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CINEMA DE PERRA GORDA

THE WICKED LADY (1945, Leslie Arliss)

THE WICKED LADY (1945, Leslie Arliss)

Pese a no resultar un título redondo, creo que es interesante destacar un producto de las características de THE WICKED LADY (1945, Leslie Arliss) –mas allá de sus intrínsecas cualidades-, por ser un ejemplo más del interés que ofrece una cinematografía tan generalmente denostada como la británica, así como por el hecho de poder ver como la misma ha estado interconectada en sus nombres, técnicos, actores y en sus propias constantes temáticas. Está claro que estas circunstancias no son patrimonio exclusivo del cine inglés, pero quizá sería una atractiva premisa para poder establecer esa necesaria reconsideración de una de las –bajo mi punto de vista- más valiosas cinematografías europeas –junto a la italiana- generadas en el siglo XX. 

En el aspecto concreto de la interdependencia antes señalada, viendo THE WICKED LADY por momentos tenía la sensación de encontrarme ante el precedente de algunos de los mejores títulos de Hammer Films, sobre todo presente en esos decorados interiores adornados con siniestros motivos escultóricos y tratados de forma similar a los de la célebre productora. La presencia de Terence Fisher como montador en la película puede ser casual, pero en algunos momentos y con la colaboración –mas rejuvenecida- de la imponente Martita Hunt en medio de dichos escenarios flanqueando un grupo de muchachas de la mansión, me pareció un precedente de la admirable THE BRIDES OF DRACULA (Las novias de Drácula, 1960. Terence Fisher). Pero también las secuencias que se describen junto a una horca ante el público –iniciadas con el impagable detalle de las pequeñas horcas de juguete que se ofrecen para deleite de los niños allí presentes-, no deja de resultar un curioso precedente de los momentos similares existentes en los instantes finales de la magnífica TOM JONES (1963, Tony Richardson). 

Pero mas allá de estas concomitancias –que creo tienen más importancia de las que se les suele otorgar-, con THE WICKED... nos encontramos con una producción de la Gainsburg, especializada en los años cuarenta en dramas folletinescos, títulos de imaginería gótica, e incluso thrillers de época. Lamentablemente, es muy difícil hoy día poder acceder al conjunto de la producción de esta firma, que destacó en productos emparentados con el folletín, el cine de suspense y la aventura, caracterizados bajo una ambientación de época. 

En esos parámetros se desarrollarán los fotogramas de una película que describe la trama, quizá sobrecargada –puede que la excesiva acumulación de peripecias impida la necesaria densidad de su relato-, que rodea la andadura de Lady Barbara Skelton (una en ocasiones sobreactuada Margaret Lockwood). Esta sobrellevará una creciente,  caprichosa, malvada y perversa dualidad en su personalidad, convirtiéndose en su cara oculta en un bandido que por las noches y a caballo se dedica a asaltar diligencias, llegándose a aliar con un legendario bandido –Jerry Jackson (un joven James Mason)- al que llegará a delatar cuando compruebe que sus sentimientos hacia él no son correspondidos. La protagonista, alternará su nada recomendable pero transgresora personalidad oculta con su boda por interés con un poderoso juez, arrebatando con ello el compromiso que este tenía previsto con su prima y mejor amiga, quien en un arrebato de lealtad llegará a ejercer incluso como su dama de honor. En esta un tanto entrecortada historia, se sucederán los asaltos y aventuras de su extraña protagonista, que se desenvuelve en exteriores nocturnos y campestres y que tendrá su perdición en el  afán por saciar sus caprichos, de intentar superar sus deseos de poder y dominio sobre los que le rodean, y que, sin embargo, no podrá retener el único y verdadero amor que llegará en su vida, representado en la figura de Kit Locksby (Michael Rennie), con quien instintivamente quedará relacionado en uno de los instantes de su boda. 

THE WICKED LADY destaca por una formidable y densa ambientación de época –estoy convencido que aprovecharían decorados de otras producciones y ello permitió un resultado suntuoso- que además está muy bien aprovechada escenográficamente en una escenas en las que el travelling de avance o retroceso destaca como elemento de estilo. Quizá resulta algo esquemática en la plasmación de la compleja psicología de su personaje central –a ello los excesos de la Lockwood no le favorecen en nada-, pero está rodeada de un elenco de excelentes secundarios (la ya citada Hunt, Felix Aylmer, James Mason...). 

Al mismo tiempo, el desarrollo de la misma alcanza un notable tono “bizarro”, que alcanza su culminación en sus minutos finales –precisamente a partir de los ya señalados momentos de la condena en la horca de Jackson-. Es a partir de esos momentos cuando las peripecias del film de Arliss alcanzan esa densidad hasta entonces solo presente de modo intermitente, hasta su melodramática conclusión con un excelente y atrevido travelling de retroceso en grúa, coincidiendo con la muerte de Barbara. Mientras tanto, el hombre que un día iluminó su corazón la abandona y sabemos que se va a casar con su prima y amiga. Precisamente, aquella joven a la que en el pasado arrebató quien iba a ser entonces su marido. 

Calificación: 2’5

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