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CINEMA DE PERRA GORDA

GRANDES NOMBRES DEL CINE

José Luís López Vázquez; un Goya de lujo

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Leo extractado en el último ejemplar de la revista Fotogramas (pag. 56), un comentario de enorme lucidez realizado por el gran José Luís López Vázquez a la hora de concederle su “Goya de Honor” en honor a una trayectoria de toda una vida: “Me han otorgado un Goya de Honor muy tarde, con 220 películas que tengo, pero lo acepto. No soy un resentido”

Ante sus declaraciones no me queda más remedio que felicitarle por su sinceridad. Sería lo cómodo en este caso estar sumamente agradecido a la Academia por tal honor –cuando antes lo han recibido nombres con un bagaje notoriamente inferior al del veterano actor-, pero bueno es ser sincero al tiempo que elegante, y López Vázquez quizá no sea un actor aclamado por premios internacionales o no se le considere un intérprete avalado por un aura “progresista” –algo al parecer fundamental para ser considerado debidamente-. Nuestro admirado José Luís López Vázquez “solo” tiene el marchamo de ser uno de los grandes actores europeos de todos los tiempos, la personificación perfecta de ese español de una época, intérprete versátil, atrevido –encarnó con asombrosa sensibilidad un personaje femenino allá por los difíciles años setenta –MI QUERIDA SEÑORITA (1971. Jaime de Armiñán), se atrevió con el cine “comprometido” de Carlos Saura y compañía-, pero sobre todo es uno de los “grandes cómicos españoles”. Una estirpe en peligro de extinción que compenetró con nombres como los de Manolo Morán, José Isbert, Félix Fernández y tantos otros.

Comentaba Berlanga en cierta ocasión la facilidad con que López Vázquez robaba los planos en los que aparecía, y tiene más razón que un santo. Y les pongo un ejemplo para mí elocuente ¿Recuerdan LA GRAN FAMILIA? Aquel entrañable panfleto desarrollista dirigido por Fernando Palacios en 1962. Fíjense en el momento en que todos se hacen una foto conjunta en el último de los bautizos. Todos con su aspecto formal… pues adviertan la expresión de López Vázquez.

Momentos como ese o personajes como el magistral Gabino Quintanilla de la memorable PLÁCIDO (1961, Luís García Berlanga) –que todavía sigo considerando la obra cumbre de nuestra cinematografía-, son avales de sobra para conceder el veterano intérprete ese Goya de Honor que no sirve para prestigiarle. En absoluto. Solo prestigia o lava la conciencia de una Academia absolutamente miope en este reconocimiento ante el que al menos cabe decir “más vale tarde que nunca”.

Un último detalle. Por mis palabras se nota mi escaso aprecio hacia todo lo que rodean los Goyas y su ceremonia –que no dejan de ser pálidas imitaciones de las galas de los Oscars, por más que sus puestas en escena se caractericen en ocasiones por una extrema casposidad-. No lo niego y espero se respete mi opinión. Simplemente espero que en el momento de la entrega de esta estatuilla no se reitere lo producido cuando se le concedió hace dos años el correspondiente a otro de los grandes; Manuel Aleixandre. Me provocó vergüenza ajena ver como un momento que ha de ser inolvidable para homenajear a un intérprete, se convirtió en una pobre acumulación de actores sin sentido alguno de la puesta en escena –mi emoción en aquel momento hacia la figura de Alexandre se entremezclaba con la indignación ante lo que veía entre unos compañeros más preocupados en sus –compartidas- inquietudes contra la Guerra de Irak, que en saber dar la talla ante un homenaje merecido.

Es muy fácil ser anti-Oscar y anti-norteamericano –aunque luego cuando nominan para algo al cine español no dejemos de subrayar “lo geniales que somos”-. Sin embargo, hay que reconocer que para lograr emocionar en esos momentos de homenaje a trayectorias o incluso ante figuras desaparecidas, nadie como ellos.

