Blogia
CINEMA DE PERRA GORDA

OCEAN’S TWELVE (2004, Steven Soderbergh) Ocean's Twelve

OCEAN’S TWELVE (2004, Steven Soderbergh) Ocean's Twelve

¿Se puede recordar en los últimos tiempos una película más narcisista que OCEAN’S TWELVE (2004, Steven Soderbergh)? La verdad es creo que resultaría muy difícil encontrar un título similar. Y es que si en su momento el producto que le sirve como referencia no logró en mí un excesivo entusiasmo –me estoy refiriendo a OCEAN’S ELEVEN (2001, Steven Soderbergh)-, al menos seguía una trama argumental que se basaba casi exclusivamente en los pormenores del atraco al casino que centraba su argumento –retomado, no se olvide, del referente cinematográfico protagonizado por el clan Sinatra a inicios de los sesenta-. Junto a ello y al mismo desfile de las atractivas estrellas que adornan el film que comentamos, se podía contemplar un más o menos agradable sentido de la ironía y las relaciones que se establecían entre algunos de sus personajes poseían un cierto interés. En resumidas cuentas, un título de discreto entretenimiento rodeado con la presencia de las más lujosas luminarias y “rostros guapos” del cine norteamericano de los últimos años.

A nadie le podía llamar a engaño que con una “constelación” de dichas características, el producto resultante fuera un considerable éxito comercial y que la rentabilidad de la misma –ninguna otra circunstancia hacía necesario el retorno cinematográfico de la “cuadrilla” de Daniel Ocean (George Clooney)- implicara un retorno de dichos personajes. Pero ya se sabe... el dinero es lo importante, incluso para aquellas estrellas que tanto pregonan la integridad de su carrera en la pantalla –y por otro lado se pueden permitir intervenir en cualquier título que desee-.

Fruto de todo ello es este OCEAN’S TWELVE, que se inicia con un prólogo situado en Roma en el periodo en que se desarrolló el título precedente. La secuencia es breve pero irónica y prometedora, y muestra a Rusty (Brad Pitt) en su devaneo con la inspectora de policía, que ingenuamente le detalla como van cercando a un ladrón... que no es otro que él mismo, por lo que escapa de ella de forma sibilina. Lamentablemente, las perspectivas que preconiza este breve inicio muy pronto se diluyen por completo ante dos interminables horas en las que realmente no parece existir guión y el “moderno” Soderbergh demuestra que no es más que un realizador preocupado en aplicar un estereotipado lenguaje muy cercano a los modos publicitarios. Pero todos estos rasgos no inciden más que en servir a las estrellas que conforman el estelar reparto, que lucen sus “numeritos”, “gracietas” y aparecen con sus más sofisticados modelitos. Unos rasgos en los que lleva la palma Brad Pitt, demostrando en todo momento encontrarnos antes con un modelo de lujo que un actor competente, y no pudiendo disimular sin embargo los estragos y ojeras que marca la edad para alguien que desesperadamente está intentando parecer joven a toda costa.

La “excusa” argumental de OCEAN’S ELEVEN se ciñe a una nueva reunión de los personajes que pocos años atrás lograron el robo del casino que comanda Terry Benedict (Andy García). Este los amenaza conminándolos a que les devuelvan su botín –incluidos intereses- y ambos se reúnen de nuevo para intentar otro golpe. El disparato argumento de base ¿por qué tres años después del atraco temen la actitud de Benedict? ¿no era más lógico pensar en eso antes de que el golpe se hubiera efectuado? No es más que al aviso sobre la ausencia de lógica que planea sobre el conjunto de este mediocre film mainstream, en el que a cada momento se introducen arbitrariamente nuevos elementos por intentar insuflar –infructuosamente- de superficial interés a una trama de insostenible inexistencia.

No se puede mantener una película de dos horas de duración como si fuera una auténtica “pompa de jabón”, confiada casi exclusivamente en una hipotética química de las estrellas de su cast, en el vistoso repertorio de modelitos que luce Brad Pitt, en la presencia de pintorescos personajes como el acaudalado ladrón que encarna Vincent Cassel –la secuencia en la que este describe como asalta un objeto muy vigilado burlando casi en forma de ballet resulta una de las cimas del ridículo cinematográfico-, o en la sucesión de incongruencias mal disfrazadas en forma de cajas chinas, que en todo momento escamotean al espectador la posibilidad de un relato al menos coherente.

Que quieren que les diga –y viene esto a la mente por la presencia como guest star de Bruce Willis-, uno se queda antes mil veces con la tan denostada EL GRAN HALCÓN (Hudson Hawk, 1991. Michael Lehmann), que sin duda debería servir como referente de un film festivo y chispeante –con todas las deficiencias que se le pudieran objetar-. En su defecto, OCEAN’S ELEVEN es un mediocre, aburrido y por momentos irritante producto comercial que en nada beneficia las trayectoria de las “luminarias” que en ella participaron, y de la que solo me interesan algunos detalles –uno de los cuales es comprobar que Soderbegh recurra a menos efectismos visuales y de montaje que en OCEAN’S ELEVEN-. Fundamentalmente me parece bastante divertida la recurrencia del personaje de Julia Roberts... interpretando a Julia Roberts –pese a que la argucia de guión rebase los límites de la credibilidad, tal y como sucede con la recurrencia a la presencia de la madre de Linus Caldwell (Matt Damon) para sacar a este de la cárcel-, y no puedo dejar de disfrutar la breve pero carismática presencia del gran Albert Finney, al que el paso de los años solo está permitiendo consolidar su condición de auténtico “monstruo sagrado” de la interpretación –siempre lo he considerado el mejor actor británico de todos los tiempos-.

Como se puede ver, mucho modelito, estrellas por doquier, y mediocridad y aburrimiento garantizado.

Calificación: 1

 

0 comentarios