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CINEMA DE PERRA GORDA

THE CURSE OF THE MUMMY'S TOMB (1964, Michael Carreras)

THE CURSE OF THE MUMMY'S TOMB (1964, Michael Carreras)

Película apenas conocida y reseñada dentro del amplio bagaje de títulos producidas por Hammer Films –en España jamás ha sido exhibida y ahora se puede acceder a ella por medio de su edición en DVD-, THE CURSE OF THE MUMMY’S TOMB (1964, Michael Carreras) es una de las escasas películas en las que intervino como realizador uno de los productores del famoso estudio británico. Ello, por supuesto, no avala la calidad del producto, puesto que Carreras nunca se caracterizó –y las referencias apuntan a este extremo- por sus habilidades tras la cámara. Sin embargo, y con todo su cúmulo de debilidades e ingenuidades, creo que nos encontramos con un producto que personalmente destaco por su simpatía, y que se deja ver con ese agrado que lleva parejo una película carente de pretensiones. Es curioso señalar que es una de las únicas tres incursiones de la célebre firma caracterizada de cine de terror, que abordó la temática de la momia. La primera fue la brillante THE MUMMY (La momia, 1959. Terence Fisher), mientras que algunos años después, John Gilling retomó este pequeño mito con THE MUMMY’S SHROUD (1967), de la que poseo referencias ambivalentes, aunque la simpatía que me ofrece la labor de Gilling en aquellos años, me permita intuir un producto al menos interesante.

THE CURSE... cuenta la historia de una expedición a Egipto a principios del siglo XX, emprendida por un grupo de especialistas británicos –patrocinados por Alexander King (el habitual comediante norteamericano Fred Clark)-. El colectivo sufrirá la pérdida de uno de sus componentes al haber encontrado la tumba del príncipe Ra, iniciándose el influjo de la pretendida maldición que recaería sobre todos los que presenciaran el sacrilegio del conjunto funerario. King es un hombre del espectáculo que desea explotar los descubrimientos como una atracción, desoyendo para ello las ofertas que le proporciona el gobierno egipcio. En el traslado en barco del personal y los hallazgos de la expedición, la hija del egiptólogo asesinado –Anette- traba amistad con un acaudalado aristócrata –Adam Beauchamp (Terence Morgan)-, con quien llega a intimar hasta que este le propone casarse con él, lo que conllevaría la ruptura del compromiso de esta con el también egiptólogo John Bray (Ronald Howard). Una vez en Londres, y cuando los pormenores del espectáculo están en marcha, se comprueba la desaparición de la momia de Ra de su sarcófago. A partir de la misma, se sucederán los asesinatos cometidos por este ser, desvelándose el interés de Adam por el entorno de esta presencia sobrenatural, ya que se trata de la encarnación de su hermano, que hace tres mil años auspició su cruel asesinato. Por ello, debe ser eliminado por uno de los representantes de los que pronunciaron su maldición y, con ello, dejar de vagar por la tierra con una vida eterna de la que abomina.

Antes que nada, me gustaría incidir en los elementos que considero menos interesante en el concurso de esta serie B, y que dejan entrever el conjunto de sus debilidades. Estas se centran fundamentalmente en el concurso de su guión –obra del propio Carreras-, que destaca en su escasa progresión dramática –luego veremos algunos ejemplos puntuales-, y que se resiente de la ausencia en su credibilidad como relato -¿Cómo se puede entender que tras la muerte violenta de su padre, Anette aparezca al plano siguiente como si tal cosa? ¿Es creíble la forma rápida con la que Adam traba contacto con Anette? –de un plano a otro aparecen como si se conocieran de toda la vida-. A ello, cabría unir la horrorosa prestación de Jeannette Rolan –que encarna a la egiptóloga Anette Dubuis-, que con su presencia contribuye a arruinar cualquier fotograma en los que aparece en pantalla –y lamentablemente son muchos-. Finalmente, dos objeciones más. Una; la escasa duración del producto –apenas sobrepasa los setenta minutos- impide que algunos de los giros de su historia alcancen suficiente desarrollo, y finalmente la caracterización de la momia resulta bastante pobre, algo que se hace evidente en los minutos finales, que en donde su presencia en pantalla alcanza cierto protagonismo.

Pero con todos estos importantes inconvenientes, sería injusto por mi parte no destacar lo que THE CURSE... tiene de interesante labor de puesta en escena. Con unas notables dosis de clasicismo, Carreras sabe plasmar una planificación basada en el uso del plano largo, en el acierto de los reencuadres, en una utilización interesante del tecniscope, en la evidente carga cromática del relato, en la presencia de una escenografía muy interesante –sobre todo en la que se desarrolla en las escaleras de la mansión de Adam-, en la composición de los planos, que sabe destacar en la disposición de los elementos en primer término que se desean destacar, y en la utilización de una escenografía muy atractiva que ya se describe en los elegantes movimientos de cámara que durante los títulos de crédito nos muestran el tesoro egipcio que será quien protagonice y ejecute la maldición del relato.

El film de Carreras es una muestra más de ese tipo de cine de misterio que incide en una atmósfera victoriana, más que en sus elementos terroríficos. De hecho, la momia que en teoría que protagoniza el producto, no aparece en pantalla con vida propia hasta que han transcurrido cincuenta minutos. Cierto es que es preciso destacar que se trata de ese fragmento final cuando la película alcanza sus secuencias más inspiradas. Desde la previa que describe el robo del medallón con las inscripciones a que es sometido el veterano egiptólogo Sir Giles Dalrymple (Jack Gwillim), hasta la plasmación del asesinato de este, del empresario Alexander King –en mi opinión el momento más inspirado de la película-, el ataque de la momia a Anette y Adam –utilizando un juego de picados y contrapicados muy del estilo del estudio, que valora la presencia del decorado con las sempiternas escaleras-, o la secuencia final desarrollada en las alcantarillas de Londres. Al mismo tiempo, la película describe y en cierto modo desaprovecha la desesperación del personaje que encarna Terence Morgan. Es ahí donde se resiente más la escasa duración de la película, ya que ese deseo que finalizar con su inmortalidad era un apunte que, mejor desarrollado, hubiera conferido un especial aliento trágico a la historia, y que es despachado con excesivo apresuramiento.

De todos modos, no se puede pedir más a un producto esencialmente pobre, que estoy convencido aprovechaba decorados de otras películas previas de la Hammer, pero que al mismo tiempo sabe ofrecer una continuidad con diversos de los rasgos que hicieron grande uno de los estudios más significativos en la historia del cine fantástico.

Calificación: 2

2 comentarios

Carlos Bielsa -

Siento llevarte la contraria pero no son 3 las peliculas que la Hammer dedico a la momia, son 4, te falta "Blood from the mummy's tomb" con la preciosa Valerie Leon.

Luis -

Una película que no alcanza a emular la tradición de su antecesora de 1959, pero que libera ese viejo terror ancestral radicado en un cuerpo momificado, vivificado por una maldición contenida en las palabras mágicas de un medallón.