THE WALKING DEAD (1936, Michael Curtiz) Los muertos andan
Si bien es cierto que resulta comúnmente aceptada la primacía de la Universal a la hora de la evocación del cine fantástico norteamericano en la década de los años treinta, no es menos cierto que la afirmación tendría que ser matizada. Al menos en la medida que otros estudios –como la Paramount, la RKO o incluso la propia MGM- auspiciaron clásicos tan imperecederos como KING-KONG (1933, Ernest B. Schoedsack y Merian C. Cooper), ISLAND OF LOST SOULS (La isla de las almas perdidas, 1933. Erle C. Kenton) o DR. JEKYLL AND MR. HYDE (El hombre y el monstruo, 1931. Rouben Mamoulian).
En relación con esta primacía de la Universal, creo que también se plasmó una asimilación de los éxitos del estudio que comandaba Carl Laemmle Jr. en este género, a través de producciones de escaso presupuesto y pretensiones que fueron rodadas por otras productoras en aquellos años de esplendor del cine fantástico. Uno de esos ejemplos de estas relativas imitaciones hay que consignarla en THE WALKING DEAD (Los muertos andan, 1936. Michael Curtiz), realizada para la Warner Bross. Debo confesar de entrada la decepción que para mi ha supuesto este film, por dos motivos concretos. El primero de ellos algunas referencias positivas que tenía del mismo, y quizá el más consistente, la consideración que tengo hacia otra aportación de Curtiz en el fantástico, como es MYSTERY OF THE WAX MUSEUM (Los crímenes del Museo, 1933) en la que logró unos interesantes resultados, bastante más atractivos que los del remake de André de Toth –pese a que en esta última la carismática labor de Vincent Price lograra un enorme impacto-. Evidentemente, son variaciones bastante comunes en una filmografía tan extensa y por otra parte no demasiado pródiga en títulos de relieve –por más que algunos se empeñen en sobredimensionar la personalidad de este director húngaro-.
Prueba de ello se da cita en este THE WALKING DEAD, que pese a una escueta duración de poco más de una hora, llega a hacerse incluso tediosa en ocasiones, y que constituye una indisimulada mezcla de algunos de los films de horror más carismáticos de la Universal –con FRANKENSTEIN (1931, James Whale) a la cabeza-, que tiene su expresión en la segunda mitad de su metraje. Sin embargo, la primera parte no deja de ser una muestra más de esos típicos, moralistas y esquemáticos film de gangsters que tanto él mismo -20.000 YEARS IN SING-SING (20.000 años en Sing-Sing, 1932), como otros hombres del estudio como Lloyd Bacon, Anatole Litvak o William Keighley firmaron en aquellos años.
La sencilla historia de THE WALKING DEAD se inicia con la condena por parte del Juez Roger Shaw (Joe King), de un sospechoso de soborno que se encuentra en el grupo de una serie de influyentes personajes de dudosas actividades. Conscientes del peligro que para ellos tiene esta condena, proyectan el asesinato del Juez y para ello intentan localizar una coartada perfecta que dirija las sospechas lejos de ellos. Es así como lograrán implicar a John Ellman (Boris Karloff), un apacible y algo envejecido ex convicto que ha salido ya en libertad tras cumplir sus condena, y que se verá acusado finalmente del crímen. Para ello incluso se ofrecerá como su abogado defensor Nolan (Ricardo Cortéz), que será realmente el que lo lleve hasta la silla eléctrica. Una condena que finalmente se llevará a cabo y en la que el condenado escuchará a la llegada de su muerte su melodía preferida, en una petición especial que había solicitado al alcalde de la prisión como último deseo. La aparición de una pareja de jóvenes que actuaron como testigos accidentales del asesinato, y que saben que el acusado es inocente, posibilitarán un intento de salvación del acusado, que finalmente será infructuoso.
