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CINEMA DE PERRA GORDA

AUTO FOCUS (2002, Paul Schrader) Desenfocado

AUTO FOCUS (2002, Paul Schrader) Desenfocado

No me extraña que en el momento de su estreno AUTO FOCUS (2002) –DESENFOCADO en España-, fuera ignorada casi por completo por crítica y público. Vivimos en unos tiempos –que tienen su lógico reflejo en el cine- en el que incluso plantear temas polémicos o de aparente dureza han de estar revestidos de elementos autocomplacientes que hagan asequibles al espectador, aficionado o comentarista lo que ve. Se me ocurren muchos ejemplos al respecto para ilustrar esta aseveración –que no es nada nueva por otra parte- pero lo cierto es que AUTO FOCUS carece de ellos. En los últimos tiempos esta misma sensación de asistir a una película norteamericana incómoda de contemplar –aunque por otras razones-, me lo proporcionó la brillantísima POR AMOR AL ARTE (The Shape of Things, 2003. Neil LaBute).

Y es que pese a todo lo mencionado anteriormente, considero AUTO FOCUS una película realmente brillante, atrevida, coherente con el mundo temático y visual propuesto por la trayectoria precedente de su realizador y guionista –aunque curiosamente en esta ocasión este segundo cometido se encuentre ausente (el origen procede del libro de Robert Graysmith trasladado a guión por Michael Gerbosi); no obstante es evidente que Paul Schrader se encontró como pez en el agua ante un proyecto que personalmente considero en su resultado como la película más lograda de entre las siete que he visionado hasta ahora de su filmografía.

De nuevo recorriendo por los recovecos de personajes atormentados y que deben discurrir por un infierno personal para llegar a la ascesis, aunque sea en este caso pagándolo con su propia vida. Esta es, en definitiva, la historia que propone AUTO FOCUS con la trayectoria vital de la estrella televisiva Bob Crane (un excelente y matizado trabajo de Greg Kinnear) –recuerdo de pequeño algún programa televisivo suyo que nunca me llamó la menor atención-. A partir de la narración de su trayectoria profesional y vital –la película inicia su andadura en el Hollywood de 1964-, nos va contando la evolcuión profesional de Crane –inicialmente perfecto ejemplo de hombre felizmente casado-, triunfador en aquellos años merced a la serie televisiva Hogan’s Heroes. En plena vorágine de su éxito llega su encuentro con un extraño personaje precursor en la venta de vídeos y caracterizado por su bisexualidad –John Carpenter (Willem Dafoe)-, que paulatinamente va haciendo realidad las obsesiones sexuales de Crane que se abren tanto en orgías, fotografías y grabaciones en vídeo de contenido sexual. Esos incipientes vídeos que Carpenter va vendiendo como una enorme novedad entre celebridades como Elvis Presley o Rock Hudson.

En la compañía de una esposa puritana –Anne (Rita Wilson)- y de marcado carácter religioso, ello no es óbice para que Crane descienda por la pendiente de un sexo compulsivo en el seno de una sociedad y un mundo que le rodea lleno de represión y doble moral. De forma gradual las inclinaciones de la estrella televisiva y su escasa propensión a ocultar sus inclinaciones serán elementos que irán facilitando la caída de su carrera tanto en el terreno profesional como el familiar, hasta llegar finalmente al inicio de una posible redención que no podrá cumplir al producirse su asesinato.

El relato de las andanzas mostradas en AUTO FOCUS realmente no se puede calificar como algo novedoso. Pero si la película se caracteriza y adquiere su fuerza es fundamentalmente por la implicación personal de Schrader en su puesta en escena que se traduce no solo en el propio terreno de la realización, sino que se extiende en aspectos como la ambientación –un elemento importantísimo en el film-, la dirección de actores e incluso la iluminación. Pero vayamos por partes.

