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CINEMA DE PERRA GORDA

THE UNBREAKABLE (2001, M. Night Shyamalan) El protegido

THE UNBREAKABLE (2001, M. Night Shyamalan) El protegido

Sin lugar a dudas, la mayor prueba de fuego a la que se tiene que someter un director de cine de trayectoria aún incipiente es la de sobrevivir a un fulgurante éxito en su carrera. Y esa es la circunstancia que tenía que asumir M. Night Shyamalan con su nuevo film EL PROTEGIDO (The Unbreakable). Tras el descomunal éxito de EL SEXTO SENTIDO (The Sixth Sense, 1999) –una de esas raras ocasiones a las que el triunfo comercial acompañan unas excelentes calidades cinematográficas-, la acogida a esa nueva propuesta de cine fantástico y de misterio ha sido irregular. Antes de verla había oído de todo; desde los que la calificaban entre lo mejor de la producción estrenada en el 2001, hasta los que apenas habían podido soportarla hasta el final.

Antes estas perspectivas he de confesar que tras verla me sitúo cerca del primer enunciado. Digámoslo ya. THE UNBREAKABLE ha supuesto, bajo mi punto de vista, no solo una estupenda película –si no llega a la altura de EL SEXTO SENTIDO roza en ocasiones sus calidades-, sino un paso adelante en la confirmación del talento de Shyamalan, al que –con todas las reservas que cabe tomar en una corta carrera-, hay que situar entre los más prometedores realizadores con que cuenta actualmente el cine norteamericano.

Lo mejor que se puede hacer a la hora de ver con mirada abierta este film es olvidarse del precedente de THE SIXTH SENSE y retenerlo en la memoria nada más que en cuanto sirve como referente a la hora de detectar los rasgos de estilo que confirma su artífice en esta realización ¿Cómo se puede elaborar una propuesta argumental que combine los comics con la metafísica? Pues nuestro director lo logra, ratificando en primer lugar su mano experta a la hora de crear thrillers de carácter sobrenatural. A la hora en suma de situarse quizá como el nombre más destacado con que ha contado el cine fantástico en varias décadas –en mi opinión su modo de concebir el género es mucho más original, audaz y cinematográfico que el de Tim Burton-. Y partiendo de una base argumental en principio descabellada, se nos narra la historia paralela de un hombre: David Dunn (Bruce Willis), que tras ser el único superviviente de un gran accidente ferroviario entrecruza su camino con un misterioso galerista de arte: Elijah Price (Samuel L. Jackson), caracterizado por una extraña enfermedad que le ha provocado constantes fracturas en su estructura ósea.

A partir de estas premisas, hay que destacar la brillantez narrativa ofrecida por la película. Si EL SEXTO SENTIDO brindaba más asideros argumentales y, al mismo tiempo, una serie de situaciones propias del cine de terror, en este caso nos encontramos con una narración tendente sobre todo a la creación de un clima misterioso e inquietante. No hay ni una sola salida de tono, no se ofrece ningún susto al público. En su lugar desde el primer momento se esta sugiriendo visualmente la existencia de esos dos mundos contrapuestos en los que va a desarrollarse la acción –desde la breve secuencia pregenérico que es filmada con la presencia de un espejo; la propia escena, en un solo plano en la que Dunn charla con una pasajera, o en la reiteración de situaciones que son mostradas desde las dos visiones que marcan el desarrollo de la película-.

Por otra parte, y eso es algo que nunca he leído a la hora de calibrar los rasgos de estilo del autor, creo que uno de los más personales a la hora de mostrar su original mirada en el género fantástico se basan fundamentalmente en su intensidad dramática. Una característica que es desarrollada generalmente a través de largos planos –excelente utilización del formato panorámico-, la utilización de la banda sonora –en esta ocasión mucho mas adecuada que en EL SEXTO SENTIDO-, y la magnífica dirección de actores. A este respecto, resulta ejemplar como con escasas pinceladas –desde el instante en la ya mencionada secuencia que se desarrolla junto a los títulos de crédito, en que Dunn se quita el anillo de casado para intentar flirtear con su compañera de tren-, describe la crisis de pareja que mantiene con su esposa Audrey (Robin Wright). Creo que ese elemento melodramático ofrece una textura muy especial a este film, en el que su planificación y tempo narrativo resultan admirables y en el que nuevamente Shyamalan logra plasmar cinematográficamente algo tan difícil de expresar como es el estremecimiento humano –el instante en que Dunn, en los momentos iniciales, advierte el inminente accidente que se va a producir-.

Sin embargo, no todo resulta redondo en EL PROTEGIDO. Fundamentalmente, creo que el elemento que desmerece –ligeramente-, un título de otro es precisamente el final. Si el de EL SEXTO SENTIDO sublimaba todo su desarrollo narrativo, el del presente film, en mi opinión, lo empobrece. Desde la secuencia en la que Dunn se integra en la multitud para descubrir sus poderes hasta el mismo instante final, la irregularidad y en ocasiones el efectismo innecesario acompañan el desarrollo de estos últimos minutos, por más que en ellos se den cita instantes excelentes –la violenta caída del protagonista a una piscina cubierta por una lona; el breve encuentro en la galería de Dunn con la madre de Price-. A todo ello hay que añadir que la composición de Bruce Willis resulta monótona y mucho menos convincente que en el título precedente –por su parte, Samuel L. Jackson ofrece una interpretación excelente-, lo que en ciertos momentos resta dramatismo a algunas de las situaciones.

En definitiva, después de ver los dos últimos títulos de Shyamalan la verdad es que -con todas las reservas que cabe formular-, me encuentro con un realizador que combina –de alguna manera- las formas narrativas de Alfred Hitchcock, con la creación de un mundo argumental muy personal y en el que se asemejaría al maestro Jacques Tourneur por su creencia en diversas manifestaciones de lo sobrenatural. Es pronto aún para entronizarlo, pero creo que un film como este y el que le precedió le aseguran de antemano un lugar destacado en la pequeña gran historia del cine fantástico. Esperemos su tercer film, que en pocos meses llegará a las carteleras y que de nuevo se integra en este género.


Comentario realizado el 19 de enero de 2002

Calificación: 3’5

1 comentario

Gerardo -

Veo que te gustó. A mí me parece mejor que "El sexto sentido" porque veo que pesan más los personajes que la historia original. El final con giro de guión es ciertamente algo que debería abandonar ya, sobre todo habiendo demostrado que puede sostener con brillantez una historia por sí misma, sin recurrir a el espectáculo o la intriga por la intriga. Lo que yo encuentro sobresaliente de esta película es precisamente la parte humana, a pesar de todo el marco sobrenatural o de superhéroes, me gustó mucho cómo fue capaz de encarnar y dotar de verosimilitud a un super héroe y un supervillano (que conste que no soy lector de ese tipo de cómics). El supervillano, casi predestinado a su papel y al que compendes, está muy bien llevado. El final me gustó, exceptuando el giro de tuerca innecesario, me pareció emocionante cómo el fracasado (lo siento, me conmueve fácilmente ese tipo) por fin asume lo que siempre ha llevado dentro y lo amargaba. La escena en que reduce al secuestrador, con una simple llave, en la que sólo un bollo en la pared indica sus cualidades superiores, me pareció muy sobria y por ello ni sentimental ni estereotipada: el clímax. La película baja apartir de ahí.

La película no valdría nada sin la humanidad de que se consigue dotar a los personajes . Y vaya rollo que he soltado.

Por cierto, la tercera película, "Señales", es muy, muy mala. Esperemos que mejore y deje los finales sorpresa, como Amenabar. Es una forma estúpida de limitarse.

Un saludo.