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CINEMA DE PERRA GORDA

BEGGARS OF LIFE (1928, William A. Wellman) Mendigos de la vida

BEGGARS OF LIFE (1928, William A. Wellman) Mendigos de la vida

Nadie va a descubrir ahora que la denominada “Gran Depresión” norteamericana tuvo un enorme reflejo en la cultura del país. Desde grandes obras literarias a numerosos films legendarios fueron un ejemplo palpable de que el arte siempre fue un reflejo de la sociedad y de su tiempo se manifestó también en esta ocasión.

BEGGARS OF LIFE –en España LOS MENDIGOS DE LA VIDA- es un claro ejemplo de ello, al tiempo que la prueba evidente del dominio de los resortes cinematográficos de un ya consagrado William A. Wellman. Un hombre de obra dilatada, todo lo desigual que se quiera pero con un importante número de grandes realizaciones y que siempre ha estado entre la frontera de los considerados realmente “grandes” –Ford, Lang....- y los que casi llegaban a dicho peldaño –Hathaway, por ejemplo-. Evidentemente estos escalafones son muy maleables pero cualquier obra de Wellman ante la que exista la oportunidad de visionar merece la pena, máxime como si es este caso se trata de una de sus últimas realizaciones mudas (al parecer se le añadieron algunos elementos sonoros).

BEGGARS OF LIFE se inicia de forma muy dinámica y ya adelantándonos su condición de road movie. Nos muestra el caminar de Jim, un joven vagabundo (interpretado por el que fue uno de los mejores galanes de las postrimerías del mudo y la década de los años 30: Richard Arlen). Llega a una posada y se adentra en ella con la confianza de poder comer, descubriendo el cadáver del dueño. Con una planificación visualmente muy atrevida pronto descubrimos a la ahijada del difunto, Nancy (sensual como siempre Louise Brooks). En otra arriesgada concepción visual y sobre un primer plano de Nancy, cuenta el motivo de haber matado accidentalmente al viejo; este pretendía abusar de ella –la presencia de la sensualidad de la Brooks y el fondo de sus piernas proporciona un enorme erotismo al momento-.

Convencida por Jim, Nancy marcha con él de nuevo caminando por las vías del tren. De forma muy rápida se adivina el atractivo de la joven pareja (aspecto en el que la química existente entre Arlen y la Brooks –de quién inicialmente Wellman no confiaba en absoluto- potencian especialmente). Ambos pasan su primera noche juntos en el interior de un pajar –allí ya se adivina el atractivo que los dos se profesan-, y poco después prosiguen en su caminar con destino hacia Canadá –Jim comenta que tiene un familiar allí y ella podría irse con él y librarse del acoso de la policía; los carteles de búsqueda de Nancy ya se han ido ubicando-. La pareja intenta colarse en un tren pero son expulsados mientras Nancy va en todo momento vestida como un joven.

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La película al mismo tiempo combina momentos emotivos –es magnífico el primer plano de Jim imlorando a Nancy que se tire del tren en plena carrera-, y se la podría calificar en algunos pasajes como un interesante precedente de la screewall comedy –en ciertos momentos me recordó poderosamente la célebre SUCEDIÓ UNA NOCHE (It Happened One Night, 1934) de Capra –el instante en el que la pareja sube a un carro y el dueño los expulsa repentinamente posee una enorme comicidad-.

Entre esa variedad de géneros la película nos ofrece una visión nada complaciente de un mundo rural en plena crisis, llegando los protagonistas a un campamento de vagabundos comandado por Oklahoma Red (Wallace Beery). Allí además de convivir muy pronto estos descubren el verdadero sexo de Nancy, revelando Jim la recompensa que sobre ella se ha puesto para distraer la atracción sexual que los reunidos rápidamente manifiestan. Muy pronto los dos jóvenes son casi secuestrados por los vagabundos, viendo en ellos la posibilidad de obtener la sustanciosa recompensa accediendo todos al vagón de un tren. Allí se plantea un robo mientras la policía va a estrechando el cerco de la joven, sometiendo Oklahoma a un especial juicio a Jim (una secuencia de extraño carácter brechtiano) que condena al joven a ser expulsado del tren en plena marcha. Cuando este está a punto de ser arrojado, Nancy logra provocar una pelea que permite a Jim arrebatar el arma que portaba uno de ellos y adueñarse de la situación.

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Mientras el cerco policial se cerca, la pareja protagonista y algunos de los mendigos salen del tren y se refugian en una cabaña. Allí llegará Oklahoma con un coche y un traje para Nancy, que se convierte en una bella muchachita una vez lo viste. Oklahoma la fuerza a que viaje con él en coche amenazando a Jim pero ella se interpone entre los dos demostrando su amor por el joven vagabundo, ante lo cual el viejo se rinde e incluso los ayuda retornando al tren y esgrimiendo una estratagema para que la policía piense que la joven ha muerto. Ello finalmente permitirá que la pareja pueda lograr su objetivo huyendo en coche y reconociendo que en el fondo Oklahma era un ser con sentimientos.

En su conjunto, BEGGARS OF LIFE es un film realmente interesante y por momentos brillantísimo. Más allá de esa visión tan aparentemente liviana pero en el fondo desoladora de un mundo rural lleno de vagabundos, confieso que la película me interesa mucho más en esa hermosa relación que se establece en dicho contexto entre Nancy y Jim, que en los devaneos que quizá se dilatan demasiado entre la banda de indigentes y su entorno social. Ello no me impide valorar positivamente la planificación y narrativa que se emplean en todas las secuencias desarrolladas en el tren, caracterizadas por un enorme dinamismo. Sin embargo se tienen determinadas concesiones al divismo del molesto Wallace Beery que impiden que en su conjunto la película alcance mayores alturas.

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Pese a estos pequeños inconvenientes, BEGGARS OF LIFE se erige en un título realmente sólido, demostrativo que la madurez del lenguaje visual que entonces registraba el cine y del que me quedo evidentemente con todos los momentos de intensidad romántica existente en la pareja protagonista. Desde las ya mencionadas de la primera noche juntos en el interior de una montaña de paja –ingeniosa idea visual-, las carreras y expresiones de Jim ya en tierra rogando a Nancy que baje del tren, la interposición final de Nancy que evita que Jim sea asesinado por Oklahoma y le hace ver que el amor no se puede interponer con la fuerza y este se brinda incluso a ayudarles. Son momentos de los cuales se pobló el mejor cine mudo –la expresión de los sentimientos entre parejas de jóvenes amantes, y de las que esta realización de Wellman se impregna en sus mejores momentos.

Calificación: 3

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