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CINEMA DE PERRA GORDA

AN AMERICAN CRIME (2007, Tommy O’Haver) An American Crime

AN AMERICAN CRIME (2007, Tommy O’Haver) An American Crime

AN AMERICAN CRIME (2007, Tommy O’Haver) podría ser considerada uno de los más recientes “duros de chocolate” con los que nos ha obsequiado el cine norteamericano de los últimos años. No se preocupen, que esa tendencia está constantemente presente en el contexto cinematográfico general. Se trata de películas que abordan temas “profundos”, intentan ser ambiciosos en su planteamiento argumental, incorporan elementos de ambientación y reconstrucción, abordan elementos de lucimiento en sus actores… y en definitiva resultan endebles en sus planteamientos y caducos en su vigencia. Se trata, a mi modo de ver, del ejemplo que ofrece esta en apariencia impactante película realizada por Tommy O’Heaver –de la que solo recuerdo haber contemplado una blanda comedia gay friendly de ascendencia cinéfila; BILLY’S HOLLYWOOD SCREEN KISS (1998)-, que muy pronto va revelando la asepsia de su propuesta, quedando finalmente una en apariencia reposada como finalmente inane crónica de un espeluznante suceso que conmocionó a la sociedad norteamericana de la década de los sesenta.

 

Nos encontramos en una pequeña localidad de Indianápolis en 1965. En la plácida paz de una vida cotidiana salpicada de servicios religiosos, se plantea la dificultad laboral del matrimonio Likens –que se encuentra en un estado de crisis embrionario- feriantes de profesión, que se ven obligados a dejar a sus hijas –Sylvia (Ellen Page) y Jennie (Hayley McFarland)- en dicha localidad, para impedir que en ellas se desarrolle un desarraigo emocional. A consecuencia de ello, y especialmente por medio de una conversación mantenida por su padre con Gertrud “Gertrie” Baniszewski (Catherine Keener), decidirán dejar a las dos hijas en la vivienda de esta, que se encuentra al cuidado de sus seis hijas. Mujer dominada por una frustración emocional –su marido la abandonó, se rodea de ocasionales amantes siempre más jóvenes que ella-, trabaja ocasionalmente como planchadora, teniendo que vivir con bastantes estrecheces económicas para sortear el cuidado de sus hijos. Muy pronto, la elección inicial de los Likens pronto revelará la terrible faz de su realidad, aflorando en Gertrie una especial inquina hacia Sylvia, a la que paulatinamente irá castigando desde un prisma severo, hasta sobrellevar una espiral de horror y atrocidad que de forma paradójica, se verá compartida con el apoyo implícito o la participación activa colectiva no solo de todos sus hijos, ya que llegará a incluir en dicho contexto a la propia y temerosa hermana Jennie, hermana de la víctima.

 

A partir de los hechos reales señalados, e intercalando de manera arbitraria momentos e interrogatorios de sus participantes con la dramatización de los mismos-, lo cierto es que AN AMERICAN… muy pronto deja entrever su inconsistencia. Cierto es que podemos detectar un especial cuidado a la hora de trabajar el formato panorámico, la labor de Catherine Keener se revela magnífica –logrando además en su personaje incorporar una ambivalencia que de alguna manera traduce el conflicto psicológico y la frustración de su personalidad-, a lo que a mi modo de ver cabría ampliar en las breves apariciones de James Franco, quien casi por vez primera he encontrado interesante en la pantalla, a la hora de encarnar al astuto y al mismo tiempo amable Andy. Lamento, en este sentido, no sumarme a los pretendidos halagos ofrecidos a la joven Ellen Page, quien no deja de parecerme un ejemplo más de “falsa precoz gran actriz”, resultándome su labor poco menos que estomacante. Sin embargo, sus previsibles cualidades se quedan ahí, en un relato dominado en sus primeros compases por el alcance de una cierta fidelidad ambiental convenientemente “embellecida” y adornada por la inclusión de éxitos musicales de la época. Por momentos, parece que estemos ante un remedo de AMERICAN GRAFFITI (1973, George Lucas), apareciendo de manera insospechada ese lado oculto en la personalidad de la protagonista. Resulta por ello lamentable, el interés del film de O’Haver finalize ahí, disolviéndose en una narración sin fuerza ni progresión dramática en la que el realizador parece contentarse con la plasmación de la anécdota, y desaprovechando la posibilidad de realizar una visión en profundidad de las causas sociales que han venido permitiendo que afloren atrocidades como la narrada. Esa ausencia de verdadera libertad, ese puritanismo, que en definitiva es el que facilitará que seres como Gertrie puedan tener lugar en un contexto social en el que la represión figura como eje de sus vidas, queda muy diluido en un relato que carece de proyección y, lo que es peor, por último se deja llevar por la vías del efectismo más desaforado. Se trata de un recurso fácil que asumirá al tratar los momentos más dolorosos de la agonía que sufrió la pequeña Sylvia, e incluso planteando una imaginaria huída de esta en medio de una altisonante banda sonora, traicionando con ello la aparente sobriedad –en realidad la ausencia de tensión- con la que hasta entonces se muestra el relato.

 

En definitiva, a AN AMERICAN CRIME le falta la mano de un realizador implicado en las posibilidades que tenía entre manos, y nos encontramos con un resultado en el que añorar por ejemplo el rigor de un título como IN COLD BLOOD (A sangre frías, 1967. Richard Brooks), puede parecer casi una comparación insultante. Es por ello que el hecho de que sus imágenes queden envueltas por la voz en off de la propia víctima, e incluso su nihilista apreciación final cuestionando la presencia divina, no queden más que como un destello de cierta lucidez, en el seno de un relato dominado por clamorosas insuficiencias.

 

Calificación: 1’5

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