión que al poder disponer de un diseño de producción bastante más notable de lo habitual, una de las normas fue la de dilatar –innecesariamente- la duración de la película. Para ello no faltarán incluso secuencias de danzarinas bailando al son de coreografías zarzueleras y alargando un metraje que con una duración más escueta estoy convencido hubiera logrado una mayor homogeneidad.

IL COLOSSO DI RODI nos cuenta la llegada de Darios (Rory Calhoun), militar ateniense, de viaje de esparcimiento a la isla de Roda. Allí pronto observará que lo que se le ha descrito como un remanso de paz en realidad esconde brotes de rebeldía. Y una vez allí, junto a sus innatos oficios de conquistador femenino poco a poco se verá integrado en las conspiraciones de poder junto a los fenicios que maquina Thar y la rebelión de esclavos contra dicha tiranía. Diversas circunstancias lo van uniendo a los destinos de estos hasta que finalmente la rebelión de los oprimidos se consuma pero la llegada de un insospechado terremoto servirá como conclusión a la película.

Sería bastante largo tener que enumerar las folletinescas y pueriles aventuras que sazonan el argumento de la película, en una sucesión de secuencias que en ocasiones aparecen montadas de forma abrupta –probablemente por los cortes que sufrió la copia estrenada en España- y que destaca por el planteamiento equivocado de comedia irónica que practica en todo momento el personaje encarnado por Rory Calhoun. Un aparente aire relajado que incluso se manifiesta en momentos dramáticos como el instante en el que Darius y Peliocles (Georges Marchal) firman su alianza y Koros (Ángel Aranda) se ofrece al primero para introducirse en el coloso y que demuestra su anacronismo psicológico tanto como en la secuencia final, en la que resulta incomprensible que tras un terremoto una película concluya de forma tan optimista. Si a ello unimos la pobrísima resolución de momentos aparentemente dramáticos como la secuencia que se desarrolla en el circo ante los carros y leones, tendremos la idea clara de la pobreza del conjunto.

Pese a todo ello creo que en EL COLOSSO DI RODI hay algunas cualidades que merecen destacarse, por más que su incidencia no contribuyan a elevar demasiado el conjunto. A la citada holgura de producción habría que añadir la brillantez de su fotografía y una interesante utilización de la pantalla ancha con composiciones horizontales. Al mismo tiempo la recreación de la monumental estatua del coloso es acertada –en su momento de creó a tamaño natural su base y la parte superior para filmar en ellos sus secuencias, mientras que al mostrarlo en conjunto se recurrió a la maqueta- y bastantes de los mejores momentos de las películas emanan de su presencia –dicho sea de paso, no demasiado bien aprovechada-. Es ahí donde destacan ideas como el lanzamiento de aceite ardiendo de su cabeza a través de catapultas para contrarrestar el ataque de los esclavos. Al mismo tiempo ese aire macabro que recorre toda la película tiene de igual modo momentos apreciables como el plano casi circular que muestra a la arrogante y ambiciosa Diala (Lea Massari) rodeada de los cadáveres momificados de los gobernantes del pasado de la isla, la secuencia de la tortura de esclavos por medio de una campana en el interior del coloso o los pasajes más briosos del conjunto; la secuencia en la que Darius desea escapar de la isla y lo hace por medio de una embarcación portada por esclavos que es atacada, una vez más, por el fuego que se desprende de las manos del coloso. Si a ello añadimos la fuerza de los dos “travellings” laterales que recorren el campamento de estos atravesados por lanzas en la visita de Darius, se llegará a la conclusión de que es precisamente la vena macabra la que más destaca en un conjunto lleno de debilidades, pero también de algunas pequeñas muestras de solidez cinematográfica.

Calificación: 1’5

3 comentarios

francisco -

megustaria comprarla pelicula del coloso de rodas hablada al español

Mozart -

Creo que emplear términos como soft, me parecen dignos de un imbécil descerebrado.

Jason -

creo que tus críticas se basan más en fijaciones intelectualoides, lejos del moderno Soft (concepto que utilizan los sociólogos para describir fenómenos flexibles. En este caso yal pel{icuñla enrola al receptor, y le permite alusinarse como guste, expandiendo su yo a su antojo. Creo que tu forma de expansión es muy personal, y francamente, utilizas muchos neologismos y muchos simbolos que le quitan lo sustancial al análisis.

Saludos