¡Enhorabuena José Luís! Los que hemos reído e incluso llorado con tu talento te aplaudiremos desde nuestros hogares de todo corazón.

STANLEY KUBRICK en el diario

STANLEY KUBRICK en el diario Si hace un par de meses comentábamos la iniciativa del rotativo El País publicando en DVD la filmografía de controvertido Pedro Almodóvar, a partir de hoy es su gran rival periodístico El Mundo el que hace lo propio –una vez más, pisando los talones y superando al primero en estas materias- con la obra del para muchos uno de los grandes realizadores de la historia del cine y para otros –entre los que me encuentro-, un director sin duda digno de mención pero con una trayectoria desigual, apegada a ciertas modas –algo que nunca se ha dicho-, con carencias en ocasiones notables –la dirección y elección de actores en algunos casos- y al que benefició como extraño marketing su propia personalidad paranoica, que sorprendentemente le granjeó legiones de babeantes seguidores.
No se entienda por estas líneas que no me gustan buena parte de sus películas. No es así e incluso algunas de ellas las considero excelentes, pero no es menos cierto que 2001. UNA ODISEA DEL ESPACIO (2001: A Space Odyssey. 1968) me parece increíblemente hipervalorada –le sobra metraje y pretenciosidad de forma notable-, mucho más aún EL RESPLANDOR (The Shinning, 1980)-curiosamente vapuleada en el momento de su estreno- y LA NARANJA MECÁNICA (A Clockwork Orange, 1971) me parece sensillamente execrable -es mi “film clásico” más detestado-. Pero no es este el momento de hacer un recorrido por mi impresión ante sus largometrajes y señalar esta interesante oferta que se inicia hoy mismo con el lanzamiento al precio de 8’95 euros del DVD de LA NARANJA MECÁNICA junto a otro con el interesante documental STANLEY KUBRICK: UNA VIDA EN IMÁGENES. Personalmente como las sucesivas rebajas en diferentes establecimientos me han permitido adquirir toda su obra en DVD, solo voy a tener la oportunidad de lograr el correspondiente a BARRY LYNDON –único de sus largos que aún no he visto, precisamente esperando contemplarlo con las calidades de este formato-. Este es el calendario de fechas para las sucesivas publicaciones semanales, siempre al precio antes indicado –que quizá se podría haber abaratado un poco-, e insertando entre paréntesis las calificaciones que otorgo a cada uno de sus films.

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(1971) LA NARANJA MECÁNICA [0] (21/11)
(1968) 2001. UNA ODISEA DEL ESPACIO [3] (25/11)
(1999) EYES WIDE SHUT [3’5] (2/12)
(1964) TELÉFONO ROJO. VOLAMOS HACIA MOSCÚ [4] (9/12)
(1987) LA CHAQUETA METÁLICA [3] (16/12)
(1962) LOLITA [4’5] (23/12)
(1975) BARRY LYNDON (30/12)
(1980) EL RESPLANDOR [2] (6/1)
(1957) SENDEROS DE GLORIA [3] (13/1)
(1956) ATRACO PERFECTO [4] (20/1)
(1955) EL BESO DEL ASESINO [2] (27/1)
(1960) ESPARTACO [3’5] (3/2) 

Jacques Tourneur y Richard Fleischer en Cinemanía Clásico

Jacques Tourneur y Richard Fleischer en Cinemanía Clásico Hay ocasiones en las que una extraña fidelidad -producida quizá por falta de alternativas-, nos proporciona algunos placeres que rememoran siquiera parcialmente, la ausencia de la añorada Cineclassics. Para este mes de noviembre, su desvaído sustituto –Cinemanía Clásico-, nos tiene reservadas dos sorpresas tanto para los amantes del cine clásico como las producciones de serie B.

