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CINEMA DE PERRA GORDA

FEEL MY PULSE (1928, Gregory La Cava) Tómeme el pulso, doctor

FEEL MY PULSE (1928, Gregory La Cava) Tómeme el pulso, doctor

Habiendo contemplado hasta la fecha un total de once de las películas dirigidas en su trayectoria por Gregory La Cava, no puedo decir que me considere entre quienes lo han situado en los últimos años como uno de los grandes de la comedia americana. No es menos cierto que entre sus títulos hay uno excelente como DAMAS DEL TEATRO (Stage Door, 1937), así como otros dos que me merecen una especial estima, como son AL SERVICIO DE LAS DAMAS (My Man Godfrey, 1936) y ANSIA DE AMOR (Unfinished Business, 1941). Al mismo tiempo no se pueden ocultar sus excelentes ambientaciones, la integración con el melodrama en sus comedias y esa especial querencia en mostrar personajes de baja extracción social que se agudizó con sus retratos de sujetos víctimas de la “gran depresión”. En cualquier caso la desmedida teatralidad de sus películas, su desigualdad y una evidente falta de fluidez bajo mi punto de vista impiden que La Cava pueda situarse –dentro de la comedia clásica- a la altura de Leo McCarey, Howard Hawks o incluso George Cukor, este último sabiendo implicar una mayor entidad cinematográfica al resolver esas limitaciones.

Sin embargo hasta la fecha no había podido contemplar ninguna de sus películas mudas, generalmente escoradas hacia el género cómico. Es por ello que tenía especial interés en visionar FEEL MY PULSE (1928) –estrenada en España como TÓMEME EL PULSO, DOCTOR-. Debo decir que una vez contemplada podría definir en pocas palabras la misma como una simpática comedia, con varias secuencias realmente hilarantes y divertidas, en la que se adivinan algunas de las constantes del realizador, pero que en modo alguno cabe situarse entre los grandes títulos de un género que en aquellos años era pródigo en auténticas obras maestras.

Tampoco es necesario, puesto que esta producción de la Paramount –estudio en el que el realizador desarrolló parte de su trayectoria- se ofrece fundamentalmente en un producto al servicio de la estupenda actriz cómica Bebe Daniels. Esta encarna en la película a Barabara Manning, hipocondríaca joven heredera de una fortuna que solo está pendiente de sus supuestos “achaques”. Bárbara acude aconsejada por tu tío a un hospital ubicado en la costa que en realidad es un refugio de malhechores. En el trayecto conoce a un rudo pero apuesto taxista –Wallace Roberts (Richard Arlen)- con el que inicialmente mostrará sus reticencias pero que finalmente se convertirá en su mejor aliado al descubrir la verdadera personalidad de quienes son los moradores del hospital y hasta la llegada de la policía.

En realidad un esquema bien simple que favorecerá el contraste cómico y que al mismo tiempo servirá para que Barbara por vez primera aprenda a “vivir la vida” con experiencias excitantes y encontrando en el aparente taxista y autentico periodista a la persona con la que vinculará su vida. FEEL MY PULSE resulta un producto de poco más de una hora de duración en el que quizá se eche de menos una cierta entidad estructural, pero que en su vertiente como tal film cómico proporciona numerosas secuencias llenas de sentido del humor. Entre ellas cabría citar el viaje de llegada entre la protagonista y el taxista –que tiene una impecable secuencia en la carrera a pie que ella se da en busca de su maletín de medicinas, sorprendiendo al conductor-; el inverosímil “viaje” de esta sobre un río flotando por encima de un pequeño tablón de madera; la borrachera colectiva que se produce entre uno de los “internos” en el hospital y la propia Bárbara –la joven prueba las bebidas que este consume creyendo que son medicinas-; o el propio desenlace del film con una sorprendente secuencia al ralenti entre todos los malhechores afectados por la botella de cloroformo que la joven ha lanzado en defensa desde el piso superior.

Al mismo modo hay que destacar detalles eminentemente cinematográficos como la profundidad de campo que La Cava otorga a los pasillos de este hospital o la secuencia de amedrentamiento que el “doctor” que comanda el hospital –interpretado con eficacia por un joven William Powell- y la llegada del periodista al rescate, provocando una notable credibilidad y dramatismo al instante –estoy seguro que se tomó como referente los films de gangsters que en aquella época tenían tanta aceptación popular-. Por otro lado La Cava ya introduce dos elementos que le acompañaran en buena parte de su filmografía como son por un lado el uso de planos generales en el interior de viviendas mostrando grandes escaleras como elemento dramático y escenográfico. El otro detalle es la definición que ya ofrece en el perfil de esos delincuentes desarrapados que se ocultan en el falso hospital y que con el paso de pocos años configurarán esa galería de personajes acabados y decadentes que poblarán toda su obra.

Finalmente, FEEL MY PULSE brinda una curiosa consideración, ya que se ofrece como una especie de puente –supongo que muchos otros títulos del estilo de aquella época compartirían esta característica- entre la edad de oro del cine cómico y la llegada de la screewall comedy. Y en ello me baso en la química que se establece en el film entre la protagonista femenina y el taxista–periodista que encarna con su habitual galanura el impecable Richard Arlen, cuya descripción como tal personaje me pareció un cierto precedente del periodista interpretado por Clark Gable en la brillante SUCEDIÓ UNA NOCHE (It Happened One Night, 1934. Frank Capra). Es más, esa relación de rechazo atracción entre ambos personajes años después se reiteraba en la celebrada comedia de Capra, uno de los puntales de esa nueva forma de concepción del género y de la que TÓMEME EL PULSO, DOCTOR, se muestra como un tímido y entrañable precedente.

Calificación: 2’5

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