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CINEMA DE PERRA GORDA

STREET SCENE (1931, King Vidor) La calle

STREET SCENE (1931, King Vidor) La calle

Es muy curioso a la hora de consultar diversos estudios sobre la obra de King Vidor, resaltar como STREET SCENE (La calle, 1931) es citada muy de pasada por el mero hecho de no haber tenido oportunidad de verla los firmantes de dichos acercamientos. Se la suele mencionar citando generalmente referencias de veteranos comentaristas, haciendo especial hincapié en el reto técnico que para Vidor supuso la adaptación de un material de base teatral, que no procuró disimular en ningún momento. Lo cierto es que la obra de Elmer Rice permite al realizador norteamericano reencontrarse con tipo de cine social ya practicado en su obra cumbre; THE CROWD (...Y el mundo marcha, 1928), aunque en esta ocasión se implicara en una adaptación de las reglas de base escénica que planteaba la misma: unidad de decorado, acción en un mismo día, etc. Todo ello se plantea en esta producción de Samuel Goldwin por medio de esa fachada de un edificio dentro del cual conviven una serie de personajes de variada índole, caracterizados por su desarraigo social y, en líneas generales, sobrellevar unas condiciones de vida no todo los deseables que ellos quisieran.

 

STREET SCENE se inicia de forma deslumbrante, como el mejor cine de Vidor. Un rápido montaje de planos urbanos nos va centrando en el marco en que se desarrollará la historia, describiendo además de forma muy expresiva la jornada de calor que se vive en la ciudad. Será ese precisamente el tema de conversación que plantearán inicialmente los vecinos de este inmueble a la hora de entablar una conversación intrascendente – convención por otro lado bien habitual en las rutinarias charlas veraniegas de cualquier lugar del mundo-. La reiteración en este elemento no es más que una señal de la ausencia real de amistad sincera definida en los vecinos, entre los que conviven judíos, librepensadores, conservadores, cotillas y toda una gama coral de habitantes, que van desfilando ante la pantalla rodeados de sus miserias y limitaciones.

 

Pero en la película adquiere una mayor importancia el personaje de Rose, encarnado con su acostumbrada sensibilidad por Sylvia Sidney, que es consciente de las infidelidades de su madre. Un adulterio en buena medida casi obligado, puesto que el padre y esposo de ambas es un hombre hosco y carente de sentimientos, que en modo alguno ha respondido a la sensibilidad de las dos mujeres que le rodean.

 

Dentro de este contexto, por las manifestaciones del propio realizador y, sobre todo, la fuerza que proporcionan sus imágenes, en STREET SCENE el director norteamericano intentó en todo momento respetar la teatralidad de la propuesta, pero dotándola internamente de una planificación innovadora para la época y aún hoy día tan brillante como eficaz, en la que cabría destacar un uso de picados y contrapicados realmente arriesgados, que se integran con armonía en el conjunto de la película, y procurando que el encuadre de cada uno de ellos fuera diferente. Es decir, no se trataba solo de deslumbrar técnicamente, sino ser diestro en una narración personal que al propio tiempo responda a sus necesidades expresivas.

 

Como cualquier otra adaptación teatral, la película se divide en tres actos, de desigual duración. La primera de ellas –en la que prima el carácter descriptivo- ocupa más de la mitad de sus escuetos ochenta minutos de duración. Allí se desplegarán las relaciones, mezquindades y ruindades del grupo de vecinos que se encuentra ubicado en un barrio obrero de New York. Todo ello además servido por excelentes actores de origen escénico. Será sin embargo el segundo acto de la propuesta el que logre conmover, y de por sí pueda ser situado entre los mejores fragmentos jamás rodado por el gran realizador norteamericano. Son las secuencias en la que se gesta el doble crimen de la madre de Rose y su amante por parte del padre de esta. No se sabe que admirar más, si la forma en que se expresa cinematográficamente la confirmación de la sospecha por parte de ese insensible pero celoso esposo, o la forma de plasmar en off  la catarsis del doble asesinato. Pero es indudablemente esa asombrosa y lírica grúa de retroceso que describe la culminación del doble crímen, la que marca el punto más álgido de la película, integrándola dentro de una multitud que se despersonaliza dentro de una imagen cada vez más alejada de la acción; la que la tragedia que vive Rose se diluye en el conjunto de la masa. Una vez más, parece que nos encontremos con aquel célebre rótulo de THE CROWD: “la gente ríe siempre contigo, pero solo llora junto a ti durante un día”.

 

STREET SCENE culmina en un tercer acto definido en una escena de tintes sombríos sobre en la que se asoma un aire de esperanza. Otro magnífico movimiento de grúa describe la huída de Rose, de un entorno opresivo y que siempre estará dominado por la muerte de su madre y la detención de su padre –quien antes de ser llevado a la cárcel tras ser detenido, mostrará ante su hija un insólito semblante humano-.

 

Dentro de su brillantez, por un lado hay que señalar que la película de Vidor se distingue positivamente de otros interesante productos posteriores de Samuel Goldwin en los años 30 –pienso en DEAD END (1937. William Wyler)- pero al mismo tiempo creo que su relativo lastre teatral y, fundamentalmente, ciertos latiguillos de su texto, impiden que su resultado pueda ser ubicado entre las cumbres del cine de su autor. Con todo, se trata de un título de gran interés y del que especialmente cabría pedir una difusión más normalizada –y me refiero con ello a una necesaria edición en DVD o frecuencia en pases televisivos-, que cada día de forma creciente, supone la única posibilidad del aficionado para reencontrarse con títulos poco difundidos del cine clásico.

 

Calificación: 3’5

2 comentarios

santi -

este director cada vez me gusta mas , solo con ver el manantial uno se da cuenta que estamos ante un director enorme y que estaba entre los elegidos
posiblemente mi comentario anterior no es del todo cierto , vidor estaba a la altura de hawks o de walsh y fue otro pionero del cine , un cineasta con total libertad en toda su obra y un autor
un maestro del cine

santi -

tengo este filme en dvd y para no extenderme mucho dire que me gusto esta pelicula , ya se que al director de la ciudadela le faltaba un pelin para llegar a ser el gran cineasta que fue , pero pese a evidentes cosas que usted afirma en su critica , aqui hace un trabajo encomiable
king vidor fue un director genial al que sino esta a la altura de la santisima trinidad de realizadores americanos , ford-hawks y walsh le faltaba muy poco
por cierto habia que ver que peliculas hacian en 1931 los susodichos, ford todavia estaba a mediohacer , hawks estrenaria al año siguiente scarface , obra maestra indiscutible , y walsh venia de realizar la para mi gusto pesadisima la gran jornada , digamos que en esta epoca vidor no tenia nada que envidiarles , luego lo que paso con los años es otra historia