De una parte a partir del 19 de este mes se emite un ciclo dedicado al cineasta Jacques Tourneur –que no me oculto en destacar como mi realizador favorito de todos los tiempos-. Enclavado en la travesía por el cine de géneros, adiestrado en el arte de la sugerencia y la ambigüedad, Tourneur tiene una trayectoria admirable –pese a sus ciertas irregularidades-, de la cual se nos ofrecen seis de sus films. La verdad es que más de uno nos alegraríamos si esta muestra hubiera apostado por emitir títulos de especial prestigio y poco o nada emitidos en televisión –el caso de STARS AND MY CROWN (1950) (sin duda la pieza más codiciada de los tournerianos para poder visionar), STRANGER ON HORSEBACK (1955), CITA EN HONDURAS (Appointment in Honduras, 1953), CIRCLE OF DANGER (1951), TIMBUKTU (1959) o sus primeros films franceses o americanos, incluso algunos de sus cortometrajes-. Si se trataba de efectuar un ciclo de interés para el cinéfilo, el camino estaba siguiendo esa senda. En cualquier caso, los seis títulos programados proporcionan el suficiente deleite, por más que tres de ellos incluso se encuentren ya editados en DVD y que hace no demasiado tiempo TCM ya lanzara un ciclo sobre el propio Tourneur que incluyó películas poco emitidas, como la excelente THE LEOPARD MAN (1943), el muy interesante DAYS OF GLORY (1944), el magnífico NOCHE EN EL ALMA (Experiment Perilous, 1944), el no menos brillante BERLIN EXPRESS (1948) o el apenas conocido EASY LIVING (1949), un aceptable melodrama que se encuentra entre lo menos interesante de su filmografía. Vayamos con ellos –incluyo mis valoraciones en puntos en cada uno de ellos, de 0/5-.

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LA MUJER PANTERA (Cat People, 1942) [4], verdadera punta de lanza de una nueva forma de concebir el horror basada en la sugerencia ante unos recursos limitados. RETORNO AL PASADO (Out of the Past, 1947) [5], una de las cimas del arte tourneriano y probablemente la mejor película que nos dejó el cine negro norteamericano. YO ANDUVE CON UN ZOMBIE (I Walked Whit a Zombie, 1943) [4], para o pocos la mejor obra que el cine fantástico legó en los años 40. EL HALCÓN Y LA FLECHA (The Flame and the Arrow, 1950) [3], un mitificado film de aventuras que tengo que revisar y rescatar de un recuerdo muy lejano. LA NOCHE DEL DEMONIO (The Night of the Demon, 1957) [5], una de las obras cumbres de Tourneur, insólita, aterradora, y que recupera en un marco diferente los rasgos que caracterizaron su obra en el género en los años 40, constituyendo quizá la mejor película que sobre la demonología se ha realizado jamás. Finalmente, uno de sus títulos más controvertidos –y a mi juicio menos memorables- LA BATALLA DE MARATÓN (La bataglia di Maratona,1959) [2’5] que finalmente quedaría como uno de los más apreciables peplums surgidos en aquel periodo, máxime cuando grandes realizadores se estrellaron en similares circunstancias.

Quizá lo más interesante de este ciclo esté centrado en el documental que se emitirá por vez primera el ya mencionado día 19. Espero que su duración de 25 minutos no se limite a una simple presentación de los títulos que componen el ciclo. Es una oportunidad insólita de poder ver un reportaje sobre la trayectoria de uno de los grandes del cine. Si además en el mismo se insertara alguna breve declaración de Tourneur entresacada de algún lejano reportaje, la dicha sería completa.

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En lo referente a Richard Fleischer el criterio que ha imperado a la hora de la selección de los títulos ha sido –tal y como propugnaba en el referido a Tourneur-, buscar todos ellos entre los de su primera etapa. Se trata de seis producciones de la RKO –estoy convencido que se ha adquirido un buen lote de películas de dicho estudio para su emisión-, apenas difundidos y que por lo general no tienen una especial relevancia, aunque un par de ellos si que gocen de una notable estima entre los amantes de la serie B. Se trata de THE NARROW MARGIN (1952), de la que 30 años después Peter Hyams dirigió un nada desdeñable remake y la casi primeriza CHILD OF DIVORCE (1946) que el propio Fleischer tenía en una gran estima personal. Finalmente, destacar que uno de los títulos programados –THE CLAY PIGEON (1949)- cuenta con la presencia del posteriormente conocido realizador Richard Quine como coprotagonista.

