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CINEMA DE PERRA GORDA

LE DIVORCE (2003, James Ivory) Le divorce

LE DIVORCE (2003, James Ivory) Le divorce

Firmante de, al menos, dos excelentes películas –HOWARDS END (Regreso a Howards End, 1992) y THE REMAINS OF THE DAY (Lo que queda del día, 1993)-, es realmente paradójica la situación de James Ivory. Galardonado en múltiples ocasiones –en especial por sus conocidas, refinadas y desiguales adaptaciones literarias de época-, su trayectoria sin embargo no alcanza un verdadero prestigio en su conjunto. Quizá esa constante apuesta por el cine de qualité, la innegable irregularidad que caracteriza su filmografía o quizá su voluntaria huída de cualquier veleidad que permitiera acercarse a otros públicos aparentemente más “comprometidos” cinematográficamente, han contribuido a ello. No podría responder a la pregunta con exactitud, máxime cuando no he seguido muy de cerca el conjunto de su filmografía. En cualquier caso y aunque no me puedo considerar un fervoroso de su cine -¿tiene alguno realmente?-, sí que rompo una lanza a su favor, cuando se entroniza con tanta facilidad a realizadores que bien poco saben realmente de esa profesión en apariencia tan sencilla como es la de dirigir películas.

Valga toda esta larga digresión para señalar que en la filmografía de Ivory se encuentran algunos títulos que escapan a esos melodramas ambientados en épocas pasadas por los que es realmente conocido, y que en buena medida cabe calificar como propuestas irregulares, en general fríamente recibidas por crítica y público, pero que dentro de esa condición –digamos “menor”- recrean una mirada más o menos lograda pero indudablemente personal, coral y contemporánea en tono de comedia amable e irónica. Me estoy refiriendo a SLAVES OF NEW YORK (Esclavos de Nueva York, 1989) y LE DIVORCE (Le divorce, 2003).

La última de estas películas es una de las postreras uniones entre Ivory y el productor hindú Ismail Merchant –fallecido en 2005-, con quien prácticamente ha formalizado toda su filmografía, condicionando en ella su proverbial esmero en el diseño de producción y la elección de temas, y en su oposición esa tendencia al academicismo que se convirtió el auténtico elemento de ataque en su cine. En esta ocasión, el título que comentamos se brinda como una amable comedia melodramática desarrollada en París y en la que sus principales personajes buscan amor, se niegan a perder el que ya tienen, y en el fondo lo que se dirime es el contraste entre las personalidades norteamericana y francesa.

LE DIVORCE se inicia con al llegada de Isabel (Kate Hudson) para acompañar a su hermana Roxeanne (Naomi Watts). Su llegada coincide con el abandono de esta por parte de su esposo, el pintor Charles-Henri (Melvil Poupaud). Por ello lo que en un principio se proponía como una estancia grata se verá convertido en una situación por momentos desagradable. Pero la circunstancia no evitará que Isabel sobrelleve una vida sentimental al ejercer como amante del demagogo, reaccionario y atractivo Edgar (Thierry Lhermitte). A partir de ahí se abrirá un abanico de personajes y situaciones que incluirán un intento de suicidio, asesinatos y la pugna por un cuadro que para unos no tiene valor alguno, aunque finalmente se revelará como una desconocida y cotizada obra de arte.

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El film de Ivory es tan liviano y agradable como insustancial. Cierto es que en su contra se puede argüir que desprende demasiado metraje para la escasa enjundia de las propuestas que encierra. Era algo que también sucedía en la mencionada SLAVES IN NEW YORK –con la que comparte un magnífico diseño en sus títulos de crédito iniciales y finales-, y que en su conjunto revela quizá las limitaciones de Ivory a la hora de acometer films ambientados en época contemporánea. En todo caso, LE DIVORCE es un título agradable y que comporta una mirada –todo lo superficial y estereotipada que se quiera- lo suficientemente interesante y elegantemente rodada, como para merecer una relativa atención. De todos es conocida la enorme fascinación que para el norteamericano más o menos culto ha ejercido Europa y, más en concreto, una ciudad como París como epicentro de una serie de tópicos de los cuales en cierto modo se burla esta película. Lo hace con amabilidad, con punzante ironía en algunos de sus elementos –pienso en lo divertido que resulta el devenir de ese bolso “Kelly” que prácticamente sirve para numerosos personajes conozcan que Isabel es la amante de Edgar o en los recovecos de la historia que rodea la valoración del cuadro propiedad de los Walter-. La ligereza, envuelta en un magnífico diseño formal, un notable cast y una sobria elegancia tras la cámara de Ivory, se erigen finalmente como elementos que inclinan la balanza hacia una moderada y positiva valoración de esta pequeña película. Una propuesta que oscila entre la comedia y el drama con notable precisión, que quizá registra algún altibajo en su desarrollo, pero que en todo momento revela un buen gusto y una elegancia que, al menos en mi caso, me permitió sobrellevar su innegable superficialidad con bastante buen grado en su desarrollo, y sobre todo el brillo que alcanza en sus momentos finales –que sirven a modo de conclusión sobre el destino de sus personajes-, con momentos tan elegantemente filmados y montados como la secuencia de la subasta del cuadro que prácticamente servirá como conclusión del film.

En conjunto, una pequeña película, volátil y superficial, pero que deja un buen sabor de boca.

Calificación: 2’5

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