APACHE TERRITORY (1958, Ray Nazarro)
De las postrimerías del cine silente, a una larga vinculación televisiva, dentro de series que lindaban en su mayor parte con el western, sin obviar con ello la práctica de otros géneros lindantes, como el de aventuras. Lo cierto es que hoy día apenas se cita al bostoniano Ray Nazarro (1902-1986), como uno más de los numerosos representantes del artesanado norteamericano, eterno fabricante y practicante del cine de género por lo general ligado a la serie B y el cine de bajo presupuesto, o los programas dobles. Y sería cuestión de intentar revisar al menos parcialmente su filmografía, ya que a tenor de los destellos que –de manera intermitente- ofrece APACHE TERRITORY (1958), uno intuye que nos encontramos con un hombre de cine que supo trasladar a la pantalla ciertos elementos dotados de interés fílmico.
Producida por su actor protagonista –Rory Calhoun- al amparo de la Columbia Pictures, esta fue la última realización para la gran pantalla de Nazarro, por aquel entonces ya integrado con precisión en el medio televisivo –lugar de amparo de tantos realizadores ya veteranos en su tiempo-. APACHE TERRITORY esconde sus limitaciones de producción –buena parte de sus secuencias de exteriores; las que acontecen en el extraño refugio que esconde en el desierto un pequeño oasis, están rodadas en estudio-, con el uso del Technicolor y la pantalla ancha, ello le brindaría una patina de cierta amplitud de miras, a lo que en realidad es una pequeña abstracción en torno a la relativa importancia del valor, y la inesperada presencia de nuevas oportunidades para la vida.
La película se inicia con la voz en off de Logan Cates (Rory Calhoun), mientras lo vemos discurrir por un árido territorio, incidiendo sus comentarios sobre dicha circunstancia. Su caminar le permitirá percibir el acoso de unos apaches a un grupo de vaqueros que serán asaltados. Solo logrará encontrar con vida a una joven –Junie (Carolyn Craig)-, a la que llevará hasta un extraño refugio utilizado por los indios atacantes, en el que salvaguarda un pequeño pozo de agua. Pronto se incorporará al mismo un joven que se ha librado de ser asesinado por los mencionados apaches –Lonnie (Tom Pittman)-, y de forma inesperada lo hará la pareja de prometidos formada por Jennifer (Barbara Bates) y Grant (el siempre estupendo John Dehner). De forma casi inverosímil se incorporarán al refugio un grupo de soldados que ha sobrevivido a un ataque indio, y finalmente lo hará Lugo (Frank DeKova) un indio de la tribu Prima, enemigo de los apaches, que será recibido con hostilidad por Zimmerman (Leo Gordon), un soldado racista del regimiento, aunque pronto empatize con Logan. Todos ellos se enfrentarán a la hostilidad de los apaches, a los que apenas vislumbrará el espectador, erigiéndose casi como un enemigo invisible, y convirtiendo la película en un relato casi fantasmagórico. En él se sucederán los episodios violentos con la inesperada e intermitente aparición de los apaches, diezmando de manera progresiva el grupo de seres salvaguardados, y permitiendo en su dirimir que las relaciones entre ellos vayan evolucionando a la hora de encarar dicha situación límite.
Es cierto que nos encontramos ante un trazado argumental bastante conocido por los aficionados al western –un género en el que las variaciones sobre un mismo tema fue moneda corriente-. Sin embargo, hay algo que permite destacar APACHE TERRITORY del conjunto de aportaciones al género y que, si más no, le proporciona un cierto grado de personalidad e interés, por otra parte extendido a buena parte de los exponentes rodados en esos años. Me estoy refiriendo a esa desdramatización que envuelve un conjunto en ocasiones violento y, sobre todo, esa deliberada abstracción que define el sustrato dramático de una historia que trasciende su condición concreta, para dirimirse en una diatriba en torno a la supervivencia. Para ello, Nazarro utiliza con pertinencia la simulación de ese escenario en exteriores rodado en estudio, que de forma paradójica potenciándose por otro lado inquietante elemento. Ello definirá un contexto en el que tras tensiones y relaciones de los personajes dispuestos en ese acoso indio, permitan que sus supervivientes puedan disponer de una segunda oportunidad en sus vidas. Y es que nos encontramos con una diezmada patrulla del ejército, en la que junto a la rectitud de su mando, se encontrará la villanía de Zimmerman, el elemento de reconciliación india se mostrará a través de Logan, el componente racista tendrá su expresión máxima en el ya mencionado Zimmermanm, y el relevo generacional lo proporciona esa joven pareja formada por Lonnie y Junnie, que desde el momento de conocerse en estas dramáticas circunstancias, establecerán entre ellos una complicidad que les permitirá –siendo como son uno de los pocos supervivientes-, iniciar su sueño de establecerse en California, contando además de manera inesperada con la ayuda material de Lugo. Y para Logan, al que Rory Calhoun aporta su mezcla de hieratismo e impronta física, la situación vivida representará la oportunidad de recuperar en su hosca andadura vital la presencia de una antigua prometida, como fue Jennifer, a la que abandonó de forma inesperada en un momento del pasado, y que con el paso del tiempo permitió que esta se ligara con Grant, aunque muy pronto verá que en él no existe la chispa del amor.
Considerado como un western rutinario en los escasos comentarios que se albergan sobre el mismo, considero que APACHE TERRITORY alberga elementos de interés, basados sobre todo en esa huída del dramatismo que Nazario pone en práctica, y que no impide que los momentos emocionales aparezcan con contundencia. Es algo que se aprecia en la manera con la que afronta los previsibles peligros –el encuentro de Lonnie por parte de Logan en medio de las rocas con la cámara muy cercana al personaje, la secuencia nocturna en la que este va a descubrir la guarida india y en su escondite aparece un peligroso lagarto- o la fuerza que adquiere el inesperado encuentro del vaquero protagonista con Jennifer, en el cual el espectador percibe de inmediato que algo hubo entre ellos en el pasado. Hay en el deliberado artificio de la película –que nos acerca a los modos televisivos de aquel tiempo-, un cierto grado de estilización que es el que en última instancia, ofrece a su resultado no solo su grado de personalidad sino, ante todo, un interés que ha sobrevivido con el paso de más de medio siglo.
Calificación: 2’5
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Dario -