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CINEMA DE PERRA GORDA

RAGING BULL (1980, Martin Scorsese) Toro Salvaje

RAGING BULL (1980, Martin Scorsese) Toro Salvaje

Nada mejor que iniciar este comentario con una confesión: nunca he sido un gran admirador del cine de Martin Scorsese. A lo largo del tiempo he visto poco menos de la mitad de sus films y en líneas generales, siempre me ha frenado una frontera ante su cierta ampulosidad. Es más, y confesaré una maldad; reconozco que me relamí de gusto cuando la academia de Hollywood lo dejó con un palmo de narices cuando no le concedieron el Oscar el mejor director por GANGS IN NEW YORK (2002). Una estatuilla que al parecer solo la faltó implorar. Ello no impide que algunos de ellos los tenga en estima –como es el caso de TAXI DRIVER (1976) o la poco apreciada EL COLOR DEL DINERO (The Color of Money, 1986)-. En cualquier caso, sirva este preámbulo a la hora de ofrecer mis impresiones ante uno de sus títulos más prestigiosos, TORO SALVAJE (Raging Bull, 1980).

Pues contra toda reticencia al respecto, y pese a algunas debilidades narrativas –que tienen poco peso en el conjunto de la película. RAGING BULL me ha parecido no solo un magnífico film –el mejor de Scorsese que he tenido la oportunidad de ver-, sino una de las mejores películas de la década de los 70. TORO SALVAJE tiene varias virtudes a partir de la excusa biográfica del boxeador Jake La Motta. Por un lado nos brinda una de las ocasiones más agudas de plasmar un guión con las peculiares obsesiones del tandem Scorsese / Schrader. En esta ocasión utilizan el libro autobiográfico del propio boxeador –y Carter y Savage- para establecer el descenso a los infiernos de un personaje al que pronto le llega la fama y cae abatido por sus propias obsesiones –es un neurótico constantemente ensimismado por la supuesta infidelidad de Vickie (Cathy Moriarty); posee unas indudables tendencias masoquistas-. Como bien se encarga de señalar su cita bíblica final, la película realiza el recorrido de un personaje que expía sus culpas interiores para renacer en si mismo.

Es indudable que Scorsese planteó con TORO SALVAJE un film muy arriesgado tanto estructural como dramática y narrativamente. Su obra se inicia con la presencia de un ya envejecido y renacido La Motta, invocando su situación como one man show, mientras que pronto retrocede en flash-back, contándonos su trayectoria como púgil en base a una evolución narrativa de variable oscilación dramática –lo cual le otorga una singularidad de ritmo-.

Muy pronto se nos muestran sus primeros combates, sus fracasos y triunfos, la tensa situación inicial con Tommy Como (Nicholas Colasanto), la dependencia con su hermano Joel (Joe Pesci). De forma muy acertada se nos ofrecen elementos para comprender mejor la singular personalidad de La Motta. Al mismo tiempo, los combates se brindan de forma generalmente sincrética y en ocasiones a modo de breves flashes. Permitiendo que no interfieran en el primordial objetivo de la película: la historia de un hombre que se redime a sí mismo.

Pero fundamentalmente, TORO SALVAJE es un alarde de narrativa. Desde la excepcional fotografía en blanco y negro de Michael Chapman –uno de los elementos que mayor carácter proporciona al film, y de la que tan solo se ofrecen en color imágenes de la vida hogareña del boxeador en pequeñas películas familiares-. Una iluminación y planificación que siempre cuida unos encuadres con gran profundidad de campo, que suelen engarzar el desarrollo de las secuencias. Paralelamente, es admirable la cuidadosa ambientación de época que no se sirve al lucimiento del director artístico de turno sino que queda integrada totalmente en las necesidades dramáticas de la historia. Es a partir de ello como vamos observando discretamente los cambios de costumbres, vestuario, y otros detalles de un periodo complejo de la vida norteamericana –el comprendido entre inicios de la década de los 40 y la de los 60-. De especial brillantez son los agobiantes y recargados encuadres planificados en interiores de restaurantes y night-clubs, cargados de rostros marcados, humos, tensiones entre los personajes –por momentos me recordaban el gran film de Mackendrick CHANTAJE EN BROADWAY (Swell Smeet of Success, 1955)-.

