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CINEMA DE PERRA GORDA

THE AVIATOR (2004, Martin Scorsese) El aviador

THE AVIATOR (2004, Martin Scorsese) El aviador

Con motivo del estreno de THE AVIATOR (El aviador, 2004. Martin Scorsese) leí la opinión de un espectador en una conocida revista cinematográfica española, en la que destacaba que la película se ofrecía fundamentalmente como una “puesta de largo” por parte de Leonardo DiCaprio de cara a intentar consolidarse como intérprete adulto. Suscribo esta impresión, máxime cuando DiCaprio ha sido además uno de los productores del film, pero luego volveremos con la impronta que la conocida y eterna estrella adolescente ha dejado en su resultado.

De momento, señalar que aunque siga la filmografía de Martin Scorsese de forma fragmentada –no me encuentro entre sus fervorosos-, creo que no es muy atrevido emparentar el producto que nos ocupa con CASINO (1995); el retrato de una época relativamente cercana, el protagonismo de un personaje carismático aunque con permanentes fuentes de conflicto, una lujosa ambientación, elementos de gran producción, su desmesurada duración y una narrativa llena de aparente brillo formal pero abocada a un manierismo en muchas ocasiones inútil. Son elementos ambos que indudablemente tienden a unir ambos exponentes de su filmografía, y a mi juicio la unen también en sus finalmente poco estimulantes resultados, y situándose bajo mi punto de vista en ese capítulo de bluffs firmados por el realizador y generalmente aclamados en bastantes foros de opinión –la catarata de galardones y nominaciones recibidas por THE AVIATOR es sorprendente sino fuera por la vergüenza ajena que produce ver tanto reconocimiento en una propuesta tan vacía, estéril, decorativa e inútil como la que nos ocupa.

Si bien en los últimos años Scorsese se ha inclinado más a la realización de costosas superproducciones –GANGS OF NEW YORK (Gangsters de Nueva York, 2002), que no he visto y me da pánico acercarme a ella-, no es menos cierto que ha alternado con la presencia de títulos de producción más apriorísticamente sencilla –la intimista BRINGING OUT THE DEAD (Al límite, 1999), que por el contra sí tengo interés en visionar-. En resumen, creo que esta tendencia maximalista empieza a incidir en una capitulación de Scorsese hacia el cine de Hollywood –entendida la afirmación como la filmación de costosos espectáculos-, empeñado en lograr ese Oscar al mejor director que hasta ahora no ha recibido y que, me da la impresión, está ansiando desesperadamente.

Mas allá de todas estas elucubraciones, creo que THE AVIATOR no supone más que una convencional y en el fondo segura apuesta del realizador por ofrecer una historia centrada en su mundo habitual, pero lo suficientemente masticada, aderezada de estrella juvenil y envuelta en vistosos oropeles para que pueda ser degustada por públicos de todas las edades. Nada de ello sería malo en sí mismo, pero sí lo es que el realizador de origen italiano pretenda hacer ver que nos encontramos con una muestra de cine adulto, cuando francamente lo único que veo es que desperdicia una ocasión de oro para haber trasladado a la pantalla un personaje absolutamente fascinante como el del magnate Howard Hughes, y con él un retrato de la vida americana del segundo tercio de siglo XX. En su lugar, Scorsese filma con solvencia y hasta con su habitual virtuosismo la trayectoria de Hughes, centrando la misma en su conocida vinculación con la aviación, sin obviar facetas reduccionistas propias del Reader’s Digest –el guión de John Logan es de lo más convencional que he visto en mucho tiempo-, y que ya tienen su comienzo con la escena inicial en la que el protagonista niño es bañado amorosamente por su madre y le inocula el miedo a las infecciones –un momento de ridículo preciosismo que ya hemos tenido ocasión de ver en muchísimas biografías de forma más convincente-.

A partir de ahí, la acción se enmarca inicialmente en el largísimo proceso de rodaje de la película HELL’S ANGELS (Howard Hughes, 1930) –centrada en el mundo de la lucha en aviación durante la I Guerra Mundial-, la pasión del magnate por el proceso de creación de nuevos modelos volantes, las luchas de la competencia, sus conquistas femeninas, los problemas con la censura americana al dirigir THE OUTLAW (Howard Hughes, 1943), las presiones gubernamentales a la hora de impedir que pueda implantar una nueva línea aérea internacional o la exacerbación de sus neurosis, son fundamentalmente los temas sobre los que se sostiene una película indudablemente bien filmada, pero que asoma en exceso su condición decorativista –una ambientación tan lujosa como falsa-, que deja discurrir una duración innecesaria y en la que –se diga lo que se diga- la superficialidad es la marca del tratamiento de un personaje que indudablemente daba más juego cinematográfico.

Y en esa línea cabe lamentar que se haya desaprovechado en buena medida la vinculación del protagonista con el mundo del cine –no olvidemos que a su cargo estuvo un estudio como la RKO, o su colaboración en la “caza de brujas” de McCarthy-. Me dirán que no era este el objeto de esta película. Pero si así es ¿qué nos importa la relación del magnate con Katharine Hepburn –por cierto inadecuadamente encarnada por la generalmente excelente Cate Blanchett- o Ava Gardner?, ¿para qué se hace referencia al affaire de la censura con el rodaje de THE OUTLAW?. Son incongruencias que hablan bien a las claras de lo insustancial de una película que si bien no llega al decorativismo y casi complacencia del Francis Ford Coppola de TUCKER; THE MAN AND HIS DREAM (Tucker, 1989) , lo cierto es que no supera unas cotas de discreción ciertamente alarmantes en un hombre de cine que en el pasado arriesgó bastante. Pero es que incluso, secuencias como aquella que se desarrolla en la casa de los familiares de la Hepburn o las que Hughes está encerrado en su sala de proyección, exorcizando desnudo –había que hacer lucir el trasero del DiCaprio- todos su demonios, provocan verdadero sonrojo e incluso por momentos hacen dudar de la valía de la persona que está tras la cámara.

Y a ello contribuye la desafortunada elección del actor protagonista. Soy consciente de mi aversión hacia este eterno adolescente andrógino, pero mas allá de su –en mi opinión- lamentable presencia cinematográfica, lo cierto es que nadie se puede creer a este encarnando a un personaje con unos sesenta años de edad. Quizá en ese “enamoramiento” de Scorsese hacia el mediocrísimo ídolo juvenil se pueda ver una de sus mayores debilidades, puesto que ni por presencia, ni por escasa simpatía, ni por dicción, ni por gestualidad, uno se puede creer a DiCaprio encarnando al personaje. La excepción estaría relativamente centrada en las secuencias en las que Hughes responde a la investigación federal, en las que el director filma al protagonista en plano general y con ello –y el contrapunto de un brillante Alan Alda- se logra una relativa tensión dramática entre investigado y senador-.

Lamento ser tan duro cuando realmente la película finalmente resulta un entretenimiento mediano, pero viniendo de quien viene y tras una estela de reconocimientos tan considerable, uno no puede por menos que rebelarse, y confesar que se queda con una peliculita simpática como THE ROCKETEER (Rocketeer, 1991. Joe Johnson) que curiosamente compartía algunos de los elementos de la que nos ocupa –entre ellos la presencia de Errol Flynn-.

Calificación: 2

 

2 comentarios

Dulce -

Yo estoy en desacuerdo con que el personaje principal estuvo mal interpretado, al contrario, yo vi la película recientemente en hbo online y creo que es de las mejores actuaciones de DiCaprio y que sacó adelante el personaje sin exageraciones, es una película muy interesante.

johnny -

ta moltal