THE GREAT MAN VOTES (1939, Garson Kanin) [Un gran hombre]
Creo que por encima de cualquier otra consideración, cabe considerar THE GREAT MAN VOTES (1939, Garson Kanin) –nunca estrenada en España y únicamente emitida por televisión bajo el título de UN GRAN HOMBRE- como una película que cuenta con un planteamiento que en manos de John Ford, Frank Capra o Leo McCarey hubiera fructificado en un previsible resultado brillante.
Su argumento –basado de una historia de Gordon Malherbe Hillman, que transformó en guión John Twist- , se centra en la figura de Gregory Vance (John Barrymore), un hombre prácticamente acabado, alcoholizado e incluso objeto de desprecio, aunque este conserva en su personalidad y espíritu un considerable optimismo vital. Pese a su actual situación, Vance tuvo en el pasado una considerable trayectoria académica, siendo incluso el autor de varios libros. Pese a ese pasado, tras la muerte de su esposa se derrumbó su mundo, viviendo y sumiéndose en el trabajo simplemente para cuidar de sus dos hijos –Donald y Joan-. Los dos pequeños tendrán una pelea con el insoportable vástago de un personajillo que goza de cierto predicamento político, por lo que temiendo las represalias, los dos hermanos huirán de su hogar y viajarán hasta la casa de campo de sus tíos.
Para la presencia de mayores inconvenientes en el entorno de Vance, la familia de su difunta esposa reclamarán la custodia de los niños, e incluso perderá su modesto trabajo como vigilante. Pese a ese poco estimulante horizonte vital, le llegará un golpe de suerte al ser utilizado como votante en las elecciones que se celebran en el distrito –la acción se desarrolla en una indeterminada gran ciudad norteamericana-, y que finalmente le llevarán a un alto cargo municipal pese a que –en una pequeña ironía final- confiese entre los suyos que no ha votado al partido que interesadamente lo ha llevado a una relativa fama y un futuro profesional.
Ya señalaba anteriormente que un planteamiento y en un material de base de estas características era muy propicio –por diferentes razones- a los directores antes citados. Y lo que sorprende en este caso es el escaso aprovechamiento que se logra del mismo, dentro de una comedia apelmazada y teatralizante, que en buena medida se pliega al histrionismo de Barrymore, y que en muy pocos instantes logra realmente interesar. Es sorprendente la trayectoria de Kanin como mettreu en scene –previa a su etapa como autor teatral y guionista cinematográfico-, en la que quizá prevalezcan títulos poco distinguidos pero en la que se encuentra la excelente MY FAVORITE WIFE (Mi mujer favorita, 1940) –de la que el propio Kanin al parecer renegaba, y que quizá cabría atribuir en su alcance al talento de Leo McCarey-.
Personalmente solo encontré un par de elementos de puesta en escena dignos de ser resaltados. Por un lado el ingenio con que son dispuestos los títulos de crédito iniciales –insertados en pancartas de manifestantes electores-, y por otro destacar en su singularidad el largo travelling que se ofrece en picado, encuadrando las piernas de los dos hijos de Vance, mientras ellos caminan jugando por las calles y comentan entre ellos. Sin duda un detalle de realización interesante pero que no compensa en el conjunto de una película insuficiente, tediosa, mal desarrollada y finalmente culminada con precipitación. Eso sí, destacar la breve pero contundente presencia de un William Demarest, a punto de convertirse ya entonces en el característico preferido de las inolvidables comedias de Preston Sturges.
Calificación: 1
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