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CINEMA DE PERRA GORDA

FROM PARIS WITH LOVE (2010, Pierre Morel) Desde París con amor

FROM PARIS WITH LOVE (2010, Pierre Morel) Desde París con amor

Para todos aquellos que amamos una narrativa más o menos clásica a la hora de presenciar el hecho cinematográfico, nos resultaría bastante facil despachar de un plumazo FROM PARIS WITH LOVE (Desde Paris con amor, 2010), una de las escasas incursiones como realizador del francés Pierre Morel, que alcanzara pocos años antes cierto predicamento con el policiaco TAKEN (Venganza, 2009). La clara adscripción tarantiniana de su enunciado, su coqueteo con las temibles estéticas implantadas por John Woo, su nada solapado racismo, serían motivos más que suficientes para destrozar sin misericordia este exponente tardío de la ingente cantidad de buddy movies que se han ido proponiendo ene los últimos tiempos. Sin embargo, y aún partiendo de encontrarnos ante un título mediocre, su propia condición festiva no deja de proporcionar un tan olvidable como efectivo grado de entretenimiento.

El film de Morel se centra en la clásica contraposición de caracteres de sus dos personajes protagonistas. El primero de ellos es el apuesto y eficacisimo James Reese (Jonathan Rhys Meyers), ayudante de la embajada británica en Paris, encargado por sus superiores para el desempeño de misiones vedadas para ellos –impagable el detalle de la ubicación de un micrófono oculto en la embajada USA ¡mediante una grapa!-. Pese a su eficacia, Reese –que posee una atractiva novia a la que no presta la suficiente atención-, desea imbricarse en cometidos más valiosos. Para ello, se le encomendará sacar de la aduana a un agente mercenario norteamericano caracterizado por sus bruscas maneras. Se trata de Charlei Wax (John Travolta), al que logrará trasladar de la aduana camuflando su presuntamente inocente cargamento, -que poco después descubriremos es de armas- mediante la expeditiva decisión de considerar la misma como contenido diplomático. A partir de dicho encuentro, la película desarrollará toda su carga de metralla –nunca mejor dicho-, centrada ante todo en la contraposición de un joven caracterizado por sus correctos modales, y otro de opuesta personalidad, definido por su grosería, querencia por la indiscriminada violencia… y también por la clarividencia de sus deducciones.

Así pues, a través de esa hora y media de metraje que, justo es reconocerlo, se mastica con facilidad, asistiremos a una serie de peripecias entre ambos personajes, herederos de una larga pléyade de roles de estas características, y que en esta ocasión alcanzan una especial química en el extraño y eficaz contraste establecido entre John Travolta y, muy especialmente, el siempre estupendo Jonathan Rhys Meyers, al cual resulta tan hilarante como absurdo contemplar durante un buen fragmento del film, cargado con un enorme jarro de cerámica lleno de cocaína. Lo cierto es que a mi modo de veer, y dentro del escaso alcance que adquiere una comedia de acción destinada a un consumo tan rápido como su olvido, uno se queda con aquellos instantes donde se despliega esa ya señala interacción entre los dos protagonistas, o incluso se incorporan determinados giros que puedan sorprender en última instancia. Todo ello, antes que en la aplicación de las secuencias más espectaculares que, no dudo tendrán sus seguidores, aunque personalmente me resulten tan gratuitas como carentes de interés, fruto de esa nefasta moda introducida en el cine de acción, y de la que aún tenemos decididas consecuencias, si bien justo es reconocer que parte de las mismas han sido recicladas con interés en no pocas muestras de los últimos años.

En definitiva, de FROM PARIS WITH LOVE uno retiene la propia desvergüenza de su desarrollo, o esa sensación que se alberga de no haber tomado en serio su propia confección. El tono festivo que permite olvidarnos en ocasiones la ligereza con la que se tratan temas graves como el terrorismo islámico, o la propia y peligrosa plasmación de la violencia que esgrime su metraje. De entre esa indiscriminada sucesión de crímenes –de las que no se puede dejar de destacar la divertida secuencia de la incesante caída de orientales por la escalera mientras asciende Meyers-, no puedo omitir el momento más memorable de la función. Me refiero a la confesión secreta del rudo Travolta ante el agente que pilota el coche que ha de dirigirle a su destino final, al escuchar el célebre tema de The CarpentersClose To You” en versión de Frank Sinatra, señalándole casi con vergüenza que es una debilidad musical. Un guiño de genialidad, en un conjunto tan previsible, discreto y, al mismo tiempo, ligero en su propia inocuidad.

Calificación: 1’5

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