SPAWN OF THE NORTH (1938, Henry Hathaway) Lobos del norte
Para todos aquellos que quisieran elaborar una antología del cine aventuras clásicas generadas en el cine norteamericano de siempre, es indudable que se realizara esta de la forma que se quisiera, de un modo u otro la figura de Henry Hathaway debería tener lugar de preferencia, unido a otras figuras como las de Howard Hawks o Raoul Walsh. Puede que Hathaway pudiera ligarse en la comparación en representatividad y extensión a Hawks en su aportación a la aventura cinematográfica en diferentes vertientes, pero ello no le evita su obligada consideración como uno de los referentes ineludibles del género –también lo fue del western o incluso, en menor medida, del cine policiaco-. Son muchos los títulos que avalan esta afirmación, y uno de ellos sería SPAWN OF THE NORTH (Lobos del norte, 1938), en el cual ese aliento y esa sensación de sinceridad cinematográfica puesta en práctica dentro de este vertiente cinematográfica, en sus mejores momentos logra sobrepasar los elementos de producción hasta erigirse como un hermoso canto de amistad, tan frecuente por otro lado en las mejores manifestaciones de la aventura plasmada en la pantalla.
Desde sus primeros fotogramas el film de Hathaway deja bien a las claras su expresión como una historia de amistad, manifestada entre dos caracteres contrapuestos y complementarios. Por un lado nos encontramos con Jim (Henry Fonda), un joven definido en la lógica y el respeto a la sociedad, mientras que en su oposición encontramos a Tyler (George Raft), marcado por su carácter extrovertido y un afán de progresión rápido que le llevará a coquetear con actividades delictivas. Ambos sin embargo han sido amigos desde su infancia y desarrollan sus aventuras vitales en el entorno marino de la captura de peces en la frontera de Alaska. Ante la pantalla rápidamente advertiremos la fuerte relación que une a ambos jóvenes, al tiempo que detectamos la oposición de sus caracteres. En este encuentro en alta mar ya tendrá acto de presencia el siniestro Red (Akim Tamirof), quien más adelante ejercerá como detonante al enfrentamiento de Tyler con su mejor amigo y con el conjunto de la sociedad. Los dos amigos regresarán a la localidad pesquera en la que residen, donde conoceremos las personas que les rodean. Desde Nicky (Dorothy Lamour), la compañera sentimental de Tyler, hasta la foca que acompaña a este y se convierte en un compañero inseparable de todos ellos. En este sentido, el fragmento en el que los dos amigos viven un baño junto a la divertida foca y junto a su vivienda, supone una página llena de sinceridad y placidez cinematográfica. En este sentido, hay que señalar que el desarrollo de SPAWN… se caracteriza por ir evolucionando progresivamente hacia un tono más sombrío, hasta alcanzar una densidad dramática centrada en el desengaño y la oposición que irá nublando la sincera amistad que hasta entonces ha definido la andadura de los dos protagonistas. Cierto es que el género había vivido ya entonces exponentes de esta circunstancias –de la mano de Hawks, sin ir más lejos, con TIGER SHARK (Pasto de tiburones, 1932)-, pero nadie puede negar que pese a cierto apergaminamiento de producción, el film de Hathaway ha logrado mantener despierta la llama de la sinceridad de este enfrentamiento que esconde la expresión de un contraste de modos de entender la vida, el progreso, la libertad y el respeto a la colectividad.
Lo importante a este respecto se centra en la destreza cinematográfica con la que el ya avezado realizador sabe plasmar los conflictos del relato, modular las inflexiones del mismo, y conducir su devenir a través de puro cine. En este sentido, me gustaría destacar por su fuerza secuencias tan revestidas al mismo tiempo de placidez y tensión, como las que describen el encuentro de las diferentes embarcaciones ante el glaciar, y los modos utilizados –cantando en voz alta- para lograr desprender fragmentos del mismo. Momentos tan terribles –dominados además por una elipsis que proporciona el debido dramatismo a la situación- como el encuentro de dos pescadores piratas, que confluye con el traslado de sus cadáveres hasta el salón de la localidad –el cuervo amigo de uno de los muertos lo identificará y se posará encima de su cadáver; la elipsis nos ha evitado contemplar la ejecución de estos por parte de los pescadores-. O situaciones finalmente tan incómodas como el encuentro de Jim ante Tyler, al que acribillará –es impresionante el primer plano sostenido de Fonda-, en un instante definido por su fuerza dramática, o la previa del cumpleaños de Jim, en el que pese a la ausencia de Tyler será un rasgo casi insalvable –y en ello la cámara de Hathaway sabe penetrar en la sensación que dicha ausencia marca en los presentes-, de la cual el deseo latente de Jim no gozará de buen augurio al no verse cumplido en el rito de soplar las velas de su tarta. A partir de un contexto casi irremediablemente tenso, cuanto Tyler ha quedado herido y degradado antre sus compañeros de profesión, tal vez no le quedara más opción que redimirse luchando contra el mayor enemigo de la legalidad en la zona. Ese Red con quien viajará aparentemente a su lado Tyler, pero al que en un momento dado logrará encerrar y dirigir la barcaza hacia los glaciares encaminándose a una muerte segura, y con ello apostando por la colectividad, el progreso y la legalidad, aunque ello lleve a este a sacrificar su propia vida.
El film de Hathaway merece ser destacado a través de otros rasgos quizá no tan determinantes. En este sentido la ya citada configuración de la película y la propia presencia de esa foca probablemente sirvieron para que, algunas décadas después, el realizador retornara una temática similar con la muy divertida NORTH TO ALASKA (Alaska, tierra de oro, 1960), mientras que ese propio animal sería de nuevo utilizado con una presencia llena de llena de frescura en la misma. Y es digno de ser resaltada la presencia de un animal de similares dimensiones en la estupenda THE WORLD IN HIS ARMAS (El mundo en sus manos, 1952. Raoul Walsh). Pero es que además de todo ello, esa lucha entre pasado y futuro tiene también sus adecuados exponentes en los representantes del periódico local, en los que se establecerá lucidez y mordacidad a partes iguales. Lo cierto es que SPAWN… alcanza todos los ingredientes posibles, definiéndose como un relato de ratificación de la amistad en un contexto duro y natural, en el que además el lado optimista de su primer tercio, pronto dejará pasado a un drama psicológico en el que las acusaciones y enfrentamientos llevarán a un inevitable estallido violento.
Sin duda, estamos ante uno de los títulos de aventuras más atractivos de Hathaway en los años treinta, y una película además totalmente representativa de ciertas corrientes temáticas muy practicadas en el cine de aventuras de aquel tiempo.
Calificación. 3
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