Como quiera que –al igual que tantos otros-, no he tenido ocasión de ver ninguno de los films programados, espero su emisión para contemplarlos –además todos ellos jamás sobrepasan los 70 minutos de duración- y, por supuesto, grabarlos. Los títulos elegidos –insertando la traducción en castellano que se les adjudica, ya que jamás fueron estrenados comercialmente en nuestro país-, son los siguientes;

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(1946) CHILD OF DIVORCE [Hija del divorcio]
(1947) BANJO [Banjo]
(1949) THE CLAY PIGEON [Acusado a traición]
(1949) FOLLOW ME QUIETLY [Ven tras de mí]
(1950) ARMORED CAR ROBBERY [Atraco al furgón blindado / Asalto al coche blindado]
(1952) THE NARROW MARGIN [Testigo accidental]

Tras esta andadura con títulos de bajo presupuesto, la trayectoria de Fleischer se adentraría en producciones de mayor calado, conformando una trayectoria realmente interesante dentro de la generación de directores surgidos tras II Guerra Mundial.

En ambos ciclos –Tourneur y Fleischer- disfrutaremos de buen cine y propuestas en ocasiones con pocas oportunidades de ser emitidas. Sin duda, un buen “doblete” que merece una continuidad en ocasiones futuras con otros realizadores.

CARPE DIEM, SUPERMAN

CARPE DIEM, SUPERMAN No me gustaría que una de las parcelas de este blog fuera un capítulo de necrológicas ante aquellas figuras del cine que desaparecen. En cualquier caso la actualidad ha traído de nuevo a los titulares a Chistopher Reeve con motivo de su fallecimiento a los 52 años de edad, y tras bastantes años de padecimiento de una parálisis por una fortuita caída de caballo.

Nacido en New York en 1952, Reeve pasará a la memoria colectiva por su encarnación de Superman en las costosas y taquilleras producciones de los hermanos Salkind iniciadas a finales de los 70. Partiendo de la hábil iniciativa de elegir una cara nueva para encarnar al personaje –recurrir a una gran estrella siempre era más costoso y arriesgado- finalmente seleccionaron al musculoso y atractivo actor, logrando una total identificación con su personaje.

Ciertamente resulta difícilmente imaginable otro intérprete para el mismo en la actualidad, pero no deja de ser cierto que la carrera de Reeve tampoco logró funcionar mucho mas allá. Incluso en sus encarnaciones de Superman se hacía evidente el decalage en su soltura de encarnar al héroe, mientras que cuando daba vida a Clark Kent su torpeza interpretativa quedaba evidente.

Creo que ese mismo físico rotundo que posibilitó elegirlo como superhéroe –advierto que es un subgénero cinematográfico que me interesa muy poco-, es el que lo encasilló. Reeve bajo mi punto de vista fue uno de esos ejemplos de actores negados para la pantalla –otro ejemplo de este enunciado podría ser Leonardo DiCaprio-. Se trata de presencias que no te las crees de ninguna de las maneras. A ello cabría añadir la excesiva propensión del actor a interpretar papeles de época, algo para que lo siempre fue poco adecuado. Pese a ello, el desaparecido actor logró trabajar con realizadores como Sidney Lumet –encarnando a un torpísimo gigoló gay en LA TRAMPA DE LA MUERTE (Deathtrap, 1982), Peter Bogdanovich, John Carpenter o James Ivory –para quién compuso uno de sus roles más convincentes en la excelente LO QUE QUEDA DEL DÍA (The Reamins of the Day, 1993)-. Otro de sus aciertos sería la autoparodia de galán realizada en INTERFERENCIAS (Switching Channels, 1988. Ted Kotcheff), el más cercano y nada desdeñable remake de la célebre obra teatral de MacArthur y Hetch, THE FRONT PAGE, ambientada en esta ocasión en el mundo de la televisión.