Hay un elemento en el que el director acierta de pleno de AUTO FOCUS y es la perfecta ambientación sixtie en la que se desarrolla buena parte de su metraje –que tiene su brillante inicio con unos excelentes títulos de crédito dignos de la más clásica de las comedias del periodo-. Ahí donde hasta Steven Spielberg no logra alcanzar su objetivo –ATRAPAME SI PUEDES (Catch Me If You Can, 2002)- o por exceso en la comedia ABAJO EL AMOR (Down with Love, 2003. Peyton Reed), en este caso el logro es total. Y no solo eso sino que la progresión cronológica de la historia permite que esa evolución en la ambientación se extienda hasta la década de los setenta, variando hasta el tono fotográfico y correspondiéndose además esta oscilación del tono amable de los pasajes iniciales hasta el hundimiento de su protagonista con una fotografía quemada y fuertemente contrastada.

Esta circunstancia tiene su correspondencia con los métodos narrativos, puesto que Schrader inicia la andadura de Crane bajo los ropajes de comedia elegante y una planificación sencilla basada en planos generales, colores pasteles y escasos movimientos de cámara. Paulatinamente y coincidiendo con el devenir de su personaje protagonista la planificación irá adquiriendo un tono más inquietante hasta llegar casi al tono nervioso de sus últimas secuencias, caracterizadas por su aire incómodo y desasosegador.

Pero por encima de todo –e incluso de ciertos altibajos-, si algo caracteriza este AUTO FOCUS es la demostración de una moral hipócrita en la que el sexo siempre está definido como algo pernicioso, casi obligando a que un personaje singular en sus debilidades sea excluido de una sociedad aparentemente amable pero en el fondo caracterizada por su castrante visión de la libertad. Hay detalles visuales claramente reveladores en las secuencias iniciales pero me gustaría destacar uno de ellos. Se trata de un plano en el Anne –su primera esposa- le habla a Crane sobre cuestiones sexuales desde el pasillo y ante lo que parece ser un cuadro moderno. En un contraplano ya frontal ese cuadro alberga un relieve de la Virgen. A elementos como este –que son numerosos a lo largo del desarrollo de la historia- o la importancia que adquieren los fundidos en negro en momentos claves del film, no se pueden omitir ni la crónica del ascenso y caída de una celebridad en el mundo de Hollywood, la importancia de la televisión, la llegada del vídeo y numerosos detalles colaterales que logran una considerable densidad a este producto realmente contracorriente.

Me gustaría destacar igualmente un momento espléndido -este en uno de los pasajes finales del film-, como es el último y casi angustioso encuentro de Crane con su representante. En él, la cámara nerviosa de Schrader transmite una sensación confesional y casi de compasión hacia un personaje que se ve vencido ante una sociedad como la norteamericana de aquellos años –y sobre todo el mundo de Hollywood de entonces-, transmitiendo la enorme hipocresía ante los comportamientos sexuales.

Pese al excesivo rasgo caricaturesco del personaje encarnado por Defoe en la segunda mitad del film –cuando este se desarrolla en la década de los 70-, conseidero que AUTO FOCUS es un título estupendo y que podría unirse a otros ya lejanos en el tiempo como BUSCANDO AL SR. GOODBAR (Looking for Mr. Goodbar, 1977. Richard Brooks) o incluso la británica ÁBRETE DE OREJAS (Prick Up Your Ears, 1987. Stephen Frears) en la plasmación de unos modos y costumbres siempre ligadas a la conquista de unas determinadas libertades sexuales. Pero al mismo tiempo y casi retomando el inicio de comedia del film, la irónica voz en off del protagonista una vez muerto –como el Joe Gillis de EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES (Sunset Boulevard, 1950. Billy Wilder) redondea una película atrevida y valiente, máxime teniendo en cuenta que se trata de un producto integrado en la industria de Hollywood y realmente el retrato que ofrece de una parte de su pasado no muy lejana en el tiempo es cualquier cosa menos complaciente.

Calificación: 3’5

 

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