THE WAR OF THE WORLDS (2005, Steven Spielberg) La guerra de los mundos
La primera palabra que me viene a la mente a la hora de valorar esta película es la de decepción. Decepción no por que Steven Spielberg no tenga derecho a equivocarse o a hacer películas de poco nivel, sino por el hecho de que todos lo consideramos como un experto en el cine fantástico y nos haya brindado hace pocos años dentro del género dos obras de la categoría de MINORITY REPORT (2002) y, fundamentalmente, ARTIFICIAL INTELLIGENCE: AI (A. I. Inteligencia artificial, 2001). En fin, no todo van a ser obras más o menos redondas.
Pero lo cierto es que en WAR OF THE WORLDS (La guerra de los mundos, 2005) sorprende en primer lugar por el tratamiento realista que se imprime a una historia en la que narrativamente se opta por el uso de la cámara “a lo dogma”; algo que por otra parte ya se hizo con bastante acierto en la brillante SAVING PRIVATE RYAN (Salvar al soldado Ryan, 1998). Pero mas allá de esa elección, creo que uno de los grandes errores de la película estriban en otorgar un innecesario protagonismo a una típica familia norteamericana en crisis. Es algo que ha estado presente como sempiterna constante en muchos de sus títulos –y mucho me temo que el productor / estrella Tom Cruise algo habrá tenido que ver con ello-, pero que en esta película enturbia completamente su resultado, ya que tiene una incidencia desmesurada para lo que comporta las característica del producto.
Esta irregularidad y cierta decepción en los resultados viene dada, en primer lugar, porque quizá Tom Cruise no era ni de lejos el actor más adecuado para encarnar un padre divorciado y caracterizado por un cierto comportamiento bohemio –todo ello más allá de mi fobia personal hacia este icono del cine norteamericano-. Pero es que incidiendo en esa línea, los dos hijos del Ray Ferrier protagonista –el propio Cruise- son decididamente odiosos; un joven estúpido –Robbie (Justin Chatwin)- que se vuelve loco por integrarse en las filas del ejército y combatir contra los alienígenas invasores, y una niña repelente –Rachel (Dakota Fanning)-, que no para de poner ojos como platos y chillar a diestro y siniestro. En este sentido hay que reconocer que esta crisis familiar estaba mucho mejor resuelta e integrada cinematográficamente en otro relato reciente de similares características –me estoy refiriendo a la brillante SIGNS (Señales, 2002) de M. Night Shyamalan-.
Descontando pues, de antemano, cualquier interés en estos personajes –uno desea de que los eliminen de la forma más cruel posible-, lo cierto es que la película me deja absolutamente frío. Su –como no podía ser de otra manera- magnífico diseño de producción y brillante capítulo de efectos especiales y digitalización, no cabe duda que permiten algunos buenos momentos y secuencias llenas de espectacularidad, que llevan sobre ellos el inequívoco sello de Spielberg. Pero ello no basta para proporcionar el suficiente interés a un film que lleva la mano de su artífice, capaz de los mayores logros en el género de la ciencia-ficción.
Por otra parte, WAR OF THE WORLDS no solo no lograr provocarme inquietud alguna dentro de su aparentemente pavorosa historia, sino que en muchos de sus presuntos momentos cumbre me resulta absolutamente previsible. Y me refiero, por citar un ejemplo concreto, a la salida de Ray al contemplar que se avecina como preludio a la invasión, o especialmente cuando él mismo sale de la mansión de su esposa tras enormes estallidos luminosos sentidos desde el sótano –donde ha estado refugiado con sus hijos-. El espectador sabe que se encontrará ante un escenario dantesco, que será mostrado con el habitual travelling lateral, y que finalmente nos mostrará un avión que se estrelló allí.
Por todos estos detalles, cuando tanto personajes como conflictos internos no dejan de provocar una chirriante sensación, y a nivel de la propia invasión me siento absolutamente ausente de implicación emocional –ya que detecto muchos de los trucos narrativos ya utilizados al otras de sus cercanas aportaciones a la S/F, siempre con mucho mayor acierto-, quizá sirva señalar que personalmente me quedo con la más agradecida versión realizada en la década de los cincuenta por Byron Haskin –en la que pese a las ingenuidades propias de su época, no se incurrían en los molestísimos e innecesarios moralismos del título que nos ocupa-. Y al mismo tiempo uno añora al contemplar sus imágenes, el sorprendente y. este sí, realmente conseguido clímax en el que se atisbaban rasgos nihilistas y desesperanzados como los que se manifestaban en QUATERMASS AND THE PIT (¿Qué sucedió entonces?, 1967. Roy Wark Baker) o el sobrecogedor elemento trascendente que sublimaba la incomparable THE INCREDIBLE SHRINKING MAN (El increíble hombre menguante, 1957, Jack Arnold), que en este caso tiene una pobrísima manifestación en sendas locuciones en off al inicio y la conclusión del film aludiendo a cuestiones como Dios o la fuerza de la naturaleza.
Si a ello añadimos la ridiculez de ese inverosímil reencuentro final de la familia Ferrier tras la invasión, se podrá valorar que en THE WAR OF THE WORLDS se peca de poca densidad y una autentica invasión de tópicos “familiaristas” que convierten la película en una proyección idónea para cualquier colegio de alumnos del Opus Dei, formadores de vástagos de las huestes del Partido Popular.
Calificación: 2
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Anónimo2132121534 -