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CINEMA DE PERRA GORDA

LIGHT SLEEPER (1992, Paul Schrader) Posibilidad de escape

LIGHT SLEEPER (1992, Paul Schrader) Posibilidad de escape

La oportunidad de poder ir recuperando la filmografía de Paul Schrader de forma desordenada no hace más que confirmarme la presencia de un cineasta personal, severo en sus formas, coherente con sus contenidos, que quizá no contenga ningún título perfecto en su filmografía pero que en su conjunto revela un muy notable nivel de interés –muy superior al de colegas suyos bendecidos por los “inciensos” mediáticos-. Este es el octavo de sus films que he podido ver –entre los 14 títulos que hasta la fecha ha puesto en escena, uno de ellos para televisión-, y puedo afirmar que se encuentra entre los mejores, aunque bien es cierto que entre los visionados no he encontrado todavía un mal título.

LIGHT SLEEPER (1992) –rebautizada en España como POSIBILIDAD DE ESCAPE-, fue realizada tras la muy interesante –y en su momento masacrada por la crítica- THE COMFORT OF STRANGERS (1990) –EL PLACER DE LOS EXTRAÑOS-, y podría definirse de forma muy escueta como una variación posibilitada del mundo mostrado en TAXI DRIVER (1976) –la consagración de Scorsese basada en las fuentes literarias y temáticas de Schrader como guionista-, combinada con las formas visuales y estéticas aplicadas por el propio realizador en la estupenda AMERICAN GIGOLO (1980). Es igualmente uno de sus títulos más compactos, inspirados y medidos tanto en su estructuración dramática, la sencillez de su trazado, la sutileza de la evolución de su personajes y la coherencia con su mundo personal tanto a nivel de contenidos como de plasmación visual. Personalmente creo que cabe ubicarlos a la altura de los dos referentes antes señalados.

POSIBILIDAD DE ESCAPE nos cuenta la historia de John LeTour (un extraordinario Willem Defoe en la que quizá sea la mejor y más mesurada interpretación de su carrera) un camello de alto standing de 38 años de edad que trabaja a las órdenes de la vitalista Ann (estupenda, como siempre Susan Sarandon) desenganchado del mundo de la droga pese a vivir de su tráfico y que de repente descubre que busca una oportunidad para reiniciar su vida. Ello se le brinda con el reencuentro fortuito con su fugaz ex-mujer –Marian (Dana Delany)- que enciende su pasión y reaviva ese deseo de abandonar un submundo aparentemente lujoso pero realmente vacío en su existencia. LeTour escribe sus impresiones de forma desordenada en cuadernos que posteriormente tira a la papelera. En realidad es un ser solitario para el que la vida tiene difícil acomodo.

Leyendo estas líneas nos daremos muy pronto cuenta de la familiaridad que esta leve línea argumental nos reúne con ese mundo de personajes propio de Schrader que de alguna manera buscan una redención de sus pasadas conductas –siempre ese referente del francés Robert Bresson tan adorado por el norteamericano-. La especial virtud de esta película es que las intenciones y objetivos temáticos de la película tienen una adecuada plasmación en unos tintes sombríos pero nunca tremendistas a través de una textura visual muy cuidada y con una oportuna temperatura emocional adecuada en los momentos álgidos del metraje.

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Viendo POSIBILIDAD DE ECAPE se nota de forma rápida el esmero en la composición de sus planos, la utilización dramática del color –esos fondos de lívidos azules para los momentos más emocionales; excelente la labor del operador Edward Lachman-, la presencia de objetos en el encuadre que ayudan a comprender mejor la trastienda de la evolución de los personajes –pienso por ejemplo en el excelente plano en el que LeTour visita amaneciendo y por segunda vez a la prestigiosa vidente y esta finalmente le dice lo que quiere oír sin verdadera convicción por su parte; por ello la cámara la excluye del encuadre y sin embargo vemos su rostro reflejado en el espejo junto al semblante inquieto de nuestro protagonista-. Ejemplos como ese se suceden a lo largo de una película en la de nuevo Scharder nos habla del azar, el destino (“Se me ha ido la suerte...”, llega a reflexionar LeTour cuando las circunstancias le son adversas), las inquietudes religiosas, la posibilidad de redención, la soledad y la apuesta final por un amor posible que finalmente se atisba en una hermosa y sencillísima –quizá por ello sea tan emotiva- secuencia final en la que LeTour y Ann conversan estando el primero en la cárcel cumpliendo su condena tras la experiencia vivida en su particular y casi necesario “descenso a los infiernos”. Una expiación que le liberará de su pasado y brinda una pequeña luz de una vida futura con la mujer con la que tanto ha convivido como jefa de operaciones. Esa Ann que quizá hasta entonces no había podido ver como verdadera amante, por más que ella en algunos momentos sí demostrara a lo largo de su relación profesional sentir algo más por él.

Ni que decir tiene que POSIBILIDAD DE ESCAPE funciona estupendamente como thriller, con una latente presencia de imágenes violentas y con una textura que remite en algunos momentos al cine hipolar francés practicado de forma especial por Jean-Pierre Melville y que se manifiesta especialmente en una deliberada frialdad y cierto escepticismo en su desarrollo. Una vez más y desde una puesta en escena muy sólida que sirve impecablemente las posibilidades de su guión, con la humildad con que Scharader ha acometido toda su trayectoria como realizador y una excelente dirección de actores en la que cabe incluir todo su reparto, se desarrolla un film realmente magnífico que si a mi juicio no llega a ser absolutamente redondo es por elementos como una en ocasiones inadecuada utilización de la banda sonora y quizá también porque su director tampoco se plantea configurar “películas definitivas”. Es por ello que quizá su obra tenga un nivel tan homogéneo, aunque cierto es señalar que en esta ocasión su intensidad y convicción haya llegado a una de sus cotas más elevadas.

Calificación: 3’5

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