PLATINUM BLONDE (1931, Frank Capra) La jaula de oro
Por mucho que a veces pretendamos alardear de conocimiento de la historia del cine, he aquí que la constancia nos permite en ocasiones llevarnos más de una sorpresa, aunque si estas son moderadamente gratas pese a que nos rompan los esquemas, bienvenidas sean. Este ha sido para mí el ejemplo de PLATINUM BLONDE (1931) –traducida por una vez en su estreno en España de forma bastante más acertada como LA JAULA DE ORO-. Se trata de un primitivo film de Frank Capra –figura con su originario nombre de Frank R. Capra tras comprobar el primitivo anagrama de la Columkbia- que de alguna manera adelanta bastantes de los modos que pocos años después serían característicos de la screewall comedy.
Desde sus primeras imágenes, el film de Capra logra en tono de comedia la ambientación de un rotativo, de donde emergerá el personaje protagonista del film. Se trata de Stew Smith (Robert Williams) un singular periodista caracterizado por su notable lucidez envuelta en constante sarcasmo. Absolutamente abstraído en su trabajo, es enviado por su jefe a la mansión de los Schuyler al objeto de ratificar la historia que acontece con el hijo de la familia –Michael (Don Dillaway)-, que ha tenido que pagar para desembarazarse de una desaprensiva amante, y aunque esta pretende chantajearlo con unas cartas de amor. Allí tiene un encuentro desafortunado con sus inquilinos al lograr con sus estrategias saber la verdad de lo acontecido y al mismo tiempo sentir un cierto flechazo por la hija –Anne (una jovencísima Jean Harlow)-. En una maniobra Smith acude a la casa de la antigua amante que pretendía el chantaje y logra las cartas en litigio, que entrega a Anne. Este hecho de especial nobleza –no quiere cobrar dinero alguno por las mismas-, provoca su admiración y ambos se casarán pese a la oposición de su madre. El enlace supondrá que el periodista tenga que ir a vivir a unas dependencias de la lujosa mansión, en la que nunca se sentirá contento ni libre, pareciendo que se encuentra encerrado en esa “jaula de oro” a la que alude el título español. Evidentemente, todo concluirá en el desengaño personal de Smith al tener que soportar un mundo lleno de apariencia e insustancialidad, reconociendo que verdaderamente su amor se encuentra en su fiel compañera, la periodista Gallagher (Loretta Young).
Como se puede comprobar, nos encontramos con un argumento –donde destacan poderosamente los afilados diálogos de Robert Riskin (ya habitual colaborador del realizador)- y en el que en su tratamiento cinematográfico se exponen diversos elementos posteriormente explotados en otras comedias más célebres. Bien es cierto que PLATINUM BLONDE alberga una cierta pesadez en su desarrollo –sobre todo en su parte inicial-, pero no por ello podemos ocultar que encontramos tras la cámara a un realizador que ya demuestra su posibilidades expresivas, y que se manifiesta en una considerable y atrevida movilidad de la cámara, especialmente en travellings que siguen frontalmente a los actores en el interior de la mansión –hay un momento especialmente brillante en el que Smith se encuentra solo en la misma y salta como un niño sobre el piso de grandes baldosas-. Al mismo tiempo el diseño escénico de los interiores de la misma permite a Capra un juego y utilización de dichos decorados que demuestran una gran modernidad cinematográfica –no olvidemos que nos encontramos en 1931 y prácticamente el cine sonoro estaba dando sus primeros pasos-. En su conjunto ese dinamismo en la realización permite que varias de las circunstancias aparentemente más importantes (como logra el protagonista las cartas, la boda...) acontezcan fuera de campo y con la utilización de constantes elipsis.
Parece claro que a Capra le interesa fundamentalmente plasmar el contraste social existente entre un periodista sencillo y alocado y un entorno adinerado y lujoso caracterizado por la hipocresía y la apariencia. Se trata de un tema que siguió interesando al realizador –muy pocos años después lo volvió a mostrar en la excelente DAMA POR UN DÍA (Lady for a Day, 1933), en mi opinión el mejor de los títulos suyos que he tenido oportunidad de ver-, y que igualmente adelanta posteriores muestras del género tan reconocidas como AL SERVICIO DE LAS DAMAS (My Man Godfrey, 1936. Gregory La Cava). También tanto la redacción del periódico como los personajes característicos que en su entorno se describen, se define como claro precedente de comedias centradas en ese mundo que sería ocioso destacar.
Pero también esta película destaca por la presencia de elementos genuinamente cómicos y una excelente dirección de actores que siempre fue una de las mayores inquietudes del realizador. Una labor en la que resulta especialmente brillante la labor del para mí desconocido Robert Williams –que falleció poco después de este rodaje-, ofreciendo una sorprendente labor en su personaje protagonista, dentro una tipología que llega a ofrecer influencias incluso de Groucho Marx. Es más, la excelente secuencia en la que compañeros periodistas literalmente “inundan” la mansión de los Schyler, no se por qué, pero me pareció un antecedente de la célebre del camarote en UNA NOCHE EN LA ÓPERA (A Night at the Opera,1935. Sam Wood).
Con todas estas situaciones que posteriormente se irán aplicando al género, la divertida descripción de personajes secundarios –la matriarca de la familia, el criado, el director del periódico-, se brinda una película que apela a la autenticidad del individuo y en la que su desarrollo ligero no impide que tenga más mordiente de la que pudiera parecer, y que ha logrado sobrevivir a nuestros días con bastante propiedad. Una brillante comedia, en suma, que habría que tener muy en cuenta –apenas nadie la conoce y referencia- a la hora de ubicar títulos precursores en el devenir de la época clásica del género en el cine norteamericano en la que Capra, afortunadamente, aún tenía mucho que decir.
Calificación: 3
2 comentarios
Juan Carlos Vizcaíno -
Saludos desde España
Alfredo Guevara -