Paradójicamente, hay que recordar más la labor de Reeve en la lucha por combatir la parálisis, aprovechando los recursos de su popularidad para extender la fundación creada a tal efecto que sirvió de ayuda a numerosas personas. Confiemos en que Mr. Amenábar se acuerde de su ejemplo a la hora de realizar una continuidad de su MAR ADENTRO. De todos modos, ya sabemos que eso no vende, y Canal + / Sogecable han gastado toda su artillería mediática en la reciente y oscarizable (no lo duden, alguna estatuilla se lleva) operación de marketing emocional.

Descanse en paz Christopher Reeve.

LA ÚLTIMA DUCHA DE JANET LEIGH

LA ÚLTIMA DUCHA DE JANET LEIGH Una vez más, el tópico, la imagen mítica y la comodidad ha presidido el recuerdo a una veterana actriz que nos ha dejado hace muy pocos días a los 77 años de edad. Janet Leigh (1927 / 2004) fallecía cuando realmente lo había hecho para el cine en la segunda mitad de los años 60.

En todas las necrológicas se ha insertado ante todo la imagen de la hey“secuencia de la ducha” en PSICOSIS (Psycho, 1960), planteándola como una de sus interpretaciones más importantes y, paradójicamente, cuando únicamente aparecía en la película en sus primeros veinte minutos. Es evidente que al impacto de la obra maestra de Alfred Hitchcock se unía la singularidad de que aquel rol de rubia ladrona que era asesinada dramáticamente rompía con el asidero del espectador, algo inusual al menos en el cine norteamericano.

Sin embargo, el gran director al elegir a la joven actríz pretendía con ello romper su imagen de rubia deseable, prolongando ya su experiencia previa con nombres como los de Grace Kelly o Kim Novak. Realmente la carrera de Janet Leigh se inicia en los años 50, ofreciendo un prototipo de rubia atractiva y de rostro afilado. Se la solía definir como busto de acero, pero bien pronto demostró su valía para la pantalla encarnando roles dramáticos y de forma paralela en la comedia. Poco a poco fue trabajando con realizadores relevantes como Anthony Mann, George Sydney, Stanley Donen, Henry Hathaway, Richard Quine...

Una vez fue finalizando la década Janet Leigh fue adquiriendo una mayor presencia entre las nuevas generaciones de estrellas. Su boda con Tony Curtis –que se planteó como una relación ideal y de la que surgió la actriz Jaime Lee Curtis-. El joven matrimonio ya había rodado EL GRAN HOUDINI (Houdini, 1953, George Marshall) y protagonizarán juntos VACACIONES SIN NOVIA (The Perfect Furlough, 1959) de la mano de Blake Edwards y LOS VIKINGOS (The Vikings, 1958) de Richard Fleischer. Será su periodo de mayor esplendor, con sus magnificas prestaciones en films de la talla de SED DE MAL (Touch of Evil, 1958) de Orson Welles, la mencionada PSICOSIS de Alfred Hitchcock, EL MENSAJERO DEL MIEDO (The Manchurian Candidate, 1962) de John Frankenheimer, HARPER, INVESTIGADOR PRIVADO (Harper, 1966) de Jack Smight y TRES EN UN SOFA (Three on a Couch, 1966) de Jerry Lewis (cito en orden cronológico y entre mis preferencias personales)

Ya en los primeros compases de la década de los 60, la presencia cinematográfica de Janet Leigh se irá diluyendo hasta que con el paso de pocos años se ciña a colaboraciones en televisión. Solo su presencia en LA NIEBLA (The Fog, 1980) de la mano de John Carpenter permitió a las jóvenes generaciones de aficionados recordar que en los últimos años del gran Hollywood, existió una actriz que aunaba belleza, talento, intensidad dramática y sorprendente timming cómico. Era Janet Leigh, la actríz que a su muerte han catalogado de forma reduccionista como la de la secuencia de la ducha.