THE VILLAGE (2004, M. Night Shyamalan) El bosque
Recuerdo que en el no muy lejano momento de su estreno THE VILLAGE (2004) –equívocamente traducida como EL BOSQUE en España- provocó una notable decepción entre buena parte de sus espectadores. Al parecer la existencia previa de un trailer en el que se incidía en un elemento terrorífico que luego la cinta ciertamente no desarrolla, fue el que propició en buena medida esta relativa decepción –me gustaría a este respecto recordar a los aficionados el que diseñó Alfred Hitchcock para la memorable PSICOSIS (Psycho, 1960), que casi hacía parecer que nos encontrábamos con una comedia-.
Haciendo caso omiso de esa relativa decepción –que de todas formas ha ido acompañando las películas que han sucedido a su descomunal éxito en EL SEXTO SENTIDO (The Sixth Sense, 1999) y que mucho me temo le seguirá por bastante tiempo-, siempre he considerado a M. Night Shyamalan como uno de los mejores realizadores del cine norteamericano y –creo que ya es inútil negarlo- una de las grandes personalidades del cine fantástico en las últimas décadas. Es por ello que he podido seguir su corta trayectoria de sus títulos accesibles –no lo son los dos que filmó inicialmente- y ciertamente encuentro que en la misma se da cita un excelente narrador, un autentico virtuoso de la cámara y en sus films si se quiere se puede cuestionar ese afán por los giros sorpresa –que como es el caso, me hizo adivinar antes de comenzar la película cual era la que nos deparaba el misterio central del argumento-, pero no es menos cierto que siguiendo sus películas se aúna el seguimiento no solo a un género sino a unos elementos visuales y de estilo, combinado con un afán de renovar progresivamente estos marcos.
Creo que THE VILLAGE supone un avance muy interesante en este sentido, puesto que esa apuesta temática se ve encerrada por una mayor contención de tono –a lo que influye no poco la excelente sobriedad en su tenue gama cromática imbuida de un gran sentido pictórico, obra de Roger Deakins-, una relativa huída de esos “trucos” a los que Shyamalan recurre –y es legítimo que lo haga- y, lo que es más importante, una mayor implicación en el melodrama con respecto a sus anteriores y exitosos títulos precedentes. Siempre he considerado que el realizador indio filmaba “melodramas desgarrados” amparados por su reconocido apego a lo sobrenatural. En este caso concreto lo sobrenatural no existe y en su oposición lo fantastique se basa sobre todo en la mirada del realizador, en el uso de unos recursos narrativos que si bien en otros inexplicablemente laureados realizadores –es el caso que nunca me cansaré de citar de Alejandro Amenábar en ese recital de trampas y efectismos llamado LOS OTROS (2001), y la viveza e implicación con la que en este ejemplo se sabe sembrar la inquietud partiendo de elementos muy simples.
A partir de esta premisa se podrían citar numerosos ejemplos, pero cabría mencionar por su sutil inquietud ese plano que nos muestra ante las hermanas que juegan en el porche la aparición de una flor roja que entierran con indisimulado temor; la perfección con que en tres ocasiones muy concretas se introduce un elemento cinematográfico generalmente detestable, como es el “ralenti”; la rapidez con la que en muy pocos planos se logra la atmósfera de terror ante la invasión de la localidad rural por esas criaturas con capas rojas –el miedo en el atribulado campanero se ofrece a través de su mirada en un lejano plano, al contrario que en un film de terror convencional-; o el propio “triple salto mortal” argumental de mantener en la narración el elemento terrorífico una vez la misma nos ha relatado las circunstancias aparentemente sobrenaturales de la misma –la persecución de Ivy (magnífica Bryce Dallas Howard) por una de estas criaturas una vez se ha revelado el origen de las mismas-.
Ciertamente THE VILLAGE está llena de ejemplos que demuestran algo cercano a la maestría cinematográfica. Creo que una mirada desprejuiciada a su metraje –realmente ajustado-, a la cadencia de sus secuencias, a la notable sobriedad con que estas son expuestas, a la espléndida e intensa dirección de actores –en la que solo destacaría negativamente al cargante Adrien Brody-, o a la estupenda utilización dramática de su banda sonora –creo que es la mejor utilizada de toda su carrera-, nos permite olvidar algunas ligerezas que estimo debería ir dejando M. Night Shyamalan en el devenir de su trayectoria, como recurrir a la voz en off de un narrador para desvelar los mcguffin de sus historias –un realizador de su categoría no debería recurrir por norma a estas facilidades, que en este caso además parece sacada de un episodio de la mítica serie The Twilight Zone-. Y, ya puestos en esta tesitura, creo que su talento como realizador le debería ya hacer dejado de lado ese lastre de tener que mostrar un final sorpresa. Una faceta que estoy seguro está aparejada por el interés y expectación comercial generada en sus proyectos, pero que a estas alturas y dada su independencia no debería resultar un requisito obligado.
Creo que EL BOSQUE es pese a todo un film brillante y que incluso en su apuesta por una mayor intensidad, dosificación de elementos y predominio de lo melodramático, puede ir abriendo las pistas de lo que podría suponer su trayectoria en el futuro próximo. En cualquier caso y pese a la relativa decepción de un público ávido de sustos, lo cierto es que bajo mi punto de vista demuestra que el realizador hindú difícilmente puede filmar una mala película, y que su ecuación atractivo comercial / talento cinematográfico la sabe dominar como pocos. Es finalmente la gran combinación de estar destinado al gran público, y que en este joven mago de lo inquietante ha logrado ya uno de sus exponentes más valiosos y prometedores.
Calificación: 3’5
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Borja -