HITTING A NEW HIGH (1937, Raoul Walsh) La reina de la selva
Dentro de la extensísima andadura como realizador de Raoul Walsh –abarca más de cien títulos desde el propio periodo silente-, una de sus vertientes menos conocidas se centra en las diversas comedias musicales que firmó en los años 30. Recuerdo con agrado ARTISTS & MODELS (1937) –nada que ver con el título posterior de Frank Tashlin protagonizado por Jerry Lewis y Dean Martin-, pero creo que si hubiera que analizar las virtudes de su cine a través de las pequeñas producciones que dirigió dentro de este género, en poco podría definirsele en la condición de gran hombre de cine que destacó en su contribución a géneros como el western, el cine de aventuras o el bélico.
Con todos los enormes condicionamientos de producción y de propia base que caracteriza HITTING A NEW HIGH (La reina de la selva, 1937), no cabe duda que hay que definir su resultado como una muestra de la relativa destreza con la que Walsh se desenvolvía en este tipo de películas, ofreciéndoles sobre todo un relativo dinamismo que aún convierte su conjunto en un divertimento pasablemente simpático. En este sentido, HITTING… es un juguete cómico con ribetes de opereta musical, original de Robert Harare y Maxwell Shane, típicamente creado para el lucimiento canoro de Lily Pons y las facultades cómicas de un reparto en el que tienen especial relevancia el lubitchsiano Edward Everett Horton, y un Jack Oakie que parece el hermano joven de Oliver Hardy.
Horton interpreta al millonario mecenas Lucius B. Blynn, un hombre torpe y simple –típico en los papeles interpretados por el cómico-, harto de los fracasos de sus apuestas en la ópera y de ser ridiculizado por el experto Andreas Mazzini (Eduardo Ciannelli). Oakie por otro lado encana a Corny Davis, el jefe de prensa de Blynn, caracterizado por ser un marrullero oportunista que se aprovecha de la buena fe de este. A Davis se le ocurre la idea de disfrazar a una cantante de night club –Suzette (Lily Pons)-, y hacerla aparecer en pleno corazón de África como una “mujer pájaro”. Allí se ofrece para que la “descubra” su mecenas -que aparentemente ha acudido hasta allí de safari-, trasladándola hasta Estados Unidos, donde la quiere preparar como cantante de ópera. Por su parte, esta se ve forzada por su compañero en la orquesta de jazz –y futuro prometido-, a que alterne sus deseos operísticos con su participación en la orquesta en la que siempre ha actuado. Se puede suponer que a partir de esta dualidad se producirán las situaciones equívocas y las fugas cómicas, en la que incluso intervendrá uno de los componentes de la banda, haciéndose pasar como el padre natural de la “mujer pájaro” ante el millonario. Partiendo de la base de las características que rodean su propia existencia, el film de Walsh resulta bastante entretenido, deviene divertido en ocasiones, demuestra bastante dinamismo en su realización e incluso no asume demasiado protagonismo en las canciones que interpreta la Pons, que están servidas con bastante sentido del humor por la actriz y cantante.
Si bien bajo mi punto de vista la labor de Everett Horton resulta un poco cargante –no me incluyo entre quienes lo consideran un genio de la comedia, lo siento- el contrapunto de Jack Oakie resulta divertido, e incluso la planificación de Walsh resulta menos estática de lo previsible en estos casos, teniendo el referente que suponían las tan alabadas como a mi juicio sobrevaloradas comedias protagonizadas por Fred Astaire y Ginger Rogers. Algunas de ellas quedan hoy día como auténtica arqueología fílmica, y solo existen en función de los “inolvidables” números musicales dispuestos para la pareja. Aquí, por el contrario, el equilibrio entre el elemento de comedia y la presencia de canciones es aceptable, en parte por que no estamos hablando de un título musical, sino de una película al servicio de las dotes canoras de la protagonista. He de decir que esta me resultó bastante divertida en su desempeño como falsa “mujer pájaro”, y consignar que los mejores instantes de la función adquieren una extraña tonalidad fantastique. Se trata de los planos descritos en torno al descubrimiento de Suzette en plena selva, cantando en la orilla de un frondoso lago y rodeada de animales tropicales. Una secuencia atractiva e inusual, para un divertimento tan distraído como escasamente perdurable.
Calificación: 2
2 comentarios
santi -
ugg classic short -