RETURN TO PARADISE (1953, Mark Robson) Retorno al paraíso
Encuadrada dentro de la amplia producción dentro del género de aventuras practicada en el cine norteamericano en la década de los cincuenta, RETURN TO PARADISE (Retorno al paraíso, 1953. Mark Robson) es un producto construido enteramente en torno a la personalidad de su protagonista, el ya veterano Gary Cooper. Nada hay de malo en ello, en la medida que buena parte de las aportaciones de esta vertiente fueron desarrolladas a partir de las características y singularidades marcadas en las más importantes estrellas –Flynn, Power, Lancaster, Fairbanks, Douglas….-. En cualquier caso, en esta ocasión la propuesta reviste ya de entrada la singularidad de mostrar al protagonista ya dentro de una cierta edad, aunque el desarrollo de la misma se despliegue en dos espacios temporales separados por unos quince años.
RETURN… se inicia con la llegada de Morgan (Cooper) a una pequeña isla de la Polinesia. Se trata de un aventurero honesto pero al mismo tiempo caracterizado por su individualismo. En su nuevo marco vital, desde el primer momento contará con la oposición del pastor Corbett (Barry Jones), un hombre que tiene sojuzgado el territorio bajo su aparente dominio religioso. La confrontación entre ambos caracteres, poco a poco contribuirá a que los nativos contemplen su rebelión contra quien injustificadamente los mantienen dominados física y psicológicamente. Es algo que advertirán al seguir a Morgan en su rebelión individual contra el veterano y dominante religioso, aunque este nunca desee una complicidad con sus habitantes, buscando ante todo una sencillez en su vida y, probablemente, huyendo de un pasado que pretende dejar en un segundo término. Lo que jamás podrá prever –ni desear inicialmente-, es su relación con una joven nativa –Maeva (Roberta Haynes)-, que logrará conquistar con su sinceridad al aventurero. Ese cambio en las actitudes de la isla –incluido en el veterano Corbett-, llevará al protagonista a tener una hija de Maeva, aunque ello llevará a la muerte de la joven y al abandono de la isla por parte del protagonista.
Han pasado bastantes años desde aquella circunstancia, aunque el nombre y la leyenda de Morgan no se hayan olvidado en la isla. Hasta allí regresará este, encontrándose con el recuerdo de los lugareños que aún quedan con vida, y un indeseado encuentro con su hija Turia (Moira Walker), que se ha criado desde su nacimiento en este entorno, convirtiéndose en una hermosa joven. Pese a sus recelos a mostrar ante ella cualquier tipo de apego, las circunstancias y el rescate de unos pilotos norteamericanos, los que llevarán a aflorar en el aventurero su oculto y aparentemente renegado sentimiento de paternidad.
No cabe duda que un producto de las características de RETURN TO PARADISE, casi pedía a gritos un realizador con mayores posibilidades que las ofrecidas por un Mark Robson que, no obstante, logró situar su resultado dentro del interesante nivel del segundo periodo de su filmografía. Su desarrollo navega –sobre todo en sus primeros minutos-, entre las aguas de una cierta blandura y determinado maniqueísmo –sobre todo en la descripción inicial del pastor y sus rasgos cercanos con el fascismo-. Sin embargo, lo cierto es que paulatinamente–y sobre todo centrando la evolución del relato en el personaje encarnado por Cooper-, lo cierto es que dentro de su conciso metraje se logra destilar un relato atractivo –descrito a partir de la voz en off de uno de los personajes que crecerá y madurará a partir de la llegada del protagonista-. Un interés que prende en su desarrollo mediante las pinceladas de sus personajes, dejando en su discurrir interesantes referencias sobre el contraste de culturas –con su confrontación ante su expresión en el sentimiento amoroso-, la intolerancia, el instinto atávico de la paternidad o el contraste entre el individualismo y la fuerza de la colectividad. Nada de ello resulta en sí mismo especialmente novedoso, aunque un título aparentemente inocuo en aquellos años –en plena efervescencia del maccarthysmo-, pueda introducir algunas puyas en dicha vertiente. Pero por encima de estas circunstancias, hay en la película ciertos ecos renoirianos –a mi juicio, la influencia de la cercana THE RIVER (El río, 1951) es manifiesta- y, por momentos, parece que en la placidez de su desarrollo nos encontremos ante una edición americana de aquellas amables comedias inglesas de la Ealing. Dentro de una mirada caracterizada por su aire descriptivo, RETURN TO PARADISE muestra un entrañable equilibrio en su relato, mostrando algunos instantes de rara intensidad, generalmente descritos con elipsis que logran precisamente esa dramatización. Y al hablar de ello, me refiero especialmente al instante que elípticamente nos muestra la muerte de Maeva, ligando lo irremediable de su ausencia con la entrega por parte de Morgan de su recién nacida hija a la población en la que emergió su singular historia de amor con la desaparecida.
Calificación: 2’5
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