THE BUTLER (2013, Lee Daniels) El mayordomo
Debutante con SHADOWBOXER (2005), aunque reconocido a nivel de galardones en su país a partir de PRECIOUS (2009), lo cierto es que muy pronto se ha querido entronizar la figura del norteamericano Lee Daniels. Y se ha hecho al definirlo no solo como un hombre de cine partícipe de los “grandes relatos”, sino sobre todo inclinado a la narración de historias centrada en personajes de raza negra, erigiéndose en algún caso como adalid en la defensa de sus derechos. También, y es algo que me ha servido como referencia antes de contemplar alguno de sus títulos, un director caracterizado por sus escasos recursos y su querencia al efectismo y carencia de densidad. Es decir, una especie de Alan Parker del siglo XXI y raza negra. Preciso es admitir que aunque dichas referencias me venían sugeridas por comentaristas cinematográficos de probada solvencia y gustos similares a los míos, siempre había que conceder un beneficio a la duda. Haber contemplado THE BUTLER (El mayordomo, 2013), al tiempo que suponer la primera de sus películas a las que he accedido, me hace compartir dichas opiniones tan poco estimulantes. Y es que nos encontramos con otro “duro de chocolate”. Otra película que pretende ser “la historia más grande jamás contaba” a partir de un prisma presuntamente intimista, en torno a la figura –real- de Cecil Gaines (magnífico Forest Whitaker, Daniels apostó sobre seguro), mostrándonos su andadura vital desde que de niño estaba familiarizado con el ambiente esclavista de una plantación en el Sur norteamericano. Un siniestro entorno hasta que en su juventud es fichado por el jefe de personal de la Casa Blanca, para servir como mayordomo al presidente de los Estados Unidos, desde la figura de Harry Truman, hasta la de Ronald Reagan. Un recorrido extendido durante varias décadas, hasta su dimisión del cargo llegada su vejez y su discrepancia sobre el tratamiento del por otra parte amable y considerado Reagan en torno a su persona, hacia el apoyo del presidente a la política racista de Sudáfrica.
Ni que decir tiene que la premisa de esta historia, basada en un artículo de Wil Haygood, era todo un caramelo para cualquier cineasta, que decidiera plasmar en torno al mismo un auténtico fresco sobre la evolución de la vida americana durante casi medio siglo. Sin embargo, este debería ser otro que no utilizara esa pobrísima, efectista, ausente puesta en escena. Viendo THE BUTLER, muy pronto se tiene la molesta sensación de estar contemplando una película que cojea casi desde el primer minuto. Superficial en el conjunto de su trazado –algunos han hablado con pertinencia de su apariencia de FORREST GUMP (1994. Robert Zemeckis) en plan pobretón-, trasmitiendo una realización que solo funciona a través de la descripción de momentos “fuertes” –el asesinato de Kennedy, la figura de Martin Luther King, la guerra del Vietnam, la lucha por los derechos civiles de los negros, la aparición de los Black Panthers, el Watergate de Nixon-, siempre mirado desde un ámbito presuntamente intimista y desde la “letra pequeña”. Lo cierto es que ese recorrido aparece formulario, sin garra, escorado al tópico y, sobre todo, sin relieve cinematográfico.
Se puede reconocer la labor de algunos de sus actores –al margen del gran trabajo de contención y mesura encarnado por Whitaker-, como es el caso de James Marsden, John Cusack, Liev Schreiber o Alan Rickman encarnando a diferentes mandatarios estadounidenses. Sin embargo, molesta y no poco, la –frustrada- “sed de Oscar” demostrada, plano a plano, por Oprah Winfrey, o la banalidad del entramado relato de una película que busca conmover, y solo encuentra una sensación de frustración. Es una pena, sinceramente, que una propuesta de las posibilidades del título que nos ocupa, aparezca no solo tan apagada, tan mediocre en sus resultados finales, tan desprovista de interés cuando el foco de acción del relato se inserta en la nula vida familiar del mayordomo. Lo hará en la molesta presencia del rol de su esposa encarnado por la Winfrey, pero también incluso en la evolución de su hijo mayor –Louis (David Oyelowo)- desde joven inmerso en la lucha por los derechos civiles, con episodios tan vergonzantes como el que lo introduce el ámbito de los Black Power, con la presencia de una novia descrita en todo momento con un matiz provisto de ridículo y negativo esquematismo.
Son pocos los instantes en los que THE BUTLER alcanza cierta temperatura, ya que Lee Daniels no sabe “escribir” cinematográficamente. Podría decirse que son aquellos que se escapan a la presunta mirada del cineasta. Cierto es que algunos instantes intimistas y confesionales en torno a la labor callada de sus presidentes aparecen con cierta vitola de sinceridad. Pero, en suma, más allá de la cuidada ambientación de las diferentes épocas recorridas en el relato, y la labor de parte de su casting, poco aparece en realidad de interés en esta no solo fallida película de Lee Daniels, sino ante todo quizá la definitiva confirmación de las debilidades de un cineasta que tiene poco que decir como tal metteur en scène, y mucho menos como adalid de los derechos civiles del mundo negro estadounidense.
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