Sería injustamente simplificador decir que TORO SALVAJE es un film sobre el mundo del boxeo. Está claro que es algo más que eso, pero no evita que pueda considerarse como uno de los mejores que se han ambientado en el mismo –lo situaría junto a BODY AND SOUL (1947) de Robert Rossen, que hace muy pocos días recordaba-. En su desarrollo se ofrece todo su submundo, las mafias, la enorme y siempre latente brutalidad... Está planteado con tal convicción que pueden pasarse de lado algunas debilidades que en el conjunto de la película luego quedan en segundo término, aunque posteriormente hayan hecho mella excesivamente en el cine de Scorsese. Hay un momento especialmente memorable en ese conjunto de imágenes, como es el complejísimo plano en el que La Motta accede al ring para ganar en el combate que le brindará el campeonato mundial. Un momento deslumbrante que demuestra que en ocasiones un tour de force contribuye al desarrollo de un momento cumbre del film: es la cumbre y el inicio del descenso del protagonista.

A partir de ese triunfo –en una trayectoria profesional que depende de las relaciones tormentosas mantenidas con su esposa-, poco a poco La Motta cae en un infierno personal y deportivo que le lleva a montar su propio club –que denominará de forma narcisista con su propio nombre-, ejerciendo como entertainment. En él será detenido por una aventura con una menor, encarcelado y finalmente logrará salir de su situación extrema, renaciendo al lograr reconciliarse con su hermano –una secuencia conmovedora, quizá la mejor de la película y de ejemplar simplicidad-.

Bajo mi punto de vista, uno de los principales aciertos de TORO SALVAJE se basa en lograr su mejor fragmento en su media hora final, con un tono admirablemente logrado, escenas caracterizadas por planos fijos, la utilización excelente de los encuadres –el espacio vacío que queda cuando Vickie se separa definitivamente de él y se marcha en el coche-. En estos minutos de conclusión Scorsese logra algo muy difícil en el cine contemporáneo, como es dar un atmósfera creíble, entroncada con una ambientación de época pasada y al mismo tiempo llena de vivacidad.

Ejemplar película este TORO SALVAJE que no se puede comentar sin destacar las magníficas prestaciones de todo su cast. Del primero al último, con entrega, profesionalidad y una admirable contención pese a los excesos que podía permitirles la historia, la obra de Scorsese ofrece un reparto de los llamados perfectos, que son más difíciles de lograr de lo que pudiera parecer. No puedo dejar de destacar ni a Cathy Moriarty (excelente en su sensualidad, contención y entereza ante la brutal personalidad de su esposo), Joe Pesci (antes de que reiterara su personaje en caricaturas título tras título; es magnífica su labor en la secuencia de reencuentro con su hermano al pasar los años), y Nicholas Colasanto, brindando una magnífica composición del marchante de apuestas y mafioso Tommy Como.

Sin embargo, RAGING BULL es una película de Robert De Niro. Nunca me he considerado un gran admirador del actor, puesto que representa una manera de entender la interpretación –heredada del molesto Actor’s Studio- ante la que siempre me he sentido muy frio. Sin embargo, su encarnación de Jake La Motta además de ser carne de Oscar, es una composición ante la que hay que quitarse el sombrero. Logrando una inmejorable evolución de su personaje desde sus arrebatos de juventud hasta la recuperada dignidad en su vejez, realizando recitales con fragmentos de dispares escritores y dramaturgos –es sorprendente la selección de los mismos-, quizá De Niro lograra no solo su mejor colaboración con Scorsese, sino muy probablemente de toda su carrera.

Calificación: 4

3 comentarios

Fernanda Lopez -

Pas elo que pase, Scorsese sigue siendo un genio. Una de sus obras ejemplares es Boardwalk Empire, una serie dramática que tiene lugar en EU de los 20, con gangsters en la época d elibertad y violencia. A mí me encanta, a ver cómo sigue.

Dyonisos -

Sin haber visto todo de Scorsese me atrevo a decir que "Toro Salvaje" y "Taxi Driver" son 2 Obras Maestras! En este film Scorsese muestra de lo que es verdaderamente capaz con la camara, Robert De Niro está impresionante! una actuación con una fuerza e intensidad pocas veces vista en pnatalla! Me encanta la Fotografía en B/N de Michael Chapman y las perspectivas tan diferentes en cada combate de Boxeo pero ante todo y siempre en el aspecto técnico, admiro el gran montaje de Telma Schoonmaker!Súblime!Sin duda uno de los grandes films de los 80 y ya todo un clásico!

Saludos

Paula -

Hola, tu me podrias responder porque Toro Salvaje se hizo en Blanco y Negro?
Muchas gracias!