LO MEJOR DE EVA (2011, Mariano Barroso) Lo mejor de Eva
Después de varios años consagrado al medio televisivo, el barcelonés Mariano Barroso retornó recientemente al mundo específicamente cinematográfico con LO MEJOR DE EVA (2011), un thriller dramático centrado en dos personajes antitéticos, totalmente opuestos, que en realidad en su misma oposición aparecerán como necesitados el uno del otro, aunque en realidad esta supuesta atracción no sea, en última instancia, más que una trampa destinada a nuestro principal personaje femenino. Ella es Eva (espléndida Leonor Watling), una joven a la que la dureza de la educación recibida por parte de su padre –un fiscal que nunca demostró en ella ningún cariño, dirigiéndole su destino profesional-, ha logrado consolidarse como juez, sin que realmente dicha vocación le suponga más que la única ventana que tiene con el mundo. Mujer solitaria, segura en sus decisiones, implacable y segura a la hora de asumir esa profesión que es su único asidero existencial –carece de relaciones estables y la relación con su hermana menor –Marta (Adriana Ugarte, llena de frescura)- no es demasiado intensa-. Todo cambiará para ella cuando se enfrente al primer caso de asesinato de su carrera, el de una joven prostituta traída desde Alicante hasta Madrid, y que los indicios llevan a pensar fue amante del poderoso y acaudalado Peña (Helio Pedregal). No obstante, el testimonio de su esposa –Berta (Natalie Poza)-, quien afirma que la noche del crimen se encontraba en su casa, evitará que este sea encarcelado eventualmente hasta la vista. Sin embargo, en una noche lluviosa llegará hasta el alejado y lujoso domicilio de Eva un atractivo joven –Rocco (Miguel Ángel Silvestre), un gigoló que inicialmente plantea un equívoco en un supuesto encuentro, pero que muy pronto revelará que este equívoco no es tal, confesando tras una posterior cena con Eva que estuvo relacionado con la asesinada –lo cual llevará a Peña a prisión-.
Al relatar un film con estructura de thriller, lógico es que limite el devenir de su entramado argumental, deteniéndome por el contrario por las características que emanan de su enunciado. Llegados a este punto, hay que reconocer que LO MEJOR DE EVA se erige como una más que aceptable muestra del género, revelando una vez más que cuando en nuestro cine nos ceñimos a historias más o menos codificadas, sus resultados por lo general tienden a ser más atractivos. No quiere ello señalar que nos encontremos ante un referente especialmente memorable, pero sí ante un producto manufacturado con pertinencia, dotado de una planificación dominada por su eficacia, en la que la presencia de la voz en off de la protagonista reviste una notable efectividad y en donde, sobre todo, la gran protagonista de su guión se centra en la turbación que de manera paulatina irá viviendo Eva, una mujer en apariencia cerrada en un mundo en donde solo cabe el desempeño de la Ley que le fuera impuesta por su padre –con quien ni encontrándose en coma querrá tener contacto alguno-, y a la que la llegada de Rocco supondrá la demostración de la vulnerabilidad de esa supuesta seguridad y dureza. Con su dominio de las artes de la seducción, y pese a las enormes carencias interpretativas –y vocales- de un Miguel Ángel Silvestre al que no le auguro un futuro demasiado halagüeño, lo cierto es que poco a poco nuestra juez irá introduciéndose en una peligrosa espiral que le puede costar la pérdida de su bien ganado prestigio como ejecutora de la Ley.
Ese juego del gato y el ratón, que nunca sabremos si se basa en los sentimientos sinceros de Rocco y, sobre todo, Eva. O quizá en la carencia que hasta ese momento la segunda ha mantenido en la expresión de su sexualidad, se erigirán como uno de los elementos vectores de una intriga que tendrá otro de sus vértices en la evolución mantenida por parte de la esposa del detenido, quien en un momento dado modificará su opinión, y la sensación final vivida por la juez, al asumir que todo aquello por lo que en un momento dado ha puesto en riesgo, dejando en evidencia esa seguridad que hasta ese momento había demostrado. Lo cierto y verdad es que, aún percibiendo que nos encontramos ante una película finalmente poco novedosa en su estructura, la solidez que imprime todo su relato, la ausencia de efectismos narrativos, la más que adecuada dirección de actores –carencias de Silvestre aparte-, el tempo narrativo alcanzado en todo momento en su metraje –con aspectos de especial intensidad que prefiero no relatar para no desvelar al posible espectador su trama-, la moderación con la que se expone el componente erótico entre Eva y Rocco –impagable la razón por la que su madre le puso ese nombre; “se basó en la película de Alain Delon “Rocco y sus hermanos” “ (sic)-, son elementos que contribuyen a degustar con cierta intensidad esta tan sencilla, modesta, como eficaz muestra de género, mucho más valiosa que otros precedentes, como el fallido ENTRE LAS PIERNAS (1999, Manuel Gómez Pereira).
Y ante todo, el espectador se queda con los matices de un rol protagónicospléndidamente modulado por la Watling, que mbuye en un mundo de aparente seguridad, de a velado resentimiento paternal aunque, finalmente, y en un gesto de resignación y ya nada válida complicidad, se confiese ante el cuerpo en coma de su padre, cuando toda su carrera se ha hundido, en el preciso instante en que ella misma iba a abandonarla. Aspectos como la forma con la que esta es desacreditada en su profesión, son detalles que se exponen con tanta sutileza, en una película que bien podría haber sido proclive al exceso y que, para lo bueno y para lo malo, prefiere optar por el sendero de la contención. Bajo mi punto de vista supone un elemento positivo, logrando que LO MEJOR DE EVA adquiera una nada despreciable capacidad de reflexión interna, al tiempo que una muestra de género que, lamentablemente, y quizá por esa propia contención antes señalada, no tuvo el apreciable reconocimiento que merecía.
Calificación: 2’5
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