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CINEMA DE PERRA GORDA

LES TEMPS QUI CHANGENT (2004, André Téchiné) Otros tiempos

LES TEMPS QUI CHANGENT (2004, André Téchiné) Otros tiempos

El seguimiento de la estimulante y ya considerable filmografía del francés André Téchiné, me ratifica observar en su figura uno de los más interesantes realizadores galos surgidos en las últimas tres décadas, y al mismo tiempo un cronista delicado y por momentos doloroso del amor y el sentimiento. Al mismo tiempo, su obra se encuentra salpicada de numerosas obsesiones, que pueden ir desde la rememoranza de un pasado en donde el amor estuvo presente, al descubrimiento de la sexualidad –sea esta hetero u homosexual-, la fuerza de la juventud, o incluso la presencia de detalles que integran la singularidad de sus historias en un contexto social bien preciso, bien sea este actual o inserto en marco concreto –y generalmente traumático- del pasado. En este sentido, la presencia de LES TEMPS QUI CHANGENT (Otros tiempos, 2004) supone un exponente coherente en la filmografía de su artífice, ubicado tras la excelente LOIN (Lejos, 2001) –en mi opinión, su mejor película- y la atractiva LES ÈGARES (Fugitivos, 2003). De ambas retoma esa manera de insertar sus ficciones en un contexto convulso, aunque bien es cierto que el título que nos ocupa está más ligado al primero de los dos precedentes citados. Sin embargo, como si se tratara de una apuesta consciente de su realizador, LES TEMPS… ofrece su rasgo de personalidad propia. Una singularidad que se establece en sus imágenes por la originalidad narrativa del relato –que estimo permitirá que más de un comentarista se rasgue las vestiduras ante el seguimiento de la herencia del dogma que ofrece su propuesta-, pero que poco a poco, de manera tan consciente como aparentemente descuidada, permitirá al cineasta componer un preciso tapiz en el que la coralidad de su conjunto irá aparejada por la diversidad de mentalidades y formas de concebir las relaciones. Ello sin olvidar el apunte sociopolítico del momento –a mi modo de ver, quizá lo más forzado del relato, mostrándonos diversas alusiones al conflicto de Irak o la dura situación de los emigrantes norteafricanos a Europa; algo que se erigía como uno de los rasgos más significativos de la mencionada LOIN-. El film de Téchiné –autor también de guión, junto a Pascal Bonitzer y Laurent Guyot-, se desarrollará en la ciudad de Tánger, mostrando inicialmente de manera inconexa un conjunto de seres dominados por su diversidad generacional y de procedencia, que poco a poco revelarán las circunstancias que los unen, al tiempo que dan a conocer la dimensión de sus conflictos, todos ellos dominados por el contraste de sus sentimientos con la realidad que les rodea.

 

Será algo que intentará contrarrestar el ya maduro –y acomodado- Antoine Lavau (un por momentos conmovedor Gerard Depardieu, en uno de los mejores papeles de su carrera). Se trata de un promotor de construcción que finalmente ha logrado ser destinado en Tánger, al objeto de acelerar la construcción de un centro audiovisual. La realidad para nuestro protagonista se centra en un acercamiento con Cécile (Catherine Deneuve), quien fuera más de treinta años atrás su primer y único amor. La realidad es que esta es una mujer feliz en apariencia. Casada con un médico y madre de un hijo, se desarrolla profesionalmente como responsable y locutora de un programa de radio. Sin embargo, la realidad es muy diferente. Cécile no es una mujer feliz ni satisfecha, escondiendo bajo una máscara de frialdad y aparente escepticismo una vaciedad vital que no llena ni el retorno de su hijo –Sami (Malik Zidi)- desde Paris –acompañado por su compañera Nadia pero escondiendo una homosexualidad que su madre siempre ha intuido-. Esa insatisfacción no será óbice para que la ya madura protagonista se muestre sensible al volver a contemplar la persona que más de tres décadas atrás ocupó un lugar en su corazón ¿O si? La progresión de la historia conducirá a un sendero de reconocimiento de sus conflictos por parte de los personajes de LES TEMPS…, revelando el deseo de todos ellos de lograr un lugar para las verdadera experiencias positivas en sus vidas y, para nuestra pareja protagonista, una insólita manera de retorno al pasado, dominada por una brutal, hermosa y callada patina de romanticismo.

 

A la hora de recrear este su décimooctavo largometraje, André Téchiné planteó el mismo dentro de una especie de rompecabezas temporal –en algunos momentos algo confuso; la reiteración del accidente que sufrirá Lavau, innecesaria aunque ciertamente percutante en los instantes iniciales de la función-. No obstante, con estas variaciones, pese a estas elecciones formales quizá algo discutibles –y que a mi modo de ver impiden que la película alcance la homogeneidad y el nivel general que llegan a apuntar sus momentos finales-, lo cierto es que de nuevo nos encontramos con una historia sensible, en la que las miradas, las emociones, la sinceridad a la hora de exponer relaciones y sentimientos lacerados y esa manera tan especial de intercalar el apunte social y el marco colectivo se encuentra patente. Téchiné quiere a sus personajes, a unas criaturas duras y débiles al mismo tiempo, cuya fragilidad sabe exponer con tanto sentido de la verdad cinematográfica, y con una cercanía y personalidad tan reconocible.

 

En esta ocasión, LES TEMPS… quizá interese más en lo que se deja en el off narrativo que lo que se relata en la pantalla. Es por ello que ese estilo discontinuo –que no parece haber sido una elección improvisada- finalmente tiene algo de mirada demiurgica a la hora de enfrentarse al mosaico de conflictos, intereses y sensaciones de esos personajes aparentemente inconexos, aunque poco a poco ligados por lazos que en ocasiones ni ellos mismos sabrán que existen. Será el contexto adecuado para que todos ellos revelen la verdadera faz de sus existencias con la renuncia final a falsas imposturas, e intentando que esta ligazón que establece su realizador, ejerza como auténtico apólogo moral. Téchiné lo muestra con delicadeza, procurando huir de cualquier exceso melodramático, pero al mismo tiempo aportando una mirada limpia y comprensiva, adulta e implacable. Serán elementos todos ellos que centrará en esa insólita historia de amor, enterrada como por momentos quedará la propia figura de su protagonista por un accidente laboral, pero que sin pretenderlo Cécile marcará el futuro devenir de su vida. Es a partir de ahí cuando la hasta entonces fría y acomodada mujer de mundo, modificará toda su manera de entender la vida. De la noche a la mañana pondrá en tela de juicio todos sus criterios y preferencias, comprobando sin pestañear que aquel amor que abandonó de la noche a la mañana hace ya tanto tiempo en realidad ha quedado ahí, escondido pero nunca apagado, y hora es de retomarlo hasta sus últimas consecuencias. Minutos finales admirables y casi deslumbrantes en su asombrosa y conmovedora configuración, dejando para el fuera de campo sus perfiles en primera instancia más emotivos y, con ello, permitiendo que ese retorno entre ambos aparezca con una extraña y conmovedora textura. Personalmente, tan solo me sobran en esos planos la nueva inserción de recuerdos del accidente de Antoine, pero estos tampoco me nublan en absoluto una de las conclusiones más rotundas y hermosas del cine de André Téchiné, en la que no es una de sus mejores obras, pero que en todo momento mantiene intacta la esencia de su cine.

 

Calificación: 3

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