Es por ello que el Dr. Beaumont –a cuyo laboratorio pertenecen los testigos señalados-, solicita el cuerpo del ejecutado para experimentar con él. El mencionado experimento no será otro que intentar devolverlo a la vida. Al final, con no demasiado esfuerzo y aplicando sus conocimientos en la materia, Ellman volverá al mundo de los vivos. Pero el resucitado se convertirá en un hombre dominado por la tristeza, aunque logre mantener un punto de sensibilidad en la vertiente musical –el era pianista de profesión- y una especial intuición en detectar a aquellos que lo llevaron a la muerte. Y ahí llegará el involuntario proceso por parte del resucitado, quien de forma casi planificada irá eliminando a aquellos que contribuyeron a que fuera condenado de forma totalmente injusta. Esa intención tendrá su expresión más destacada en el viaje que formula al cementerio, en el que el protagonista muestra sentirse plenamente aliviado, ya que está en la tierra de los muertos, de los suyos realmente. Allí será acribillado a balazos por parte de los dos gangsters que aún permanecen vivos –y entre los que se encuentra el letrado Nolan-. Ellman será recogido por los ayudantes del Dr. Beaumont y este intenta lograr del moribundo que intente recordar la vivencia que tuvo tras ser ejecutado por silla eléctrica. No llegará el moribundo más que a señalar unas divagaciones, hasta que muere. En ese preciso momento los dos gangsters que huían en un coche tras haberlo disparado, se estrellarán cuando Ellman lance su último expiro.
Atropellada y, por momentos, previsible THE WALKING DEAD se abre y se cierra en sus títulos de crédito con la presencia de una silueta con una figura que va alzándose sin movimiento interior alguno. Ya comentábamos anteriormente la influencia que el film de James Whale FRANKNESTEIN tiene en esta pequeña película. Y esa deuda se centra sobre todo en los momentos en los que el doctor devuelve al condenado a la vida dentro de un laboratorio, utilizando técnicas similares y pronunciando Beaumond las palabras que ya hiciera célebres Colin Clive en el film de Whale; “It’s Alive / Está vivo”.
Por su parte, la primera mitad de la película deviene una de las más rutinarias dentro de aquellas de gangsters que tanto se prodigaban en aquellos años. E incluso llega a sorprender que existieran cuatro guionistas para dar forma al resultado final que se rodó. A ello podríamos añadir que las muertes de los elementos de dudosa honestidad, carecen de fuerza en su cercanía al fantastique al pecar de ingenuos.
Pero hay que ser justos, y dentro del escaso interés de la función, hay elementos dignos de ser resaltados. Evidentemente uno de ellos es el juego de sombras –algo habitual en el cine de Curtiz- que se registra en la parte en la que Ellman se encuentra en prisión poco antes de ser ejecutado, y que más adelante tendrán su justa extensión para los instantes en los que sus enemigos van siendo eliminado desde sus propios entornos, en donde la presencia de ráfagas de viento en la noche les dotará de una cierta atmósfera inquietante.
Ya señalábamos antes la curiosa implicación con la música clásica en el personaje de John Ellman, pero al mismo tiempo me gustaría señalar que la secuencia que realmente debería ser el momento de mayor interés en todo el film –la visita del protagonista al cementerio-, esté planificada y desarrollada con total ausencia de sentido fantastique. Ese pathos que Ellman plantea al reunirse con los suyos, queda como un instante más de consumación por parte de los gangster de la liquidación del resucitado, y por parte de este como lugar para estar presente en el lugar que le corresponde, tras un periodo como muerto en vida totalmente traumático. Es por ello que considero que el torpe desaprovechamiento de la ambientación fúnebre que emana de un camposanto y el dolor que en el mismo se podía expresar del alma del resucitado, queda absolutamente ausente. En su lugar se resolverá la muerte de los dos personajes enemigos, mientras que el protagonista lo hará con total aceptación. Un personaje este, por otra parte, del que Boris Karloff ofrece un trabajo lleno de matices y sentimiento.
Calificación: 1’5
4 comentarios
santiago -
evidentemente tambien cuentan los premios , prestigio etc , pero ellos fueron de lo mejor y para mi estan entre los 10mejores
santiago -
curtiz tiene un buen puñadito de peliculas estupendas , la carga de la brigada ligera , el capitan blood , casablanca , 20000 años en sing sing , mildred pierce , el rey del tabaco , angeles con caras ,etc , o sea me parece una soberana memez compararle con wellman que si tiene 4 obras maestras , el enemigo publico , gloria y hambre , y los dos westerns cielo amarillo y incidente en ox bow , amen de otras apreciables pelis como beau geste , pero la diferencia entre ambos cineastas es minima , yo prefiero flamingo road a los aburridos filmes belicos de wellman por ejemplo, y hawks gran cineasta sin duda pero tambien tiene peliculas muy aburridas , una? camino a la gloria
Anónimo -
Victor -